Migración

Sevilla, un lugar que se siente como casa: ¿por qué los migrantes latinos se quedan ahí?

Por mucho tiempo Sevilla fue una provincia de paso, pero con la llegada de migrantes se convirtió en hogar y una oportunidad de crear nuevas experiencias a través de la mezcla cultural. ¿Por qué los latinos, muchos de ellos venezolanos, llegan a este lugar? Aquí hay algunas razones

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La migración latinoamericana no solo es interregional. Quienes deciden migrar han decidido llegar a lugares más lejanos, como el continente europeo y España se ha convertido en uno de los destinos que encabeza la lista al momento de tomar un avión.

Según el Instituto Nacional de Estadística de España, este es el segundo país de la Unión Europea con el mayor número de migrantes, solo en 2019 registraba 750.000 migrantes, equivalente a 18% de la población.

Un artículo publicado en El País precisó que en el 2022, el 22% de la población de Barcelona tenía otra nacionalidad y le seguían las provincias de Girona y Lleida con el 20,7%, Tarragona con el 18,4%, mientras que Madrid ocupó el séptimo lugar con 15,6% de población migrante.

Sin embargo, hay una provincia llamativa para los turistas y migrantes que quieren conocer la “España de verdad” y esa es Sevilla, una ciudad ubicada al sur del país y capital de la ciudad autónoma de Andalucía.

Esta provincia cuenta con 105 municipios y un total de 1.949.763 personas, entre las que el 5,84% son extranjeros. El municipio que tiene más habitantes originarios de otros países es Sevilla con 57.789 personas. Eso significa que el 8,44% de su población es extranjera.

Según los datos del INE para el año 2021, Nicaragua, Colombia, Venezuela y Paraguay lideran los primeros puestos de migrantes en España. El censo ha registrado más de 5.000 nicaragüenses, 4.000 colombianos, 3.000 venezolanos, mientras que Paraguay solamente cuenta con 1.839 migrantes.

El trabajo de investigación “Ser latinos en Sevilla. La articulación de una identidad panétnica en el contexto migratorio”, hecho por Francisco José Cuberos con apoyo del Centro de Investigación de Estudios de Sociología de Lisboa, registra que en 1998 Sevilla solamente contaba con 1.225 migrantes.

Ese número fue incrementando en el tiempo debido a las migraciones forzadas de países latinoamericanos como Colombia, Ecuador o Perú, específicamente en los años 80 y 90. Y terminó de aumentar con la llegada de migrantes que huyen de las crisis políticas de Venezuela y Nicaragua.

Una provincia que se siente como hogar

¿Por qué es llamativa Sevilla? Porque para los latinos se siente como casa. Es una región que se acerca a sus costumbres y les da un calor similar al de su tierra.

Sevilla es conocida como una de las ciudades más turísticas de España y debido a la migración, y el propio intercambio cultural, comenzó a incorporar productos latinoamericanos en varios sectores, especialmente el gastronómico.

«Los andaluces son como nosotros los venezolanos, personas alegres, divertidas, amables, me recuerdan mucho a nuestra esencia», dice Jubelys Rivas, migrante venezolana.

Esa sensación se ha afianzado, en parte, por el proceso de adaptación de quienes han llegado a Sevilla. La mezcla, y su aceptación, ha hecho que el arraigo sea una tarea más sencilla y les ha permitido experimentar lo que en sus países no.

“Son personas que te aceptan muy bien. En mi caso he notado que les gusta ayudar, pero les cuesta recibir. Somos muy parecidos. Es la misma chispa, no se sienten apagados”, dice Daniel Moret, un joven estudiante de 24 años de edad.

A pesar de la distancia, los latinos hacen lo posible por mantener sus tradiciones vigentes, incluido el aspecto político. A kilómetros, todavía rechazan los actos de corrupción que ocurren en sus países y que, en muchos casos, fue el motivo para migrar.

Daniela Monero, miembro del partido político Voluntad Popular, es una de las venezolanas que llegó a Sevilla y relató al diario ABC de Sevilla que las personas locales fueron receptivas con las concentraciones en apoyo a Juan Guaidó, expresidente interino de Venezuela.

“No nos podemos quejar de los sevillanos. Estamos agradecidos por el apoyo y a todos los que colaboraron con la difusión”, comentó Moreno al ABC Sevilla.

El clima y los sevillanos como factor determinante

Cuando se conversa con un migrante sobre los factores determinantes para elegir un país, el clima suele ser uno clave y Moreno lo confirma: «Mi familia prefiere Sevilla porque dicen que el clima es más cercano a Venezuela, y de cierta forma el clima es aceptable»

Muchos latinos, como en el caso de la familia de Moreno, prueban con otros lugares en donde el clima, ciertamente, es más frío y las costumbres son diferentes: «A mi familia no le pareció bien el norte, por eso nos vinimos a vivir a Sevilla».

“La verdad es que Sevilla es un buen lugar para vivir. Los sevillanos son muy alegres y es lo más parecido a la cultura venezolana aparte de los canarios”, dice Natasha Terreros, esteticista, profesora de baile y estudiante de higiene bucodental que se mudó a Sevilla junto a su hermano Tomás, un joven que migró en 2021.

Terreros es sincera sobre el hecho de que los procesos no son iguales para todos: «La verdad todavía es difícil adaptarme a su cultura. Para mi Venezuela no tiene comparación».

Pero Tomás Terreros, que trabaja como técnico de un laboratorio clínico, mantiene la descripción: «Desde que llegué no he presenciado ningún evento de xenofobia. No solo en Sevilla son «parecidos a los latinos». En otras comunidades como Alicante también hay personas muy solidarias».

La comida: el menú adopta e incluye

Sevilla, como todas las ciudades grandes en España, tienen una gran variedad de propuestas gastronómicas de distintos lugares del mundo. Es llamativo cómo los locales con comida venezolana, colombiana o nicaragüense abundan y las personas los incluyen entre sus favoritos.

El restaurante Señora Pan, que es un lugar de comida puramente venezolana, es un ejemplo clave. Pero también hay locales como Carayaca Bar, que sirve platos tradicionales venezolanos en conjunto con algunos platos españoles. Uno de los más famosos son las croquetas de rabo de toro o patatas bravas.

Y ahí está la fuerza de saber recibir, integrar y adaptarse, según las personas entrevistadas. Hubo una crisis que afectó la vida de muchos migrantes, los separó por completo a familias que no se han visto durante décadas, pero se abrieron espacios para converger y explorar desde otro punto de vista la calidez de su origen.

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