Opinión

Cuentos de zamuros: de que vuelan, vuelan

Despiertan horror y fascinación. Son los reyes del cielo caraqueño. Y aunque las ruidosas guacamayas se ganaron las simpatías de todos, los zamuros -feos, silenciosos- tienen defensores y protagonizan muchas historias curiosas. Iván Zambrano ahora es fan

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Hay como cien zamuros cubriendo el cielo. Uno a uno van despegando desde la azotea de un edificio en la calle Lebrún hacia Palo Verde, planeando en círculos hasta formar un torbellino de plumas negras frente a una teta de El Ávila.

No dicen ni pío. Dejan que las sombras de sus alas los presenten ante los ojos asombrados y las bocas abiertas en tierra firme. Horror y fascinación entre los testigos que sacan cámaras y rosarios.

Ahora son como 200 zamuros anunciando un falso apocalipsis. Siguen una coreografía desordenada. Andan juntos pero no revueltos. A medida que se van perdiendo sobre los cerros, parecen un enjambre de mosquitos.

No tendrán el carisma de las guacamayas, pero su labor es importantísima: se encargan de barrer lo que deja la muerte. Carroña, cuerpos que ya no laten, huesos que ya no están de pie.

Por su servicio público y por tener la vista más privilegiada, esta ciudad también es de ellos. Están en las aceras, las terrazas, las antenas, las vallas y en lo más alto de la cúpula azul de Caracas, el Valle Zamuro.

Aquí cada quien tiene una anécdota, un mito, una verdad a medias sobre las aves que encantan y espantan con su magia blanca y negra.

“Yo he escuchado que si un zamuro vuela encima de una casa o se posa en el techo, alguien de allí va a morir”
Francis Marianella Yanes Febres (1/2)

“Falso. Aquí vuelan muchos todos los días, incluso duermen en la antena Movistar y no ha pasado nada”.
Contesta Emily Malavé a Francis (2/2)

“Recuerdo el título de una tesis que curioseaba en la biblioteca del colegio: “El poder bactericida de la sangre del Zamuro Negro”. No sé cómo ha evolucionado esa premisa en 30 años, pero no es difícil inferir un poder especial en aquel que se nutre de carroña. La frase ‘lo que no mata, engorda’ seguro fue inventada por algún zamuro”.
Gabriel Méndez

“Mis hermanas y yo somos morenos, pero de pequeños éramos más claros. Una vez oí a un tío jodedor decir que los zamuros nacen blancos, al ver esas fotos viejas de nosotros. Vivo en Barranco (Lima, Perú) y acá hay muchísimos zamuros, hasta hay unas esculturas cerca de la iglesia. Mucha gente aquí dice que si te cagan te dan suerte. No sé si sea coincidencia, pero un día me pasó y encontré plata pasos más adelante”.
Guillermo Martínez

“En el apartamento al que se mudó mi sobrina había literalmente una familia de zamuros. Por supuesto que antes de mudarse llamaron a una empresa para que se encargara de ellos, pero sin matarlos. Los desalojaron. Tiempo después, en las jardineras mi sobrina hizo un huerto. La mamá zamura buscó venganza por el desalojo y lo destrozó todo”.
Karla Franceschi

La humedad del palo de agua de la madrugada sigue fresca. Sobre un poste de la autopista, un zamuro le hace una reverencia al sol para que seque sus alas, o tal vez para abrir un portal interdimensional. Tienen un encanto distinto, la superstición en el pico, la majestuosidad de las gárgolas y el suspenso del misterio en su silencio.

Buitre viene del latín vultur, que significa «destrozador». El nombre científico del zamuro es Coragyps (cuervo-buitre) atratus (vestido de negro).

Existen 23 especies de buitres en todo el mundo (a excepción de Australia y la Antártida). Se clasifican entre los del Viejo Mundo y los del Nuevo Mundo (los tropicalientes), grupo al que pertenece el zamuro.

El zamuro tiene apodos en todo el continente. Depende de la región le dicen buitre negro, aura tiñosa, chulo, gallinazo, gallote, golero, jote, zopilote, nopo, urubú, mullungo. En la tribu Caribe le decían «Curumo» ( el nombre de la urbanización caraqueña sería entonces “Cumbres de Zamuro”).

“Caracas es Zamuro City. Los amo y convivo con ellos. Mi edificio está plagado. Se han apoderado de todos los espacios. Cuando me ven a mí encapuchada pensarán: ‘acá está mamá zamura, vamos a visitarla’. Casi siempre consigo a una parejita de zamuros. Se dan amor, ¿oíste? Zamuro love.
Hace años tuve una terrible dolencia en la espalda. Caí en manos del científico Federico Milá de La Roca. Cuando llegabas al consultorio te ponían un video de la vida de los zamuros. Él mandaba una dieta por siete meses de pura proteína animal, sin carbohidratos. Y tú veías a ese señor de 70 y pico de años con unos brazotes, lozano, tonificado, brillante. Él decía que hay que comer caarrrne”.
Rhayda Avilez

Tienen un orden para sentarse en la mesa, así les dicta su naturaleza. En la sabana comen primero los carnívoros que anden por tierra, y en la segunda tanda los buitres. Las disputas por comida son a pico y ala. Combaten entre ellos mismos, si es necesario. Son la versión alada de las hienas.

Los zamuros ven el menú desde lejos. Pueden avistar un cadáver a 35 kilómetros de distancia. Simbolizan la gula. Comen un kilo de carne en solo un minuto. Tienen un estómago de hierro, como de tío cincuentón. Sus jugos gástricos tienen acidez suficiente para neutralizar la rabia, el cólera y el ántrax.

Hacen como San Blas, comen y se van. Reposan sobre los postes o los árboles calvos, antes de volver a patrullar buscando los cuerpos y las carcasas en las que hubo vida.

“A mí me encantan los zamuros. Son así como los parientes ricos venidos a menos de las aves, pero mantienen el estilo y los modales por encima de todo. Nosotros teníamos (mi marido y yo) una oficina en el piso 9 de una de las torres del CCCT. Uno de nuestros vecinos era un militar al que le gustaba dejar las ventanas abiertas y casi nunca estaba allí. Pues un día entró una zamura y se apoderó de esa oficina. Cuando el hombre llegó se encontró con una zamura parida. El militar se conmovió y le dijo a sus empleados que dejaran a la zamura tranquila. A los días vimos cómo mandó a poner un vidrio entre su lado de la oficina y el que le cedió a la zamura. ¡El olor era insoportable! Pero lo hermoso de todo es que el militar, con su carota adusta y su comportamiento de hombre fuerte, se conmovió hasta lo indescriptible. Con mucha paciencia y amor esperó hasta que la zamura y sus zamuritos se marcharan. ¿Qué les pasó a los militares venezolanos?”.
Sol Machnowski

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Oscar Medina

Feos con gracia. Aves de plumaje brillante y esponjoso, con cabezas pelonas y pieles arrugadas. Son elegantes al volar, no tanto al caminar con sus patas débiles.
No matan. Sus garras sirven más para andar que para cazar. Buscan sangre, sin venganza, ya servida. Sus herramientas: un pico afilado que se engancha para desgarrar la carroña. Algunos buitres tienen lenguas que les permiten extraer el tuétano de los huesos.

No cantan, pues no tienen laringe. Solo pueden producir silbidos, gruñidos o siseos de frecuencia baja.

Los buitres en general están adaptados para volar a gran altura. Sus alas extendidas alcanzan una envergadura de casi dos metros. Buscan las corrientes de aire para elevarse y planear a sus anchas. Los parapentistas se guían con estas aves para saber dónde está el buen vuelo por las columnas de aire.

Los buitres de Turquía tienen un olfato afinado para rondar las zonas en las que pueden saciar su apetito carroñero, lo que permite a las empresas de gas natural detectar posibles fugas (los cuerpos en descomposición emanan gases que atraen las aves carroñeras).

“En mi edificio descubrimos a un zamurito ‘caminando’ por el estacionamiento, nunca volaba. Se refugiaba cerca de unos carros. Llamaron a una cuestión de protección animal y jamás respondieron. La gente empezó a bajar a darle comida. Lo bautizaron Pancho, era como otro perro más del estacionamiento. Un día Pancho logró volar y se fue, pero cada cierto tiempo vuelve y se le ve posado en los mismos lugares en los que se refugiaba”.
Alexis Suárez

“Cuando era pequeña mis padres tenían un zamuro de mascota. Se llamaba «Negro». Recuerdo que le hacían cariño y era muy mansito. Yo le tenía miedo. Todos en casa simpatizaban con él, incluso mi prima que era una bebé de un año. Jugaba con él y Negro se portaba de una forma sobreprotectora con ella. Estaba libre. Siempre volaba y volvía a casa. De repente dejó de llegar. Papá dice que de seguro algún vecino le hizo daño. Yo pienso que consiguió familia”.
Zulay Buitrago

“Yo amo el vuelo de los zamuros. Cuando era niña pasaba horas acostada en la hamaca de mi papá en el balcón mirando como planeaban”.
Karina BP

“Tengo una relación de amistad muy bonita desde hace cinco años con un zamuro, se llama Príncipe. Me visitan muchos alados, pero él es el único que tiene nombre, me acompaña a meditar y ver los atardeceres, le hablo y me entiende. Lo amo”.
Carmen Borges

En el Horóscopo maya, el buitre es un signo de fuego que representa la purificación del Karma, la conexión con el Inframundo, la limpieza del espacio, el perdón y la liberación de los pecados.

Las comunidades africanas que celebran “entierros celestiales”, disponen cadáveres sobre plataformas de piedra para que los buitres liberen el alma del muerto y pueda llegar al cielo. En mercados esotéricos fuman sesos de buitre mezclados con barro para conjurar la presencia de un guía espiritual.

Cada cultura tiene metáforas distintas. En la mitología romana el buitre era un pájaro de buen agüero, un ave consagrada a Marte (guerra) y a Juno (maternidad). Los egipcios los asociaban al sentido de la vista, el cielo, el conocimiento, el futuro, lo venidero. Los judíos los consideraban animales impuros, Jehová les prohibió comerlos.

Las plumas de los poetas relacionan a los buitres con la codicia, la avaricia y la crueldad…

“El zamuro en mi religión (santería) es un ave respetada, porque en la mitología se dice que Oshun salvó al mundo convertida en un zamuro, llegando a los pies de Olofi (el Creador) para evitar que destruyera a la humanidad por sus pecados”.
Diego Acevedo

Latinoamérica tiene su propia mitología en torno al poder de los zamuros.

“La piedra de zamuro” es utilizada en rituales de brujería. Es la roca con la que afilan picos y garras en el nido, lugar del que la extraen los hechiceros. Otra cosa es la “pepa e’ zamuro”, una semilla que defiende de todo mal. Dicen que el ex presidente Luis Herrera Campíns cargaba una en el bolsillo.

“Tres pepas de zamuro en el bolsillo del pantalón cura las hemorroides”.
Félix Ramón Piñero Álvarez

“Mi hijo se consiguió una pepa de zamuro en una playa y me la vendió por 300 euros que le puedo pagar cuando cumpla 18 años”.
Francis Zambrano

“Cuando tengas un orzuelo, pícale el ojo a un zamuro que se te quede viendo”.
José Oliveros

“A mi abuela le recomendaron un remedio especial para una de mis tías que era asmática cabilla: un huesito de zamuro colgado entre los pulmones. Ella aseguraba que eso le curó el asma de niña”.
Dayana Ramírez

“Por acá en Guayana dicen que la sopa de zamuro ayuda a curar el dengue y el cáncer”.
Obeline Marco

“A alguien en el oriente del país se le ocurrió que la sopa de zamuro cura el cáncer. Mi papá era paciente oncológico y un día le llevaron su sopa de zamuro, pero por supuesto que igual se murió”.
Doriann Márquez

“Descubrimos un nido en una ventana de la torre en la que trabajaba. Me emocioné muchísimo con la idea de verlos empollar y criar. Una muchacha llamó a mantenimiento porque les tenía miedo. Sacaron el nido, destruyeron los huevitos y mi corazón. Salí de la oficina muy triste. Cuando iba en mi carro, llorando por la Río de Janeiro, pensando en que no había razones para tenerles tanta mala idea a los hermosos zamuros, pasó uno y me lanzó la cagada del siglo en mi parabrisas. La sincronía de eventos fue muy significativa. Creo que me reclamaron que no defendí su nido”.
Isabel Blanco

“Una vez en Parque Central, un zamuro se paró afuera de la ventana. El tamaño me sorprendió. Son inmensos, altotes. Me dio una sensación de miedo y después de humildad. Fue algo muy raro, porque pasé por dos emociones con ese contacto: me miró, lo miré y no hizo nada, solo siguió mirando hacia afuera. Me conectó con algo atávico, de antes de haber nacido. Me dio como tranquilidad”.
Ana Tovar

“Recuerdo a un profesor que decía que si reencarnaba, en su siguiente vida quería ser un zamuro, porque ningún científico loco lo iba a molestar para hacer estudios, ni lo iban a grabar para Animal Planet y la gente le tendría miedito”.
Sofía Balza

“Mi papá tenía un amigo que le regalaba animales. Tuvimos tucanes, venados, chigüires, y muchos otros. Yo tendría como 9 años en ese entonces. La ventana de mi cuarto daba para el jardín y una vez vi un ave negra grandota y asumí, sin preguntar, que era un regalo de El Portu. Desde mi ventana le tiraba comida, que a veces se comía y otras ni la veía. Yo salía al patio y se dejaba acariciar. En mi casa no nos comíamos a esos animales, se morían de viejos. Un buen día dejé de verlo en el jardín y pregunté por él. Nadie sabía de qué ave hablaba. Como insistí tanto, salimos mi hermano, los viejos y yo, a ver si había algún rastro de aquel misterioso visitante. Teníamos un montón de morrocoyes y mi hermano vio el caparazón del más grande vacío en un lado del jardín. Entonces llegaron a la conclusión que mi nueva y fugitiva mascota, era un zamuro y no un ave. Era un zamuro, quien una vez yo había creído que era un ave exótica que adornaba nuestro jardín.
Mi hermano me decía: ‘se te desapareció el samurái’. Totalmente inofensivo y buena nota”.
Carmendelia Ferrer

“Una vez fui a la selva amazónica a trabajar con los indígenas y nos ofrecieron almuerzo. Comí pensando que era un pollo gigante. La verdad estaba buena la comida. Cuando me enteré que era zamuro era demasiado tarde”.
Mariela Valladares

“En mi casa tenemos la costumbre de poner a descongelar las comidas sobre el techito del lavandero. Una vez mi mamá entre gritos y risas me dijo: ‘¡Marjorieee! ¡El zamuro se llevó el polloooo!”.
Marjorie Bermudez

“A mi tía le pusieron unos huevos de zamuro en la jardinera de su casa. Nacieron y ella los amaba. De hecho siempre estaban por ahí y venían a visitarla. Son adorables, como cualquier otra ave. Uno se llamaba “Mamón”, como el color de la fruta, porque así era antes de que mudara las plumas”.
Irina Bareggeti

zamuros
Oscar Medina

Los zamuros son cultura pop. En “El Libro de la Selva” (1967) de Disney aparecen cuatro buitres cuyas voces iban a ser interpretadas por los Beatles, pero al parecer John Lennon no estaba muy convencido.

En Venezuela les han dedicado canciones y refranes:

“Chiriguare, Chiriguare, zamurito te va a comer”.

“Estás en pico de zamuro”.

“Zamuro cuidando sebo”.

“No gastes pólvora en zamuro”.

“Zamuro no come alpiste, ni borracho come dulce”.

“Mi hermano se disfrazó de zamuro en la dramatización de La Pulga y el Piojo en el preescolar. Bonito recuerdo”.
Gabriela García Ortiz

Ya no es por el canto,
que ya lo tenemos,
ahora es quien coma
¿dónde lo hallaremos?

Respondió el Zamuro
¡Qué buen paladar!,
“hágase la boda
que yo iré a almorzar”.
La Pulga y el Piojo / Serenata Guayanesa

“Rómulo Gallegos nació en la esquina de Zamuro en el centro de Caracas, un poco más abajo del actual Palacio de Justicia. Su suerte en la Presidencia de la República fue terrible, sabrá Dios si está asociada a su lugar de nacimiento”.
Michael Prado

“Tengo entendido que en los tiempos en que eligieron al Turpial como ave nacional, el otro candidato que perdió contra este, era precisamente el Zamuro”.
José Montilla

El zamuro es sustantivo y verbo. Zamurear: cortejar a la pareja del prójimo, velar el plato ajeno, vagar ociosamente. Yo zamureo; Tú zamureas; él/ella zamurea.

Zamuros son los lambucios y los traicioneros, los viejos verdes, los trabajadores de funerarias, o los que comen dando brincos…

“Mi mamá me decía “Zamuro come bailando”. Era una manera jocosa de llamarme la atención cuando, siendo pequeña, no permanecía quieta en la mesa”.
Mariauxi Codecido Cabaña

En 1973, un buitre moteado se estrelló contra un avión que volaba sobre Costa de Marfil, a unos 11.277 metros de altitud. Murió con el cruel reconocimiento de ser el ave capaz de volar a mayor altitud jamás avistada (hasta ese día).

“Mi vida dura cien años
Reza la ley natural
Recorro el mundo global
Y a nadie le hago daño
Mi descendencia es de antaño
Dista de la fundación
Del mundo y su formación
Sin una mancha afrentosa
Cumpliendo una ley honrosa
De triste y sucia misión (…)

Viajo solo y cuando quiero
No me detiene mi vuelo
Ni lluvia ni tempestad
Con mi propia voluntad
Recorro mi patria entera
Me poso donde yo quiera
Lo que a ti te es imposible (…)

Extracto de la canción “El Zamuro y el Avión”
Reynaldo Armas

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