Migración

Inversión en migrantes venezolanos se revertirá a favor de países de acogida ¿Cuál es el reto?

El estudio del FMI sobre el impacto positivo de la migración venezolana en el PIB de los países de acogida exige políticas públicas adecuadas | Por Andrés Cañizález y Miguel Ángel Valladares

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Un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional reveló el impacto positivo que la migración venezolana está teniendo en las economías de los países de la región. Las estimaciones del ente multilateral indican que la mano de obra venezolana podría incrementar en un 4.5 el PIB de los países de acogida para 2030, todo esto a pesar de que en ellos se requieren adecuadas políticas de inserción y condiciones favorables para la mano de obra migrante.

Estas cifras se toman del estudio titulado «Regional Spillovers from the Venezuelan Crisis» (Efectos colaterales regionales de la crisis venezolana) desarrollado por economistas del Fondo Monetario Internacional. En el mismo, se asegura que el gasto para atender las necesidades de los migrantes venezolanos oscila entre 0,1% y 0,5% del PIB, dependiendo del país, pero se espera que ese impacto se vaya reduciendo con el tiempo en la medida en la que esos migrantes se vayan integrando a la economía local de cada país.

Las estimaciones no sorprenden a Oscar Javier Calderón, director regional del Servicio Jesuita a Refugiados para Latinoamérica y el Caribe, quien aseguró a la cuenta @migramonitor, que la cifra evidencia una realidad que ellos han podido constatar en su trabajo de campo, aún cuando siguen existiendo retos para dar oportunidades a los migrantes e insertarlos a las actividades productivas.

“Estas estimaciones nos animan y cotejan lo que hemos visto en nuestro trabajo en la región y es el impacto de la mano de obra migrante venezolana. En Colombia, según un estudio del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia, que data del 2020, se indicó que la población venezolana que llegaba al país era mayoritariamente joven y con nivel educativo. Un 18% tenía titulación e incluso posgrado, mientras que un 74% tenía la posibilidad de realizar actividades laborales”.

La cifra cobra mayor importancia si se toma en cuenta que la internacionalista María Clara Robayo le aseguró a @migramonitor que hay casi 2,9 millones de venezolanos en Colombia. Este número representa una importante mano de obra que está aportando a la economía local, todo eso a pesar de los obstáculos.

“Es cierto que estamos en una era postpandemia, los países de la región están teniendo dificultades, hay desempleo y alta inflación, eso juega. Pero hemos estimado que hay asuntos que deben atenderse de forma prioritaria, uno de ellos es acabar con esa narrativa, que va tomando fuerza, de que los migrantes ponen en riesgo la mano de obra local y no se toma en cuenta las oportunidades que nos habla el FMI”.

Calderón, abogado de profesión, con una gran trayectoria en la atención de los migrantes en la zona del Norte de Santander, califica estas narrativas como grandes retos. “Son xenófobas y excluyentes. A falta de regularización, los migrantes van a trabajar en peores condiciones que la población local y con peores salarios, eso sí afecta a las economías locales. Tenemos que permitir que los migrantes y locales compitan en igualdad de condiciones”.

El defensor de derechos humanos puntualizó que los migrantes en Perú y Colombia enfrentan barreras a la hora de buscar la regularización. “En Colombia, quienes tengan salvoconducto con solicitud de refugio no pueden firmar un contrato laboral, es decir, necesitan refugio pero no pueden trabajar”.

En Perú sucede algo similar. “Allí las personas solicitantes de refugio pueden trabajar por 60 días con un carnet provisional, pero en 60 días no se soluciona su solicitud de refugio y eso crea incertidumbre en las empresas a la hora de darles trabajo. Tenemos que buscar la forma de que esa solicitud no sea incompatible con la posibilidad de trabajar en el mercado formal”.

La migración como palanca de crecimiento

El estudio del FMI sobre el impacto positivo de la migración venezolana en el PIB de los países de acogida exige políticas públicas adecuadas, si se piensa que nada indica que la misma se pueda detener en los próximos años.

“Es necesario que los países vean estos datos del FMI para que visualicen la migración como fuente de crecimiento económico para sus naciones, pero necesita políticas incluyentes, perdurables, con rutas de acceso claras para la regularización. Debemos repensar la migración en asuntos de género, cambio climático, derechos humanos”.

El director regional del Servicio Jesuita a Refugiados para Latinoamérica y el Caribe, Oscar Javier Calderón, destacó que, a pesar de las oportunidades económicas de las que hablan los organismos multilaterales, las políticas de las naciones siguen siendo restrictivas.

Se identifica un excesivo énfasis en la seguridad como parte de las políticas migratorias. Debemos hablar y tomar acciones sobre las condiciones laborales de las mujeres migrantes, que son altamente vulnerables y con una tasa de desempleo mayor que los hombres.

El abogado sostiene que le alientan “estos estudios como el del FMI, pero requerimos más políticas para que los talentos y la vocación productiva de los venezolanos puedan integrarse a los mercados en igualdad de condiciones para evitar la explotación”.

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