Opinión

¡A ubicarse, por favor, que la necesidad apremia!

¿A qué se deben los cambios en los símbolos de identidad nacional impulsados por el gobierno chavista? Ese rechazo al pasado, esa supuesta reivindicación de lo indígena, ¿cómo se explican, en qué se sustentan? Carolina Jaimes Branger recuerda aquí unas cuantas cosas

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Hace algo más de 16.000 años en el territorio que hoy conocemos como Venezuela no había habitantes. Es un hecho que no existe algo como “el hombre americano” porque ni en el norte, ni en el sur de América, hubo habitantes autóctonos. Hoy se sabe que los del sur probablemente vinieron de la micronesia o la melanesia (o ambas), de ahí se trasladaron hacia la polinesia y de allí al continente. Los del norte lo más probable es que hayan llegado a través del Estrecho de Bering, entre Siberia y Alaska, en momentos cuando el mar se encontraba congelado. También pudieron haber llegado vikingos, navegando por las costas de Groenlandia.

Los primeros asentamientos en nuestro territorio datan de hace tres mil lustros, aproximadamente. Se estima que al menos 10 etnias indígenas habitaron allí. Sin embargo, podemos distinguir tres grandes grupos, grosso modo: los chibchas, provenientes de los Andes de lo que hoy se conoce como Colombia; los arawakos, que habitaron hacia el sur del país y parte de las costas, y los caribes, que se asentaron principalmente en las costas y las Antillas menores.

De estos tres grupos, los timoto-cuicas eran los más avanzados, pues eran sedentarios y practicaban la agricultura. Construyeron largas cañerías de piedra para transportar el agua y estanques para almacenarla. También construyeron depósitos para guardar granos y otros alimentos.

Los arawakos fueron sedentarios también, pero en general no practicaron la agricultura, sino que eran más bien recolectores y cazadores. Fabricaron instrumentos utilitarios y hasta decorativos.

Los caribes eran nómadas y guerreros. Hay investigadores que hasta los han calificado de caníbales, aunque la tendencia de la ciencia actual para calificar de “caníbal” a un pueblo no se basa en la práctica de la antropofagia en episodios aislados. De hecho, civilizaciones avanzadas como la azteca, la maya y la inca, la contaban entre sus costumbres.

¿Por qué hablo de esto?… Nuevamente, por la enfermiza necesidad que tiene el régimen de recontar la Historia “a su manera”. De pedir reivindicaciones -hasta económicas- por abusos y crímenes cometidos hace siglos por los conquistadores venidos de España. ¡Si hay un principio de Derecho Natural que establece que los descendientes no son responsables por los crímenes que hayan cometido sus predecesores! Es como si los europeos de hoy le pidan a China indemnizaciones por las atrocidades cometidas por Gengis Khan… Y puedo continuar con esta reducción al absurdo…

Se estima que en un universo de 32 millones de venezolanos, solo 2,8% es población indígena. Lo que significa que 97,8% restante estamos bien mezclados o vienen de otras latitudes donde también se mezclaron los seres humanos.

Los que hoy se quejan de los “asesinos conquistadores” lo más probable es que por sus venas corra sangre de ellos. Y si no de ellos, de otros que cometieron atrocidades en algún lugar, en algún momento de la historia, como los mismos caribes. La vida es así: pueblos invaden otros pueblos, se impone el más fuerte, cambian las costumbres, se producen distintas formas de sincretismo y se sigue adelante.

¿Será que estos cambios en nuestros símbolos se deben a que hay un gran negocio para algún jerarca del régimen? ¿O serán, como se rumora por ahí, “vainas de babalaos”?. En cualquier caso, es una soberana irresponsabilidad, por decir lo menos, ocuparse de estas banalidades cuando hay tantas necesidades que atender.

Venezuela es lo que es hoy por los que llegaron hace 16.000 años y por los que vinieron de 1498 en adelante. Con sus aciertos y sus muchos errores, pero aquí estamos. Eso no lo va a cambiar ni sus negocios, ni sus brujerías. ¡A ubicarse, por favor, que la necesidad apremia!

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