El principal problema actualmente es hacer llegar la ayuda humanitaria y la entrega de bienes de primera necesidad a los 70.000 damnificados, ya que el aeropuerto de Freeport, la capital de Gran Bahama, está completamente destruido, a excepción de una terminal, y los puertos marítimos de acceso tanto en esa isla como las Ábaco no están aptos para recibir grandes embarcaciones.
Un total de 80 personas fueron rescatadas este jueves de las Islas Ábacos por parte de la Guardia Costera estadounidense, la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias y la Agencia de Manejo de Emergencias por Desastres del Caribe.
La entrega de la ayuda y los rescates se hacen principalmente en helicópteros de la Guardia Costera de Estados Unidos, la marina británica y organizaciones de ayuda de las Naciones Unidas y la Cruz Roja, así como a las ONG sobre el terreno.
La primera ministra de Barbados, Mia Motley, así como el primer ministro de Santa Lucía y presidente de la Comunidad del Caribe, Allen Chastanet, llegaron este jueves a Bahamas donde se reunirán con el primer ministro, Hubert Minnis, quien les planteará la ayuda necesaria.
Varios medios locales, que se han convertido en lugar de búsqueda a través de las emisoras de personas que buscan a sus familiares, informaron este jueves que la desorganización del Gobierno para poder manejar la situación le ha desbordado y que pareciera que hubiera un estancamiento en muchas de las zonas afectadas.
El primer ministro de Bahamas admitió este miércoles que enviará fuerzas policiales y de defensa adicionales a Ábaco y Gran Bahama, ya que se han registrado saqueos.
«Se están produciendo saqueos», dijo en una conferencia de prensa, en la que agregó que las nuevas fuerzas mantendrán y buscarán restaurar la ley y orden.
Tras confirmar que la nueva cifra oficial de muertos por Dorian es de 20 y que el número de fallecidos aumentará, señaló que los militares contribuirán a mantener el cumplimiento de la ley y advirtió que cualquier persona que lleve a cabo un acto de pillaje será perseguido y sometido a las leyes.
«No vamos a ahorrar en nada en nuestra ayuda a nuestros conciudadanos, no vamos a parar de trabajar día a día y mes a mes para devolver la normalidad a Ábaco y Gran Bahama. Tenemos que mantenernos unidos», agregó.
Tres días después del paso del huracán aún son visibles en ambas islas las casas bajo el agua, las calles inundadas, los árboles en el suelo e innumerables viviendas destruidas.
Las infraestructuras turísticas, principal fuente de ingreso de Abaco y Gran Bahama, ya no existen.
En este sentido, el primer ministro bahameño dijo que la mejor manera de ayudar al archipiélago en su peor tragedia, es visitar las partes del país que si quedan en pie y no se vieron afectados por el huracán.
Sin embargo, en Ábaco y Gran Bahama «la magnitud de la destrucción es catastrófica, es trágico», declaró por su parte a medios locales y estadounidenses el comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos. Kristopher Ensley.
Desde Puerto Rico el comisionado del Negociado de Manejo de Emergencias y Administración de Desastres, Carlos Acevedo, informó que están preparados, y en la disposición de colaborar y ayudar a las Bahamas en su recuperación.
Sin embargo, indicó que hasta que no logren comunicación directa con el director de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias local, Stephen Russell, no podrán comenzar.
Por otro lado, ya se comenzaron a recibir artículos médicos y de primera necesidad en el área norte del Capitolio, así como en las diversas oficinas senatoriales alrededor de Puerto Rico para ayudar a las víctimas del huracán Dorian.
Los demás artículos de supervivencia, como son agua, medicamentos, enlatados, entre otros, serán entregados directamente a otras instituciones sin fines de lucro.