11 años de edad tiene Neiber Barrios. Es tachirense, pero una enfermedad renal lo obligó a trasladarse a Caracas junto a sus padres. En el Hospital J.M de los Ríos pasa varios días, pero sueña con recibir un trasplante y volver a jugar fútbol
Por varios años Neiber Barrios solo pensó en fútbol. Su familia cuenta que le gusta la disciplina y se desempeñaba con soltura. Quizás tenía el valor agregado de haber nacido en Táchira, uno de los estados donde este deporte mueve muchos aficionados. Pero hace pocos meses la cancha, el campo verde y el balón quedaron de lado. Él y su familia tuvieron que trasladarse a Caracas con el objetivo de atender de forma regular su enfermedad renal.
Desde junio de 2023, cuando su familia conoció el diagnóstico, las visitas recurrentes pasaron a ser a centros médicos. Y ahora, después de kilómetros de viaje, el Hospital J.M de Los Ríos es donde recibe su diálisis: «Hubo que venirse porque allá no hay especialidades médicas o son deficientes».
La madre de Neiber se llama Andry Celis. A pesar de la situación, agradece que pudieron trasladarse a Caracas juntos como familia. Ella comenta que en momentos como este es cuando el núcleo familiar debe estar más unido. Ese fue el objetivo cuando empacaron y hasta ahora han logrado mantenerse.
Ella, su esposo y Neiber viven alquilados en Catia. Fue la zona más cercana y económica que encontraron para cumplir con el tratamiento y las consultas del niño.
Dice que en el Hospital J.M de los Ríos los médicos la han tratado bien, pero que nada es perfecto cuando el diagnóstico es complejo. Las medicinas de Neiber son costosas y los ingresos no cubren todo lo que solicitan los doctores para monitorear su estado de salud.
En este caso, la persona que genera ingresos es el padre de Neiber pero sigue siendo insuficiente.
Neiber Barrios es un paciente apto para recibir un trasplante, pero todavía no consigue un donante. Esto dificulta las posibilidades de una mejoría rápida y por ahora solo está sujeto a sus tratamientos y diálisis.
Mientras espera por un posible donante y cumple su tratamiento, Neiber se sorprende con Caracas. Dice que «la capital le parece más grande que San Cristóbal». Su pasatiempo, más allá de observar, es desarmar y armar cosas. Quien lo vea, podría decir que es un mecánico en formación.
Durante esta temporada caraqueña, Neiber ha conocido el mar. Viajó a La Guaira y le gustó ver las olas, pero no pudo sumergirse en el agua para no dañar la vía del catéter de su diálisis.
Si deseas ayudar a Neiber, puedes hacerlo al siguiente pago móvil:
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