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Brasil negó violar sus reglas medioambientales en medio de escándalos por deforestación

El ministro de Medioambiente de Brasil, Ricardo Salles, negó que el Gobierno haya violado las reglas medioambientales en el país tras la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro, centro de críticas por el aumento de la deforestación y los incendios en la Amazonía.

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«No se ha tomado ninguna medida de desmonte ambiental, de flexibilización. Brasil sigue tomando las mismas medidas de cuidado ambiental que antes», afirmó el ministro en un evento con empresarios en Sao Paulo.

El Gobierno brasileño ha sido blanco de críticas tras las polémicas y continuas declaraciones de Bolsonaro, quien se ha mostrado partidario de la explotación de la Amazonía y la legalización de la minería en las reservas indígenas.

En ese sentido, las organizaciones medioambientales atribuyen el aumento de la deforestación y los incendios en el pulmón verde del planeta a la retórica antiambiental del mandatario.

Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales, la Amazonía brasileña perdió en agosto 1.698 kilómetros cuadrados de su cobertura vegetal, un área en un 222 % superior a la desforestada en el mismo mes de 2018 (526 kilómetros cuadrados).

Las ong achacan los incendios en la Amazonía a la retórica de Bolsonaro

Los números indican que, pese a que la devastación se redujo con respecto a julio de este año, la destrucción de la cobertura vegetal de la mayor selva tropical del mundo continúa creciendo en su comparación con 2018.

Según los ecologistas, los madereros aumentaron la tala de los bosques y los agricultores la expansión de sus áreas de cultivo en la región, amparados por los discursos desarrollistas de Bolsonaro sobre la Amazonía.

No obstante, el ministro brasileño negó que el Gobierno haya sido condescendiente con los actos criminales en el área ambiental, aunque admitió que hay una presión creciente de quien vive en la Amazonía para producir y prosperar.

Países como Francia e Irlanda han condicionado su apoyo a la ratificación del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea para que Bolsonaro respete los compromisos ambientales que Brasil asumió en el Acuerdo de París.

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