“No se verá afectada la importación de comida y víveres”, señaló el diplomático en una breve entrevista telefónica con El Estímulo, desde Bogotá.
«El blanco de estas sanciones, de esta orden ejecutiva que el presidente Trump firmó ayer, no son compañías de Venezuela», dijo el ex Consejero de Asuntos Económicos de Washington en Venezuela, acerca del posible impacto colateral sobre el sector privado.
«No va a impactar la ayuda humanitaria ni la importación de comida ni servicios esenciales. Son para aumentar presiones contra contra el régimen de Maduro, no para dañar al pueblo venezolano», insistió.
«No es un embargo contra el país, el blanco es el gobierno de Maduro. Un embargo es algo más grande», dijo contradiciendo la versión de los sistemas de propaganda oficial de Maduro que hablan de «un bloqueo», muy al estilo de la retórica cubana.
“No tenemos ningún problema con la importación de comida, incluyendo eso que llaman cajas Clap”, dijo sobre los cargamentos de algunos alimentos distribuidos de forma racionada y esporádica por los comités del Partido Socialista Unido de Venezuela, a precios subsidiados y que son casi la única forma de sustento para muchas familias. Estas dádivas son entregadas por el chavismo en un país donde el salario mínimo mensual equivale a poco más de tres dólares y no alcanza ni para comprar un pollo crudo.
Kemp recordó que en efecto sí hay sanciones sobre una red de corrupción que se montó en torno a estas importaciones, encabezada por el empresario colombiano Alex Saab, señalado de ser socio de Maduro, y quien está incluido en la lista de sancionados por el Departamento del Tesoro y el de Justicia de Estados Unidos, a través de la OFAC (la Oficina para el Control de Activos Extranjeros).
«El gobierno de Trump hizo algunas sanciones por corrupción, pero no contra las cajas Clap ni la importación de comida, de víveres», dijo.
“Todas esas sanciones con para poner presión sobre el gobierno (de Maduro), pero no son sobre los comerciantes privados, ni sobre los financieros”, a los que hacen comercio con Estados Unidos, dijo en respuesta a la inquietud de algunos analistas y personas comunes sobre cómo se verá afectada la actividad económica en un país con un fuerte peso del Estado.
“Hemos tenido unas relaciones financieras muy fuertes, de más de 100 años y Estados Unidos apoya al pueblo venezolano y su lucha por una completa democracia, y una economía y un sistema de justicia que funcionen», afirmó.
Especialistas también temen que para las personas ordinarias y empresas se haga más difícil mantener negocios con Estados Unidos, pues los bancos y otras entidades financieras extremarán sus medidas prudenciales regulatorias, por miedo a ser castigados al tropezar con los preceptos de las órdenes ejecutivas con las que se han instrumentado las sanciones contra el régimen de Maduro.
Pero Estados Unidos tampoco puede controlar las acciones de los bancos, admitió Kemp.
Tampoco afectarán las funciones de Organizaciones no Gubernamentales ni afectarán el funcionamiento del gobierno de Juan Guaidó, dijo sobre el presidente del Parlamento (Asamblea Nacional) que es reconocido como presidente interino de Venezuela por unos 59 países hasta tanto haya elecciones libres.
Empresas como Chevron, el gigante petrolero mundial que es socio de Petróleos de Venezuela en varios desarrollos dentro de Venezuela también podrán seguir en el país pese a esta nueva orden ejecutiva que no es retroactiva.
Hace un par de semanas Chevron recibió una prórroga hasta octubre para seguir operando en Venezuela pese a la plena entrada en vigencia de otras sanciones menos severas.
“Hace poco Chevron tuvo una licencia de seguir operando y esta acción de ayer no va a afectar su funcionamiento”, dijo Kemp.
Los negocios petroleros, que durante 100 años habían marcado la relación entre los dos países ya son insignificantes, según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos.
Ahora con esta nueva ronda de duras sanciones se irán al mínimo, y sólo se esperan que queden algunos negocios privados.
En junio las importaciones de crudo de Estados Unidos a Venezuela cayeron a cero, tras alcanzar solo 23.153 barriles en mayo.
En dólares, la factura de junio fue de cero, aunque el anualizado fue de 1.403 millones de dólares, una cifra históricamente baja.