Deportes

La complejidad de las formas yace en la simpleza del juego

Siempre he sentido antipatía por los juicios sobre las formas o rendimientos de los equipos en periodos de tiempo muy cortos. Así como determinar de buenas a primeras el planteamiento de un juego puntual sin tener en cuenta los factores externos que influyen en el planteamiento mismo, los cuales pueden alterar la idea para ese partido en particular. En fin, para dar una evaluación de un equipo en un juego, o un proceso de trabajo en un periodo de tiempo muy corto prefiero hacer una evaluación a partir de las tendencias. Así evaluaremos a la Vinotinto.

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POR: RICARDO ANDREUTTI

La tendencia es la inclinación o disposición a suceder algo, o el comportamiento de un agente de una manera determinada. Este concepto me permite extenderme en tiempo para recolectar – consciente o hasta inconscientemente – más datos que me acerquen a una crítica más objetiva. Cuando analizo el planteamiento de un equipo, como espectador, me doy un margen de 15 ó 20 minutos de juego para generar una opinión a través de esa tendencia de juego en ese periodo determinado. En este contexto, analizaré a la selección venezolana, empezando con los atacantes y finalizando con el portero.

La pareja de delanteros o jugadores más ofensivos han sido siempre de características diferentes, complementándose entre sí. Si bien Josef no es un delantero puro, Salomón no tiene complejos en cederle espacio en las diagonales, que lo han dejado mano a mano con el portero en diferentes encuentros. Ambos hacen un desgaste importante en lo defensivo, procurando estar siempre de frente a la pelota para no permitir una salida limpia a los volantes rivales que actúan en la primera línea. A la hora de la salida, “Salo” es opción para pivotear de espalda para descargar cuando es una salida en largo. Esto, no sin antes tener como prioridad la salida por el piso, convirtiéndose Josef en una opción más para recibir como un volante ofensivo y generar juego. El hecho de jugar con 4 en la zona media, pareciera que beneficiara al jugador del Torino para que, con mucha libertad, se asocie con el volante más próximo a su posición.

Si pensamos en el medio campo no podemos visualizar una mera figura geométrica inamovible. Ha sido un acierto de Rafael Dudamel asociar los elementos que se complementan, convirtiendo así esa línea en variaciones escalonadas. La tendencia pues ha sido colocar dos volantes ofensivos de distintas características. Tenemos un jugador muy vertical como Peñaranda, que no se pierde en esfuerzos individuales por el equilibrio de Figuera, jugador con muy buen ida y vuelta para esa posición. Aunado a esto, la otra tendencia de Guerra es buscar el medio, juntando así un bloque para jugar o presionar, contando con e equilibrio a Tomás Rncón. Igual sucede con el otro sector. Cuando “El Lobito” es más conductor, el recorrido largo por la banda lo hace Rosales o Alexander Gonzales, Allí, el equilibrio es tarea de Figuera.

Lo que más me ha impresionado de la zona de volantes es que muy pocas veces ha sido vulnerada, y se trata de la zona más crítica. Se han visto muy sólidos Rincón y Figuera, porque frecuentemente se ha generado mucha superioridad en ese sector a la hora de defender. La única falla se pagó con un golazo de Jesús Corona. Fue una genialidad del mexicano, muy poco hay para reprochar. En este punto es donde comienza el éxito de la solidez defensiva de la Vinotinto. ¿Recuerdan cómo Cavani tuvo que irse a una banda para conseguir la pelota?, eso es un ejemplo.

Llegando a la zona de defensa me gustaría traer a colación el concepto de juego asociado. Jugar asociado no es juntarse para tocar la pelota solamente, también es crear superioridad numérica para defender a través de de triángulos defensivos, donde el marcador centrales  la arista principal. Para mí, esta es la respuesta a por qué Vizcarrondo ha tenido tanto éxito en sus clubes a nivel internacional. Es muy inteligente en esa figura. Con Rolf, un defensor de raza, se ha ganado seguridad en el sector izquierdo. Como consecuencia, el volante ofensivo con más recorrido va a jugar en ese sector, entendiendo que ese esfuerzo para generar juego tendrá la recompensa de un defensor más fuerte. Así, Wilker Ángel, Alexander Gonzales o Roberto Rosales se sienten respaldados. Siendo ellos los laterales de mayor proyección aprovechan el dinamismo del central del Deportivo Táchira porque es capaz de cubrir sus espaldas, yendo más a los costados que un central común. Más allá de tener el mejor juego aéreo, Wilker es un central con mucha clase y, lo mejor, bastante futuro.

Cuando tienes un bloque que procura ser muy fuerte en el núcleo del campo, procurando superioridad numérica, naturalmente las bandas se debilitan en número, simplemente en número. Reitero la frase porque entiendo que es la zona del campo a donde se quiere llevar al rival y ha funcionado. Por supuesto, si es ese el lugar más expuesto la principal vía para generar peligro del contrario es a través de los centros. Voy más allá, la línea de defensores procura defender en cancha propia no muy lejos del arco, con ello disminuye los riesgos de la pelota al espacio, o si termina el rival tirando centros. Acá es donde aparece la figura de Dani Hernández y encontramos la explicación de porqué Baroja no es el titular, independientemente de los gustos. Hernández ha impuesto su metro noventa y seis de estatura en cada centro y ha mostrado una gran solvencia con las pelotas cruzadas. Sumemos a esto el apoyo de “Vizca” y Wilker (sí, hasta con el portero hay juego asociado). La sobriedad de Dani le da el título del portero menos batido en la primera fase de la copa.

Hoy, la tendencia del juego vinotinto ha sido el equilibro y complemento entre sus líneas y el bloque compacto. Las zonas del campo donde se apuesta a ganar siempre se han ganado. No hay complejos en utilizar la transición como un arma fuerte. Con esta herramienta se ha generado muchos mano a mano. Las sustituciones de los entrenadores siempre traen mensajes, y Dudamel no ha realizado ninguno con tendencia defensiva; se dio el lujo de cambiar a Figuera por Seijas, un hombre de corte más ofensivo estando arriba en el marcador. Esto el jugador lo percibe. Existe un clima de mayor frescura producto de un cambio avalado por los resultados. La Vinotinto ha sabido manejar el resultado a favor gracias a unos niveles de concentración muy elevados. En conclusión, la complejidad de las formas yace en la simpleza del juego de Venezuela. Eso es lo que más me ha llamado la atención.

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