Opinión

El legado de Teodoro Petkoff

21 años después, Tal Cual sigue siendo una referencia informativa independiente ahora sólo en versión digital. Petkoff ya no está, pero sin duda este medio sigue teniendo su impronta. Es su legado

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Hugo Chávez y Luis Miquilena, sin quererlo, le dieron la mejor oportunidad de construir un legado a Teodoro Petkoff. En abril de 2000, hace 21 años, el polemista y político con una perspectiva del socialismo democrático fundó el diario Tal Cual.

Tal Cual le dio una palestra pública a Teodoro Petkoff, le permitió construir lazos con muchos periodistas y columnistas que formaron parte de esta experiencia única en el periodismo de Venezuela, y sobre todo en el sentido más estricto del término, le permitió ser un “influencer” en la opinión pública de este país.

Hugo Chávez se juramentó como presidente el 2 de febrero de 1999, para indudablemente dar inicio a una nueva etapa política, económica y social en Venezuela. Poco más de dos décadas después, podemos decir que en realidad se inició un gran cambio cultural, si asumimos la palabra cultura en su sentido más amplio.

Dos meses después del ascenso de Chávez al poder, Teodoro Petkoff asumía la dirección de El Mundo. Esta publicación vivía su peor momento como periódico vespertino, ya que no ofrecía una óptica diferente para competir con lo que a la sazón era una prolífica prensa escrita matutina. Bajo la dirección de Petkoff, El Mundo dio un vuelco notable: editoriales, titulares aguerridos y un grupo de periodistas nuevos infundieron un nuevo aliento al medio de la entonces Cadena Capriles, la corporación de comunicaciones dueña del diario.

Petkoff no tenía experiencia previa como editor. Como muchos políticos venezolanos, había sido autor de columnas de prensa constantemente en las que exhibía un historial polémico, siempre polémico: sus arrebatos incluyeron hasta marcharse de un programa en vivo ya que los conductores no hacían pausa para responder a las preguntas que le formulaban.

Para el chavismo, que apenas había asumido el poder, Petkoff se convirtió en un personaje incómodo. Con su crítica pública, además como una figura clave de la izquierda venezolana, Petkoff irritaba al poder. Ni siquiera estuvo un año al frente de El Mundo. Inicialmente se dijo que las presiones del mismo Chávez provocaron su salida súbita del medio impreso.

El propio Petkoff aclaró que su destitución como director del matutino El Mundo se produjo porque altos funcionarios gubernamentales ejercieron presión sobre los herederos de Miguel Ángel Capriles, dueños de dicho medio de comunicación, en forma de unas decisiones de carácter tributario. Era un hecho público el enfrentamiento entre las dos ramas familiares del viejo Capriles. Según Petkoff, su salida la provocó Luis Miquilena, para ese entonces Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente.

Cuando se ve en retrospectiva, aquel fue la primera señal de advertencia de que el chavismo no consentiría la opinión crítica y el periodismo independiente.

Meses después de su remoción en El Mundo, y ya en el año 2000, Petkoff fundó el diario Tal Cual.

Otro hecho revelador de aquel 1999 fue también la destitución de Carlos Blanco de Primicia, un semanario puesto en circulación por El Nacional unos años antes, bajo la misma dirección de Blanco. Dada la vinculación que en ese momento se veía de este medio con el chavismo, se entendió que la decisión había sido por presiones desde el poder. La entonces esposa del editor de El Nacional había sido ministra brevemente, el ex director del diario ocupaba un cargo estratégico en el Palacio de Miraflores, sede de la presidencia de Venezuela, y aun en aquel 1999 no se había roto la luna de miel de Chávez con los medios.

Tal Cual, con un Petkoff impertinente y atinado, fue durante varios años una referencia, tanto por sus análisis como por sus plumas de opinión, incluyendo los propios editoriales de Teodoro en primera plana.

21 años después, Tal Cual sigue siendo una referencia informativa independiente ahora sólo en versión digital. Petkoff ya no está, pero sin duda este medio sigue teniendo su impronta. Es su legado.

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