La masiva inmigración venezolana en Perú se convirtió en tema de discusión en la campaña electoral rumbo a los comicios presidenciales y legislativos de abril, y algunos candidatos amenazan con recurrir a deportaciones masivas en caso de llegar al poder.
Varios abanderados presidenciales critican que el país acogiera a un millón de venezolanos desde 2017 y los culpan por un supuesto aumento de la delincuencia, aunque el problema de la inseguridad no es nuevo en Perú.
«Los peruanos estamos hartos de la agresión de extranjeros que están haciendo sicariatos, asesinatos o robos menores», afirma el candidato ultraconservador Rafael López Aliaga, en un video de campaña.
«La gente está pidiendo a gritos expulsar a venezolanos que están delinquiendo en nuestro país», agrega.
El postulante de centroderecha, Daniel Salaverry, promete que si gana las elecciones el 11 de abril va a «deportar y a expulsar a cualquier extranjero que esté en Perú de manera irregular o ilegal».
Los militares van a «agarrar a cualquier extranjero que no tenga regularizado su tema migratorio […] Los subiremos en un barco y los bajaremos en el primer puerto que encontremos fuera del país», agrega este aliado del exmandatario Martín Vizcarra (2016-2018).
Para Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi, el ataque a los migrantes es una «fórmula simplona de campaña para buscar votos» en un tema que, apunta a AFP, no es el principal para los electores, más preocupados por la crisis sanitaria y económica.
Llegan los camiones
En 2017 el presidente Pedro Pablo Kuczynski abrió las puertas a los venezolanos que huían de la crisis en la nación petrolera: llegaron más de un millón. Según la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, ahora el 65% está en situación vulnerable, debido a la crisis sanitaria, económica y política que vive Perú desde 2020.
Aunque la ola migratoria se detuvo antes de que la pandemia irrumpiera en Perú hace un año, el candidato de centroderecha George Forsyth -nacido en Caracas, de padre peruano y madre chilena- asegura que los venezolanos siguen llegando masivamente al país.
«Camiones de extranjeros entran por la frontera de Tumbes [desde Ecuador]. «¿Dónde esta el Estado para defender al peruano?», afirma el popular exfutbolista, sin aportar pruebas.
De acuerdo con ACNUR, nueve de cada 10 venezolanos en Perú ingresó legalmente, pero ahora el 53% no tiene permiso de residencia o lo tiene caduco.
La polarización
La venezolana Janet López cuenta que «hace tres años era diferente la situación», pues recibían mejor trato de los peruanos.
«Ahora con la venida de mucha delincuencia de venezolanos, todo el panorama cambió, porque ahora nos catalogan de que todos somos iguales», dice a la AFP esta vendedora ambulante de golosinas de 44 años.
ACNUR estima algo similar, señalando que en 2018 los migrantes venezolanos que se sentían discriminados eran un 30% pero ahora son 55%.
Y esto no puede separarse de la campaña electoral, según la agencia de Naciones Unidas.
«Estamos ante un período de elecciones y los comicios aquí y en cualquier otro país generan momentos de polarización. Son momentos en que muy fácilmente se puede usar la situación migratoria o de los refugiados para posicionarse» políticamente, dice a la AFP Regina de la Portilla, responsable de información de ACNUR en Lima.
La candidata izquierdista Verónika Mendoza también considera que hay un uso electoral de los migrantes.
«Hay quienes están azuzando el odio y el miedo a todo lo extranjero para sembrar caos y miedo, para distraer de los verdaderos responsables de la crisis», dijo Mendoza en una entrevista radial, aunque subrayó que en su gobierno habría «filtros» para evitar el ingreso de personas con antecedentes penales.
En esta coyuntura, muchos migrantes han sido testigos de conductas xenófobas.
«Mucha gente a veces te mira feo, hay gente que a veces me ha dicho cosas, pero de 100 personas dos son esas personas que son xenofóbicas», cuenta Antonio Bastidas, de 25 años, que trabaja en ocasiones desinfectando autobuses en la calle.
Urgencia
De la Portilla subraya que «los venezolanos son conscientes de que no todas las personas peruanas discriminan contra ellos». Y en cambio para algunos migrantes un problema más urgente es el empleo.
«Más que todo hay problemas en tener trabajo», dice a la AFP Alexander Mejías, de 23, quien vive en las calles de Lima. «Con la xenofobia no, aunque sí he tenido paisanos con problemas con la xenofobia».
Para López, la vendedora ambulante, su situación económica se ha vuelta tan precaria, dice, que planea con su esposo y su hija de 12 años volver este año a su país, aunque «todo está peor allá».
Pero según ACNUR esa porcentaje es «mínimo».
«Hay muy pocos contemplando regresar a Venezuela», explica De la Portilla. «Por lo regular es porque tienen un familiar muy grave o porque la situación aquí se ha vuelto tan insostenible que nos dicen que prefieren morir en Venezuela», dice.
Y agrega: «Para la gran mayoría la solución actual es la integración».