El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, afirmó este jueves que Brasil decidió abandonar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) por el apoyo que el organismo da a regímenes no democráticos como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
«Brasil decidió suspender su participación en la Celac porque el organismo no venía obteniendo resultados en la defensa de la democracia o en cualquier área. Por el contrario, le daba palco a regímenes no democráticos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua», dijo el canciller en un mensaje que publicó en su cuenta en Twitter.
Araújo explicó en la red social los motivos que llevaron al Gobierno brasileño a anunciar el miércoles que suspendió su participación en todas las actividades de la Celac, que reúne a 33 países de toda América.
La cancillería tan sólo atribuyó su decisión a la falta de condiciones del organismo para actuar adecuadamente en el actual contexto de crisis regional.
Araújo agregó que, pese a su decisión, Brasil está comprometido con la integración regional, pero condicionada a que sea promovida por países democráticos.
«Brasil refuerza su determinación de trabajar con todas las democracias de la región (sea bilateralmente o mediante la OES, el Prosur o el Mercosur) por una agenda de libertad, prosperidad, seguridad e integración abierta», agregó el canciller en Twitter.
Crisis regional
La respuesta de Brasil obedece a una solicitud de México de no abandonar el puesto hecha la semana pasada cuando el Canciller notificó la decisión de abandonar la organización.
En su respuesta, Brasil afirmó que no participaría en las actividades del foro por no «considerar que estén dadas las condiciones para la actuación (apropiada) de la Celac en el actual contexto de crisis regional», y agregó que no suscribirá ningún documento, agenda o propuesta de trabajo que surja de las reuniones ministeriales del organismo.
La Celac, uno de los principales foros de concertación política de América Latina, nació en febrero de 2010 integrado por 33 países de Latinoamérica y El Caribe.
El organismo, que agrupa a prácticamente todos los miembros de la OEA con excepción de Estados Unidos y Canadá pero con presencia de Cuba, fue una iniciativa del entonces presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los principales rivales políticos del actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro.
El Gobierno de Bolsonaro también abandonó la participación de Brasil en la Unión de las Naciones Sudamericanas (Unasur), así como lo hicieron países como Argentina, Chile, Colombia, Perú y Paraguay, y optó por integrarse al Foro para el Progreso de Sudamérica (Prosur).