Más de 100.000 rescatistas, incluyendo 31.000 soldados, trabajaron durante toda la noche en el auxilio de personas atrapadas, después de que las lluvias torrenciales causaran corrimientos de tierra y el desbordamiento de ríos.
El gobierno dio cuenta de un balance de 14 fallecidos y 11 desaparecidos, pero la prensa local informó que al menos 35 personas habían perecido y que 11 seguían desaparecidas.
La tormenta, acompañada de lluvias de una intensidad «sin precedentes», sembró la desolación al pasar por el centro y el este de Japón entre la noche del sábado y la madrugada del domingo.
En la región de Nagano (centro), se registraron importantes inundaciones. Un dique cedió, dejando vía libre a las aguas del río Chikuma en una zona residencial en la que las viviendas quedaron anegadas hasta el primer piso.
En Kawagoe, al noroeste de Tokio, socorristas evacuaron en barco a un grupo de personas mayores, algunas en silla de ruedas, de una residencia de ancianos, constató la AFP.
Alrededor de 7,3 millones de japoneses recibieron consignas no obligatorias de evacuación tras los niveles récord de precipitaciones. Varias decenas de miles de personas siguieron la recomendación y fueron acogidas en gimnasios o salas polivalentes donde se les proporcionaron alimentos, agua y frazadas.
La intensidad «sin precedentes» de las precipitaciones hizo que la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) emitiera su nivel máximo de alerta por lluvias, reservado a las situaciones de posible catástrofe.
Hagibis tocó tierra el sábado poco antes de las 19H00 locales (10H00 GMT) y alcanzó Tokio hacia las 21H00, acompañado de ráfagas de viento de hasta 200 km/h, según la JMA.
Carguero hundido
Ya antes de tocar tierra, Hagibis provocó una muerte el sábado en la región de Chiba (en la periferia este de Tokio), donde se halló sin vida a un hombre en una camioneta volcada, según los bomberos.
El balance aumentó con el paso del grueso de la tormenta, que se cobró vidas en la región de Tokio, en el centro y en el noreste del país.
Un carguero con pabellón panameño naufragó la noche del sábado en la bahía de Tokio, causando al menos una víctima entre los miembros de la tripulación. Otros cuatro pudieron ser rescatados, pero siete permanecen desaparecidos.
«El gobierno hará lo máximo», aseguró el primer ministro, Shinzo Abe, quien dijo estar dispuesto a desplegar más tropas.
El domingo por la noche, más de 110.000 hogares estaban sin electricidad.
«El agua en casa subió a un nivel por encima de mi cabeza, lo que hizo que se movieran todos los muebles. Ahora es como una lavadora», contó a la AFP Hajime Tokuda, un residente de Kawasaki (oeste de Tokio).
En Higashi Matsuyama, en la región de Saitama (noroeste de Tokio), los cultivadores de arroz y flores contaban sus pérdidas este domingo, después de que el agua invadiera unos almacenes en los que guardaban las recientes cosechas.
«Nunca habíamos vivido una inundación como esta en la zona», explicó un agricultor que no quiso dar su nombre.
Varios ríos se desbordaron, entre ellos Tama, al oeste de Tokio, que pasa por zonas altamente pobladas.
Las autoridades también liberaron parte del agua de varias represas que amenazaban con desbordarse.
El tifón también obligó a modificar la organización de dos competiciones deportivas celebradas en Japón. Las sesiones clasificatorias del Gran Premio de Fórmula 1 disputado en Suzuka (centro) se aplazaron del sábado al domingo, y tres partidos del Mundial de rugby (el Francia-Inglaterra y el Nueva Zelanda-Italia previstos el sábado, y el Namibia-Canadá del domingo) se anularon.
En cambio, el decisivo Escocia-Japón del domingo, que corría el riesgo de ser cancelado, se disputó finalmente como estaba previsto.
El tifón paralizó también los transportes en la gran región de Tokio, en un fin de semana largo debido al feriado del lunes. Las conexiones aéreas, de tren y las líneas de metro se suspendieron el sábado.
Japón suele verse golpeado cada año por una veintena de tifones. Antes de Hagibis, Faxai dejó al menos dos muertos en septiembre y provocó importantes daños en Chiba.