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Sahar Jodayari, símbolo de igualdad que sacrificó su vida

Jodayari se inmoló frente a la oficina del Poder Judicial después de ser detenida por intentar entrar a un campo de fútbol disfrazada de hombre. Su muerte escandalizó a la sociedad y se pidió la apertura de este tipo de eventos a las mujeres

Jodayari se inmoló en Irán. Las mujeres finalmente pueden entrar a los estadios
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El 9 de marzo se cumplen seis meses de la muerte de Sahar Jodayari. La iraní de 29 años de edad es un símbolo  de la lucha por la igualdad de la mujer.

Jodayari se inmoló frente a la oficina del Poder Judicial después de ser detenida por intentar entrar a un campo de fútbol disfrazada de hombre.

Conocida en su país como «la chica azul», por los colores de su equipo, el Esteghlal de Teherán, Sahar Jodayari falleció por las quemaduras que tuvo en 90% de su cuerpo al prenderse fuego. La mujer se inmoló al saber que sería condenada por el intento de entrar al estadio.

Su muerte generó importantes reacciones y permitió abrir puertas para que las mujeres de su país, y otras naciones entraran libremente en un campo de fútbol. Un derecho que no se le garantiza en muchas naciones, en especial de Medio Oriente predominantemente islámico.

Discriminatorio

En marzo de 2019 la policía de Teherán detuvo a Sahar Jodayari cuando intentaba entrar al estadio Azadí para ver a su equipo. Iba vestida de hombre y por eso pasó dos días en la cárcel de Gharchak.

Tras su muerte la ONU y organizaciones pro derechos humanos alzaron la voz contra la situación discriminatoria para la mujer en Irán. También lo hizo la FIFA, el organismo que rige el fútbol mundial con 211 federaciones asociadas, entre ellas la iraní, pero dio un paso más y actuó.

Intervino para que las mujeres en Irán pudieran entrar al campo a ver el partido entre las selección iraní y la de Camboya el 10 de octubre. Para comprobarlo desplazó a Teherán una comisión que supervisó los preparativos y el desarrollo del mismo.

Desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, Irán es el único país que mantiene este tipo de prohibición para las mujeres en el fútbol.

Solo había hecho alguna excepción en partidos en los que permitió el acceso a las que eran familia de jugadores, a diplomáticas o a empleadas de la Federación Iraní.

Separadas

La apertura de puertas en el Irán-Camboya, de clasificación para el Mundial 2022, restó trascendencia al 14-0 con el que terminó el encuentro. Sin embargo fue todo un símbolo, aunque hubo limitación de entradas por género -4.600 para mujeres de 78.000, según organizaciones como Human Rights Watch (HRW) y Open Stadiums-. Aún así las mujeres ocuparon cinco sectores de las gradas, separadas de los hombres.

Tampoco se mezclaron hombres y mujeres periodistas, ya que las últimas que intentaron acreditarse como cámaras de televisión o fotógrafas no pudieron hacerlo para evitar su presencia junto a los hombres en el campo.

Las limitaciones existieron, pero el foco estuvo en las puertas del estadio abiertas para aquellas que acudieron libre y voluntariamente a un partido de fútbol.

También Arabia Saudita

El gesto o el paso hacia cierta apertura dado en Irán también se vio después en Arabia Saudita, un país donde la prohibición de acceso a los campos de fútbol para la mujer no es absoluta pero sí hay condiciones.

Fue con la Supercopa de España en Yeda, una competición que la Federación Española decidió celebrar allí y que defendió, entre otros argumentos, con el mensaje de la UEFA de utilizar el fútbol como elemento de integración en países donde hay limitaciones.

Las mujeres en Arabia pueden entrar a los campos, pero deben hacerlo en familia, con sus maridos, nunca por su cuenta en la zona habilitada para el público masculino, siempre en su espacio.

En enero, la primera semifinal de la Supercopa española entre Valencia y Real Madrid, contó con mujeres que actuaron como voluntarias, con túnica negra y velo. También con público femenino, escaso en número pero grande por poder asistir libre y voluntariamente como habría querido hacer Sahar Jodayari, que abrió puertas con su muerte.

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