La neumonía de Wuhan, causada por un tipo de coronavirus surgido en esa ciudad china en diciembre, superó a la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS, en su acrónimo inglés) de 2003 en número de muertos: por lo menos 813 personas fallecieron a consecuencia de la primera, por los 774 de la segunda.
En su último informe, publicado por la Comisión Nacional de Sanidad de China indicó que 811 personas habían sucumbido a la enfermedad en la China continental, mientras que otras dos personas (una en Filipinas y otra en Hong Kong) murieron por el mismo motivo en los últimos ocho días.
Esto sitúa la cifra de víctimas del coronavirus 39 fallecimientos por encima de los registrados por el SARS, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y el margen entre ambas epidemias podría seguir creciendo, ya que las autoridades sanitarias precisaron hoy que hay diagnosticados al menos 6.188 casos graves.
En cuanto al número de contagios, hace días que el coronavirus superó al SARS. Este domingo había identificados 37.198 casos solo en la China continental, mientras que la epidemia del SARS contagió en todo el mundo a 8.096 personas.
Mismo origen geográfico, distinto impacto mundial
A pesar de que tanto la el coronavirus como el SARS tuvieron su origen en China (en Wuhan, el primero; en Cantón, el segundo), la distribución geográfica de las muertes es radicalmente distinta.
Con el SARS, 349 personas perdieron la vida en la China continental, por las 299 de Hong Kong, las 43 de Canadá, las 37 de Taiwán y las 33 de Singapur, por mencionar solo los lugares más afectados, siempre de acuerdo a las cifras de la OMS.
Sin embargo, en esta ocasión, el coronavirus cegó 811 vidas en la China continental (la mayoría de ellas, en la provincia centro-oriental de Hubei, de la que Wuhan es capital), una en Filipinas y otra en Hong Kong.
Ambas epidemias sí andan parejas en el número de países afectados, por lo menos hasta el momento: una treintena, aunque en el caso del coronavirus en la China continental, ésta acumula en torno a 99 % de los casos de todo el mundo.
A diferencia del SARS, la epidemia del coronavirus sí ha sido declarada emergencia internacional por la OMS, que ha recalcado que no tomó la decisión por lo acontecido en China, sino por el efecto que podría tener en países en desarrollo que no cuenten con las medidas sanitarias de contención necesarias.
Escasea el material preventivo
Y aunque el gobierno chino insiste en que ellos sí tienen un sistema de contención fuerte (los nuevos casos de contagios registrados fuera de Hubei siguen en descenso, por ejemplo), lo cierto es que el suministro de elementos básicos en la lucha contra la enfermedad como mascarillas o trajes de protección siguen escaseando.
Así, la Comisión Nacional de Sanidad destacó que continúa habiendo un desajuste entre la demanda de estos materiales y su producción, por lo que emitió unas directrices para el uso razonable del material de protección médica.
La Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo, dependiente del Consejo de Estado (el Ejecutivo chino) admitió estas carencias durante una rueda de prensa celebrada en Pekín este domingo, por lo que está presionando a los fabricantes para aumentar la producción, y les prometió no solo ayudas financieras, sino también en términos de licencias, materias primas o instalaciones.
Entre los objetos cuya necesidad es más apremiante: trajes y gafas protectoras, mascarillas, equipos de análisis y detección, termómetros y medicamentos para combatir la enfermedad.
En este mismo sentido, las autoridades de la capital china prohibieron a los funcionarios utilizar mascarillas del modelo N95, las más demandadas por su seguridad por los servicios sanitarios, de manera que se garantice el suministro de éstas a trabajadores del sector médico, según el diario estatal Global Times.
Mascarillas improvisadas
«No todo el personal sanitario tiene material de protección», asegura un universitario de Wuhan que solicita el anonimato.
«Nosotros nos ponemos mascarillas cuando salimos a la calle. Como las N95 escasean, usamos mascarillas quirúrgicas normales y dejamos las N95 para los médicos», apunta, y agrega que tanto las mascarillas como líquidos desinfectantes no se encuentran «desde hace mucho» en las farmacias de Wuhan, epicentro del brote y en cuarentena «de facto» desde el 23 de enero.
«He visto a gente con mascarillas caseras hechas con toallas o peladuras de fruta», apostilla el joven.
Reacciones a la muerte del doctor Li
Por otro lado, continúan las reacciones a la muerte del doctor Li Wenliang, fallecido en la madrugada del viernes a consecuencia de la neumonía de Wuhan, que contrajo durante el desempeño de su profesión en el Hospital Central de Wuhan.
A finales de diciembre, Li había alertado a unos colegas de profesión de que extremaran las precauciones ya que había sabido del diagnóstico a unos pacientes de un nuevo tipo de neumonía similar al SARS, pero la Policía de Wuhan detectó su mensaje en las censuradas redes chinas y le reprendió por «difundir rumores».
Su muerte, más de un mes después y por el mismo virus sobre el que él intentaba avisar, desató una inmensa oleada de indignación y críticas contra el Gobierno, y en las últimas horas ha emergido un vídeo en el que la madre del médico reclama respuestas a los interrogantes que plantea la historia de su hijo.
«No nos quedaremos bien si no nos dan una explicación», asegura la mujer, citada hoy por el diario hongkonés South China Morning Post.