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Isabel II y Victoria, dos reinados similares para la historia

Isabel y Victoria compartían "una fe cristiana realista y liberal", escribió Richard Chartres, antiguo obispo de Londres, en la revista Spectator de esta semana

Reina Isabel y Reina Victoria
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Isabel II y su tatarabuela Victoria, las monarcas más longevas de Gran Bretaña, llegaron de manera inesperada al trono cuando eran jóvenes, pero se mantuvieron firmes en épocas de cambios dramáticos.

Cuando nacieron, tanto Victoria como Isabel tenían pocas probabilidades de heredar la corona.

Sin embargo, ambas mujeres aceptaron el papel que se les asignó y se convirtieron en matriarcas nacionales muy queridas.

El estilo monárquico de Isabel estuvo directamente inspirado en el de su ilustre antepasada.

Tanto Isabel como Victoria eran «mujeres excepcionalmente concienzudas y de mentalidad fuerte, decididas a hacerlo de la forma más correcta posible», explicó a la AFP el escritor Andrew Gimson.

En el funeral de Estado de Isabel, el lunes, su féretro será transportado en el mismo carruaje de armas utilizado en el funeral de Victoria.

Isabel reinó durante 70 años y 214 días, siendo la primera soberana británica en celebrar un jubileo de platino.

El reinado de Victoria duró 63 años y 216 días, un récord sólo superado por Isabel II, el 9 de septiembre de 2015.

La reina no conmemoró la ocasión, limitándose a inaugurar una línea férrea en Escocia, pero llevando, eso sí, un broche de diamantes que había pertenecido a su tatarabuela.

Dijo entonces que no era un hito «al que hubiera aspirado» nunca.

Expansión y contracción británica

Victoria subió al trono en 1837, poco después de cumplir los 18 años, y reinó hasta su muerte, a los 81 años, en 1901.

Isabel nació en 1926, reinó desde 1952, cuando sólo tenía 25 años, y murió a los 96.

«El trono al que accedió Isabel siguió siendo reconociblemente la institución imperial en la que se había convertido en las últimas décadas del reinado de Victoria», escribió el sábado David Cannadine en el periódico The Guardian.

Pero los temas del reinado de Isabel «fueron la desvictorianización de Gran Bretaña y la reducción de su imperio», escribió.

Victoria prestó su nombre a una época de invenciones y descubrimientos, así como a una visión moralista de la vida.

La Era Victoriana vio a Gran Bretaña en su apogeo, con grandes avances industriales, científicos, culturales e imperiales.

En comparación, el reinado de su tataranieta se ha descrito como una segunda era isabelina, marcada por la transformación de Gran Bretaña desde las cenizas de la Segunda Guerra Mundial en una nación diversa y menos deferente, que se desprendió de su imperio de forma mayoritariamente pacífica.

La «rectitud moral» de Victoria

Única hija del príncipe Eduardo, cuarto hijo del rey Jorge III, Victoria nació quinta en la línea de sucesión. 

Pero los sucesores de su abuelo, sus tíos Jorge IV y Guillermo IV, murieron sin tener hijos legítimos y, huérfana ya de su padre Eduardo, Victoria heredó la corona.

La joven reina se propuso cambiar el funcionamiento de la monarquía. «Victoria se integró en esta nueva moral de la clase media, la rectitud moral que estaba surgiendo en la década de 1830», dijo Gimson.

Cuando se convirtió en reina, fue asesorada por el primer ministro, el vizconde Melbourne.

En 1840 se casó con su primo hermano alemán, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha.

Cuando Alberto murió en 1861, se sumió en el luto y desapareció de la vista pública durante muchos años.

Ciudades, regiones, montañas, lagos, calles, plazas, edificios y monumentos en todo el mundo llevan su nombre.

Isabel compartía un estilo «sin pretensiones»

El tío de Isabel, Eduardo VIII, sin hijos, se convirtió en rey en 1936, pero se vio obligado a abdicar ese mismo año para casarse con la estadounidense Wallis Simpson, dos veces divorciada. 

Su padre se convirtió entonces en el rey Jorge VI y ella en su heredera.

Tras una juventud más bien recluida, Isabel se casó con el príncipe Felipe, su primo segundo.

Winston Churchill –que entró en el parlamento en 1900– fue el primero de sus quince primeros ministros y su mentor.

Ella también se basó en un sentido del deber cristiano.

Isabel y Victoria compartían «una fe cristiana realista y liberal», escribió Richard Chartres, antiguo obispo de Londres, en la revista Spectator de esta semana.

Tras la muerte del príncipe Felipe en 2021, la salud de Isabel se deterioró y realizó pocas apariciones públicas.

Vastas zonas de la Antártida han sido bautizadas con el nombre de Isabel, una línea de metro, islas en Canadá y el mayor buque de guerra británico de la historia.

Las torres de los extremos del Parlamento llevan los nombres de Isabel y Victoria.

Al igual que Victoria, Isabel será enterrada en Windsor, al oeste de Londres.

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