Opinión

¿Por qué el fútbol venezolano se ve feo por televisión?

Los componentes de un espectáculo futbolístico televisivo son: cancha, estadio que la rodea, publicidad, público, jugadores, iluminación (en caso de juego crepuscular o nocturno), fotógrafos, recogepelotas, policías o militares y número de cámaras, entre otros. Pudiéramos entrar en consideraciones acerca de comentaristas y narradores y ponernos a disertar sobre las transmisiones de TVES, pero para este texto, me concentraré sobre todo en lo visual.

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Siempre me ha intrigado indagar acerca de las distancias que, como país, nos separan del desarrollo, si es que acaso el presunto desarrollo existe y guarda alguna relación con la felicidad (creo, por ejemplo, ojo, que es perfectamente posible ser feliz sin un iPhone 6).

No entraré tampoco en detalles acerca del número de espectadores en las gradas: es totalmente falso que solo Venezuela sufra de estadios vacíos, un fenómeno global que en parte se relaciona con la sobreoferta de opciones de entretenimiento. ¿Partidos malos? Hasta el Mundial está lleno de ellos. Mucho menos acerca del uniforme o aspecto físico de los futbolistas, lo que pudiera derivar en subjetividades desagradables e incluso racistas. Me acuerdo, por cierto, cuando estaba en la educación primaria y mis compañeros me consideraban gay por opinar que alguien del sexo masculino era feo: “¿es que acaso usted ha visto un hombre bonito?”, me replicaban antes o después de un «¡Aaaaaaay, vale!”. Eso sí, a los lectores que siguen mucho más el fútbol, les dejo como tarea hacer una lista de los diez jugadores más “mediáticos” de la Liga Movistar (balompié nacional, pues). ¿Quiénes son nuestros Cristianos? ¿Los aprovecha la TV?

El fútbol lo juegan once contra once. La pelota es redonda. ¿Por qué el fútbol venezolano se ve feo en la TV?

Esto no pretende ser un estudio exhaustivo. Mi relación con el fútbol venezolano ha sido extremadamente inconsecuente, a diferencia de un verdadero especialista como @ibenedettip. Simplemente comparé una transmisión del fin de semana tomada al azar, la de Deportivo La Guaira vs Carabobo del sábado en TVES, con lo que me topé luego en el Sportscenter de la señal argentina de ESPN (descarté los resúmenes del fútbol europeo, para no ser demasiado severo). Les invito a hacer el ejercicio: no vean tanto el juego, sino la composición de la imagen.

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Digamos que me pasé de ratica, porque pude haber optado por el Caracas FC vs Tucanes del domingo, aunque estemos claros, ambos partidos se jugaron en el estadio Olímpico de la UCV y la diferencia visual no era abismal. Hablando de subdesarrollo, vaya secuencia de novatada la del domingo: minuto 30, expulsión del amazónico Orlando Pérez, minuto 32, expulsión del asistente de Tucanes, minuto 33, gol de cabeza del Caracas luego de tire libre en pleno desconcierto del visitante.

Hace poco asistí a un curso de videos para Internet (en mí se perdieron los reales) y el instructor dijo que, en todo material audiovisual, la gente se fija antes que nada en el comienzo y el final. ¿Cuál es el principio y el final en una cancha de fútbol? Las dos porterías y lo que se observa detrás de ellas. Allí es donde ocurre lo importante, lo que se destaca luego en los resúmenes y noticieros.

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No soy experto en mercadotecnia futbolística ni nada por el estilo, pero este fin de semana, al hacer el ejercicio de comparar el La Guaira-Carabobo con el fútbol de Argentina o Colombia, aprendí que es importante que lo que está detrás del arco se vea abigarrado, compacto, sin vacíos en los que se note más el cemento, el monte y el deterioro.

A ninguno nos gustan los estadios con pista atlética alrededor, sino las “cajitas”, pero si la pista existe, hay que llenar esos espacios para la pantalla pequeña (eso incluye los trapos de los aficionados). La inversión en los anuncios publicitarios, aunque parezca un aspecto marginal y sin ninguna relación con lo deportivo, es esencial (las condiciones propicias para que florezca la empresa privada, también, por cierto). En el juego del Caracas FC vs Tucanes, noté que tienen una valla electrónica en la mitad de la cancha, aunque relativamente subutilizada. En Argentina y Colombia, las electrónicas se ubican detrás del arco y están en constante despliegue de efectos lumínicos (el canal RCN incluso anuncia sus programas, como Un Sueño Llamado Salsa o El Laberinto de Alicia). Otra cosa que no existe acá son lo que yo llamo “vallas diagonales”: imágenes pintadas sobre el césped, al lado de los arcos, que están pensadas para la TV y dan la ilusión de tridimensionalidad.

Por supuesto, el estado de la cancha es fundamental. No necesariamente tiene que haber “franjitas” de tonos de verde en el césped (yo soy uno de los que siempre se ha preguntado cómo se consigue ese efecto al usar la máquina podadora), pero sí una alfombra más o menos uniforme, sin surcos ni manchas en las que se podría analizar la descomposición de la tierra en humus. En TV, todo se nota mucho más, igual que los cinco kilos de sobra de una chama.

Al fútbol venezolano no hay que “apoyarlo”. Hay que convertirlo en un producto audiovisual atractivo, o nadie lo ve. Punto.

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