Opinión

Soteldo, una responsabilidad enorme

Así como lo hizo con James Rodríguez cuando estuvo al frente de Colombia, o Riquelme o Aimar con Argentina, Pékerman suele darle la batuta a un creativo en sus equipos. En Venezuela es Soteldo. ¿Podrá con el reto?

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Soteldo
Diseño: Yiseld Yemiñany

El trabajo de selección lleva muchísimo desgaste y energía. Si uno lo quiere hacer bien, debe trabajar 24/7. Valoramos mucho cada propuesta y, aunque no las coja, son todas enriquecedoras pues sé que me valoran tantísimo en muchas partes del mundo”.

Así declaraba José Néstor Pékerman al diario Marca solo un mes antes de ser anunciado como nuevo seleccionador de Venezuela. ¿Qué habrá tenido Venezuela para que el hombre que más ha dirigido partidos en mundiales organizados por la FIFA -menores y absolutos- se haya decidido por asumir aquí?

Ahora bien, lo más resaltante, sin duda, es poder contar con el tiempo suficiente para generar una idea de juego, conocer mejor al futbolista, hablar, compartir, convivir. En ese tiempo, habrá ya multiplicado entre todos qué es lo que quiere. Y, por lo visto en los partidos ante Malta y Araba Saudí, más allá de la disposición táctica, esa novedosa línea de tres con dos carrileros de profundidad (que ya había adelantado el propio José Peseiro) que marca una propuesta inicial, está la relevancia que le ha brindado a Yeferson Soteldo para ser el conductor del juego de Venezuela.

Estoy seguro de que quiere construir algo nuevo. Así como ha dejado huella en otros países, como su natal Argentina o Colombia, donde aún respiran su legado para orientar la contratación del nuevo seleccionador, Venezuela es un reto gigantesco, en el que podrá arrancar desde cero, probar, ensayar y, si todo sale bien, en un futuro, haber transformado un fútbol que siempre se quedó en tener un potencial no explotado con sostenibilidad.

La gira europea es el primer ensayo de Pékerman. Sin la vorágine que significó el cumplir con la complicadísima y accidentada eliminatoria a Catar, ahora ha tenido el tiempo suficiente de reunir al grupo y, sin la asfixiante presión de los resultados, iniciar un nuevo ciclo con la paciencia que requiere el caso. Haber concretado ya dos amistosos, incluso contra una selección mundialista, aunque no lo crea amigo lector y dado como venían las cosas, es un logro importante.

Como lo fue James Rodríguez cuando estuvo al frente de Colombia, o Riquelme o Aimar con Argentina, Pékerman suele darle la batuta a un creativo en sus equipos. Le gusta que haya un futbolista total, con la soltura necesaria para construir propuestas ofensivas y las libertades que le permitan portar conejos bajo la manga y desequilibrar la estructura rígida de la dinámica actual del juego. Sigue fiel al enganche, tan extinto en los esquemas de hoy.

En estos dos amistosos ante Malta y Arabia, hemos visto una versión de Soteldo mucho más exigida, con libertad de movimientos (no se limita a ser un futbolista de banda) y que al aprovechar las internadas de los laterales, centraliza más su juego, sin perderle la pista a desequilibrar por los costados. Tiene en su espalda la responsabilidad de ser el conductor de juego de Venezuela y a un futbolista de sus características, le viene bien. Le viene bien no solo al juego del equipo, sino al propio Soteldo, quien ahora debe corresponder a esos kilates de confianza que le deposita nade menos que un tipo como Pékerman.

Esa responsabilidad que le da el cuerpo técnico también significa un llamado de atención para él: o salta o se encarama. Ya no puede darse libertades fuera del campo. Cualquier atisbo de desconcentración, que ya le hizo alejarse algún momento del combinado nacional bajo el mando de Leo González, será seriamente castigado. Y no creo que el portugueseño se atreva a dilapidar la confianza que le brinda.

Desde otro punto de vista y si lo asume como debe ser, hoy a Soteldo le están dando la dirección de la selección: debe convertirse en un líder, no tanto fuera del campo, sino dentro de él, donde se sabe que es más trascendente. En su magia, en su regate, en su temido remate al arco, en sus asistencias, Soteldo tiene un cúmulo de virtudes que Pékerman le está pidiendo que ponga a disposición de la selección. Incluso, esa personalidad, ese carácter que a veces lo compromete, hoy es una virtud que el argentino quiere sacarle punta.

Su continuidad en Tigres no es la mejor y esta apuesta por él es un demostrativo de toda la confianza que le está dando el seleccionador. De él depende corresponderle y convertirse en ese Soteldo que todos esperamos que sea desde que debutara con Zamora.

Le ha llegado la hora de asumir el liderazgo. Un producto de la tan esperanzadora generación de Corea, ya tiene en su espalda lo que de ellos se esperaba. De él depende que esta apuesta sea productiva.

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