Opinión

Simadi y las contradicciones de la política cambiaria

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Por política cambiaria se entiende el nivel del precio que se fija a la divisa para lograr los objetivos de la política económica. El nivel al que se fija la tasa de cambio dependerá del objetivo que persiga la política económica:

i) Si el objetivo es mantener bajos los precios, la tasa de cambio será baja
ii) Si se trata de proteger la producción local, la tasa de cambio será alta.
iii) Si hay necesidad de generar nuevos ingresos fiscales se devaluará

A diferencia de la política cambiaria, el régimen cambiario se refiere a los requisitos y procedimientos que se establecen para tener acceso a las divisas. La política cambiaria es una competencia compartida entre el Ministerio de Finanzas y el BCV, quienes la ejecutan a través de los convenios cambiarios, mientras que a la administración del régimen cambiario se incorpora Cencoex, con su intrincada gama de providencias. A través de los convenios cambiarios se define el nivel de la tasa de cambio nominal, mientras que por la vía de las providencias se establecen las restricciones para la tenencia e intercambio de divisas.

Si bien esta distinción conceptual es bastante clara, en la práctica lo engorroso del régimen cambiario suele mediatizar y hasta anular los objetivos de la política cambiaria. Un ejemplo concreto lo encontramos en la activación del Sistema Marginal de Divisas (Simadi), modalidad que plantea una nueva versión del complicado régimen de cambios múltiples que terminó dando al traste con el objetivo antiinflacionario atribuido inicialmente a la política cambiaria, a través del anclaje cambiario.

En efecto, si con un ingreso de $ 70 millardos en 2014 hubo severas restricciones para la liquidación oportuna de divisas, lo cual obligó a migrar hacia Sicad 1 y 2 muchos rubros inicialmente presupuestados a la tasa Cencoex, en 2015 el colapso de los precios del petróleo reducirá el ingreso petrolero a la mitad y agravará aún más la escasez de divisas. Las crecientes dificultades para tener acceso a Cencoex o Sicad dejan claro que más temprano que tarde la mayoría de los rubros tendrán que migrar al Simadi. Para evitar la descapitalización que sufrirían las empresas al calcular los precios con base en la tasa Cencoex o Sicad y luego tener que reponer los inventarios a la tasa Simadi, muchas se anticipan y calculan el PVP con base en la tasa de cambio más cara, que es la única segura a la hora de reponer los inventarios, lo cual anula el efecto antiinflacionario que se busca con el anclaje cambiario. Por lo tanto, es la propia política cambiaria del gobierno la que exacerba la cultura rentista al facilitar la obtención de ganancias extraordinarias a los cazadores de rentas que reciben un dólar barato pero fijan los precios con base en el dólar más caro.

Como puede apreciarse, los cambios en las reglas que conforman el régimen cambiario modifican las condiciones de acceso a las divisas y pueden repercutir en las decisiones de política cambiaria; es decir, en el precio al cual realmente se adquiere la divisa. Por eso, cuando falla el régimen cambiario (liquidación transparente, oportuna y suficiente de divisas) los objetivos de la política cambiaria se ven afectados y lo que finalmente se logra no es el objetivo antiinflacionario de la política cambiaria, sino la alteración del sistema de formación de precios y la exacerbación de la cultura rentista.

Estas distorsiones se agravan debido a los elevados costos de transacción que impone la parafernalia de requisitos, restricciones, discrecionalidad y falta de transparencia en el acceso a las divisas preferenciales. Evolucionar del régimen de cambios múltiples -que propicia la especulación cambiaria y la corrupción-, hacia la unificación cambiaria es una decisión crucial. Una vez que la unificación cambiaria despeje la incertidumbre sobre la tasa de cambio futura y resuelva los problemas que dificultan el acceso oportuno a las divisas, las desmesuradas presiones de demanda desaparecerán, las tasas oficial y el paralelo comenzarán a converger, y de esta forma se contribuirá a corregir las graves distorsiones en el proceso de formación de precios que provocan las contradicciones entre la política cambiaria y el régimen cambiario

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