Comenzó a toda velocidad y se topó con el Congreso. En su primer mes en el poder, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha firmado un récord de decretos y devolvió la calma a Washington, pero también ha tenido que asumir que no será fácil aprobar sus planes más ambiciosos.
Biden cumple este sábado un mes en la Casa Blanca con un récord bajo el brazo: es el presidente que ha emitido más órdenes ejecutivas en la historia moderna de Estados Unidos, con al menos 31, una más de las que firmó el mandatario al que considera su gran referente político: Franklin Delano Roosevelt (1933-1945).
La mayoría de esos decretos, a los que se suman otra veintena de medidas unilaterales, se concentraron en los primeros diez días de mandato de Biden, que quiso actuar de forma fulgurante para frenar en seco muchas prioridades de su predecesor, Donald Trump, y girar el timón del Gobierno hacia políticas más progresistas.
«Llegó con un abanico de órdenes ejecutivas para deshacer todo el daño que causó la Administración de Trump, pero sabe que es importante ir más allá de eso», dijo a Efe una portavoz de la Casa Blanca, que pidió el anonimato.
Lo difícil
Sus planes más ambiciosos, como su propuesta de 1,9 billones de dólares para rescatar la economía de los efectos de la pandemia y su reforma migratoria, dependen de la cooperación de un Congreso donde los demócratas tienen una mayoría tan estrecha que será casi imposible aprobar leyes sin la colaboración de los republicanos.
Antes de su llegada al poder el 20 de enero, los asesores de Biden estudiaron los 100 primeros días de Roosevelt como modelo a seguir, pero hay una gran diferencia entre el Washington de hoy y el que acogió en la década de 1930 a ese presidente, que firmó 15 leyes en sus tres primeros meses para sacar al país de la Gran Depresión.
«Roosevelt gobernó con mayorías demócratas enormes en el Congreso, e incluso algo de apoyo entre la minoría republicana. Biden tiene las mayorías más estrechas posibles, y es improbable que casi ningún republicano vote por sus políticas», recordó a Efe un historiador presidencial en la Universidad de Albany, Bruce Miroff.
Eso implica que Biden tendrá mejores perspectivas de aprobar los puntos de su agenda que generan consenso en el país, como el paquete de rescate económico, que los que se perciben como más «progresistas», como la reforma migratoria y otros temas sociales, opinó Miroff.
Tres prioridades
Aunque la polarización en el Congreso ha obligado al Gobierno de Biden a aceptar que muchos cambios no llegarán tan rápido como les gustaría, la Casa Blanca insiste en que no ha mermado su sentido de urgencia, especialmente en lo relativo a la campaña de vacunación contra la covid-19 y el rescate de la economía.
En ese último punto, ya hay fecha límite: la Casa Blanca quiere que el Congreso lo apruebe antes del 14 de marzo, cuando caducan ayudas clave para el desempleo, y todo apunta a que los demócratas recurrirán a una maniobra legal para poder aprobar el paquete en el Senado incluso si no cuentan con apoyos entre los republicanos.
Biden también necesitará la ayuda del Congreso, así como de los sindicatos de profesores, para la segunda gran prioridad de sus primeros 100 días, que terminan el próximo 30 de abril: lograr que vuelvan a abrir la mayoría de las escuelas que enseñan a menores de 14 años, ahora cerradas debido a la pandemia.
En cuanto a la campaña de vacunación, Biden va camino de cumplir su promesa de administrar al menos 100 millones de dosis en sus primeros 100 días en el poder, y ha alcanzado una media de 1,5 millones de vacunas administradas al día en el país, según la Casa Blanca.
«El Gobierno está avanzando mucho en cuanto a la distribución de las vacunas, teniendo en cuenta lo poco preparado que estaba todo cuando llegaron al poder», aseguró a Efe Alasdair Roberts, profesor de Políticas Públicas en la Universidad de Massachusetts.
La gran distracción
Para Biden también ha sido frustrante que el juicio político por el asalto al Capitolio, que terminó hace una semana con la absolución de Trump, absorbiera casi todo el tiempo del Senado y la atención de Washington durante parte de su primer mes.
«Eso ha retrasado la confirmación de algunos de los nominados de su gabinete», observó para Efe Karen Hult, experta en la Presidencia estadounidense en la universidad de Virginia Tech.
Hasta ahora, el Senado solo ha confirmado a 7 de los 23 nominados para el gabinete de Biden, con ausencias tan notables como los candidatos a secretario de Salud o de Justicia; frente a los 11 que se ratificaron tanto durante el primer mes de Trump como durante el primero de Barack Obama (2009-2017).
Twitter con cuidado
En el plano internacional, Biden ya ha tomado medidas importantes como el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París sobre el clima, y ha asegurado a los aliados más preocupados por el aislacionismo de Trump que su Gobierno está dispuesto a implicarse de nuevo en la escena global, incluida la lucha contra la pandemia.
El caos que marcó el primer mes de Trump en el poder ha brillado por su ausencia en el mismo periodo de Biden, aunque su Casa Blanca sí ha tenido que afrontar un pequeño escándalo, el generado por un portavoz que tuvo que renunciar después de amenazar a una periodista que iba a publicar información sobre su vida sentimental.
Y atrás quedaron los tuits con anuncios rompedores que definieron la Presidencia de Trump: la cuenta de Biden en Twitter, @POTUS, solo emite cuidados mensajes con posturas ya expresadas por su Gobierno. La mayor sorpresa es una aparición de sus perros, Champ y Major, o un video sobre la rutina matutina del nuevo mandatario.