Opinión

El canal de todos

Bs. 161.043.447. Es la cifra que se fijó en el Presupuesto de la Nación 2014 destinada a Venezolana de Televisión, un 14.21% del total de los Bs. 1.133.600.000 asignados al Minci para este año. 161.043.447 bolívares destinados a una televisión que, conviene recordar, se debe al servicio público, debe tener programas culturales, educativos e informativos y cubrir aquellas carencias que no cubra la televisión privada. Y, por supuesto, como reza el eslogan de VTV, ser el canal de todos los venezolanos.

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Pero el concepto actual de esta televisión dista mucho de su ideal, y en vez de ser algo del Estado para todos, es el altavoz del Gobierno o, peor aún, de un partido, para unos pocos. Podría haber producciones de calidad, como series, documentales, programas de historia o, quién quita, telenovelas. Pero ese tiempo se destina, por ejemplo, a las 115 cadenas presidenciales que ha habido desde inicios de 2014 hasta finales de noviembre. En este caso no se cuentan el dinero, porque se incluye una partida especial dentro del presupuesto del Minci.

Pudiéramos decir que es normal que haya cadenas presidenciales, aunque 115 al año me siguen pareciendo muchas frente a la única que cada 24 de diciembre hace el rey de España. Pero hay otras cosas que no son tan “normales”, como que el presidente de un poder público tenga un programa semanal no para explicar el funcionamiento, noticias o avances de dicho órgano -al estilo de “Parlamento” en la televisión pública española-, sino para contar, en el mejor de los casos, chismes políticos de la oposición. Para colmo, este formato –ataco, chismeo, acuso, presento pruebas criminales que debería tener un juez-, se repite no en pocos programas de VTV.

En el mes de julio, cuando fueron las elecciones a delegados del PSUV, parecía que en vez de ver el canal del Estado, era, literalmente, el del Partido. Hubo una amplia cobertura que se extendió casi a lo largo de todo ese domingo 20. Si yo dijera que no pasó lo mismo con las primarias de la oposición en 2012, que no hubo ni una mención a este proceso, nadie se sorprendería. “Eso se da por descontado”, podría decir alguien. La promesa de ser el canal de todos los venezolanos queda en papel mojado, y el nombre de “televisión pública”, grande.

El argumento esgrimido para mantener este modelo donde solo se muestra una parte, se incide en el mensaje no de Estado, sino de Gobierno y partido, podría ser la “guerra mediática” que llevó al país a un golpe en 2002. Ya pasaron 12 años y ahora, ¿quién hace frente al Canal 8? ¿Televen? ¿Venevisión? Ni hablar de Globovisión. Los tiempos han cambiado, el panorama mediático alrededor de la “televisión pública” también, no hay apenas espacios en la pantalla que confronten con VTV. Pero ésta no ha cambiado su modelo comunicacional y pelea sola. A este punto se le podría unir aquel de querer vencer la hegemonía de medios de la oposición. Cuando se tiene bajo el mismo paraguas 14 televisiones, 4 periódicos, decenas de radios y más de 500 medios comunitarios, ¿a quién pertenece la hegemonía comunicacional?

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