Opinión

Esos monstruos venezolanos

La articulista Carolina Jaimes Branger da un paseo por antiguas leyendas sobre monstruos para encontrar que todavía existen semejantes criaturas entre nosotros aunque conserven su forma exterior humana

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monstruos

Los nacimientos de monstruos humanos siempre han sido tema de investigación para los religiosos desde tempranas eras, y desde hace unos quinientos años, para los científicos, en particular los antropólogos, quienes han dado diferentes interpretaciones de tales nacimientos. Lo que ha sido una constante es que siempre plantean la cuestión de la diferencia entre humanos y animales.

En la mitología griega, los centauros eran considerados monstruos, por ser mitad humanos y mitad animales. El primer centauro conocido fue Quirón, hijo de Cronos, el Tiempo. A diferencia de los demás centauros, Quirón fue un gran educador en música, arte, caza, medicina y cirugía, y tutor de varios de los héroes más destacados en la mitología griega, como Hércules, quien lo mató de manera accidental.

Los otros centauros fueron hijos de Ixion con una nube que Zeus había formado con los rasgos de su esposa Hera. Vivían en Tesalia, hecho que no era de extrañar, porque los tesalios tenían una gran cultura equina, eran jinetes y criadores de caballos famosos. La Centauromaquia narra la guerra entre los tesalios y los centauros, donde los primeros acabaron con los segundos, con la ayuda de Teseo.

En la Edad Moderna, el 8 de diciembre de 1522, nació en Freiberg, Sajonia, un becerro deforme, que rápidamente se hizo importante en la Reforma alemana. Tanía las patas traseras rectas como las de un humano y con un pliegue de piel sobre la cabeza en forma de capucha. Lo empezaron a comparar con un monje. Una ilustración del extraño becerro llegó hasta un astrólogo de Praga, quien «descubrió que el monstruo sí significaba algo terrible, de hecho, la cosa más espantosa posible: Martín Lutero”. El propio Lutero respondió rápidamente con un panfleto que contenía una exégesis simulada de la criatura, el Monje Becerro, “que representaba en toda su monstruosidad a la Iglesia Católica”.

Alrededor de 1630, el padre de la medicina forense, Paolo Zacchia, se expresó sobre los nacimientos de monstruos en sus monumentales “Quaestiones Médico-Legales”. Aunque no parecía muy seguro de la posibilidad de que pudiera nacer un híbrido de la unión de un hombre y una bestia, creía que Dios podía intervenir, permitiendo el nacimiento para que se descubriera la abominación.

La idea de los nacimientos de monstruos siempre ha estado presente en el imaginario de todas las culturas. Tan reciente como en 2016, tanto en Nigeria como en Liberia, dos mujeres dieron a luz a dos bebés considerados monstruos. El de Nigeria tenía rasgos de sapo, con la cabeza casi totalmente hundida en la parte superior del cuerpo y con globos oculares tan grandes, que literalmente salían de las cuencas de los ojos. El bebé de Liberia era también muy extraño, con órganos sexuales masculinos y femeninos y cara totalmente desfigurada.

En Venezuela no podíamos quedarnos atrás y también tenemos nuestros monstruos. Pero no lo son externamente, como podría esperarse, lo que los hace más peligrosos. No son centauros, ni becerros deformes, ni sapos, ni cualquier otra criatura horrenda.

Cuando ya pensábamos haber visto cualquier monstruosidad, siempre nos sorprenden con su violencia, su indiferencia, su rapacería, su crueldad, su vileza, su maldad y su perversidad. Puedo seguir la lista ad infinitum.

El que no hayan dejado pasar las caravanas de las ONGs hacia Tovar es sólo la muestra más reciente de ello. Ya están tan acostumbrados que de todo tienen que sacar su tajada, que hasta con la ayuda humanitaria querían hacer su agosto. Los caravaneros optaron por cerrar la vía y se armó el zaperoco.

El blog Termómetro Nacional reseñó en su portal que “Los funcionarios incluso negaban el paso a representantes de la salud en el estado, quienes se trasladaban con vacunas de diferentes tipos hacia la población. Pese a la llegada de altos funcionarios del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), el paso continuó cerrado hasta el colapso del lugar, llenándose de decenas de vehículos que intentaban llevar ayuda y realizar trabajos en Tovar.

Escoltas de funcionarios del Psuv amedrentaron y grabaron a miembros de la prensa, incluyendo al equipo de Termómetro Nacional, durante la protesta. Luego de dos horas y cinco minutos, los funcionarios de la GNB dejaron pasar a los activistas y colaboradores”.

Monseñor Luis Enrique Rojas Ruiz, obispo auxiliar de Mérida, también se los descargó valiente y decentemente en Tovar, donde, como si no hubiera sido poco lo que habían hecho en la carretera, querían quedarse también con la carga.

Está circulando un video de un miembro de la FANB, Luis Planché, quien –literalmente- está recibiendo una pela de miembros de la banda de la Troncal 10 de Campearito, en el municipio Ribero del Estado Sucre. Le reclaman “el maltrato a la población”. Yo no sé si Planché es culpable o inocente, pero las reacciones de la inmensa mayoría de quienes comentaron el video eran de alegría porque finalmente “alguien les daba su merecido”. ¿Hasta dónde hemos llegado que quienes reclaman son las bandas criminales?

Chávez es el mayor culpable de haber creado estos monstruos. Maduro los ha seguido alimentando. “Siembra viento y cosecharás tempestades”, reza el dicho. Las estamos cosechando.

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