Opinión

Extrañar: un intangible que te complementa como persona

El acto de extrañar no debe conllevar necesariamente tristeza. El coach Ricardo Adrianza habla sobre cómo transformar este sentimiento en algo positivo

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Extrañar
Pexels

Escribo estas líneas con el peso que se aloja en el pecho al extrañar. ¡Y no es para menos! Haberme tropezado con abrazos y sonrisas por la presencia de todos mis nietos y poder rodearme de sus ocurrencias y ternura, ha sido un aliciente maravilloso para la etapa de vida en la que me encuentro.

Hay quienes dicen que extrañar a alguien es uno de los sentimientos más dolorosos que podemos experimentar. Resulta lógico pensar así, en cuanto a que habitualmente lo relacionamos con una pérdida afectiva que implica dolor ante una ausencia o pérdida. Yo en cambio difiero de esta postura, quizás, porque extrañar ha sido uno de los ejercicios más comunes que he practicado en los últimos años.

Difiero no con el norte de polemizar, sí para concientizar que extrañar algo o alguien es un ejercicio reflexivo válido que depende, como la mayoría de los acontecimientos que se nos presentan, de la forma en como lo miremos; en definitiva, la forma en que reaccionemos a los baches que se nos presenten en la vida.

extrañar
Foto de Felipe Cespedes / Pexels

¿Qué es extrañar?

La RAE en una de sus definiciones expresa que extrañar es “echar de menos a alguien o algo, sentir su falta”, pero en modo alguno expresa o acompaña esta definición con la tristeza. Somos nosotros que en forma natural y automática relacionamos el concepto de falta y de ausencia, con el dolor.

Yo creo que más bien que hay un extrañar “no deseado” y uno “deseado”, pero que ambos pueden aportarnos sensaciones positivas en nuestro quehacer diario y en nuestro transitar para convertirnos en nuestra mejor versión.

¿A qué me refiero con extrañar “no deseado”? a la pérdida de un ser querido, a la ruptura de una relación. Ambas situaciones generan una sensación de vacío inmensa, representada por la ausencia y echar de menos los momentos vividos con una persona en particular.

Ahora bien, como he referido, el ejercicio de extrañar y recordar algo que añoramos es natural, un intangible que aflora de los recuerdos, pero la clave en manejarlo – y allí mi insistencia – es la forma en que decidamos relacionarnos con ese recuerdo.

Si lo hacemos con el empeño de recordar sin soltar, estaremos destinados a embarcarnos en los lazos de la tristeza. Sin embargo, si lo hacemos de un modo reflexivo, identificando el aprendizaje que esa experiencia nos ha aportado, la consecuencia es positiva y muy apreciada para futuras relaciones.

«Extrañar» deseado

El extrañar “deseado” se refiere, por ejemplo, recordar los buenos momentos de familia, añorar los abrazos y los mimos de los nietos, extrañar los abrazos de amigos, entre otros.

Foto Cottonbro

Aquí, más que recuerdos, son anhelos muy provechosos. Son situaciones que nos repleta el alma de sensaciones positivas y que, en mi caso, rememorar mis encuentros con mis nietos suman ganas y años a mi existencia.

No hay mejor manera de enfrentar el sentimiento de extrañar que mirarlo desde un visor optimista. Ante una ruptura, es válido caer en la tristeza, pero impostergable es aceptarlo luego de un proceso reflexivo que nos lleve a concluir e inventariar todos los aprendizajes que de este proceso se desprenden.

El extrañar “deseado” siempre es bienvenido. De este, no hay mucho que decir. En estos casos, recordar siempre será placentero y reforzar ese sentimiento te empodera de tal manera que los días se hacen más llevaderos y te preparan para futuros encuentros.

Quizás leas hasta aquí y no estas convencido de lo que digo. Si ese es tu sentir, te pido que recuerdes la última vez que te dijeron ¡te extraño! y la afortunada sensación que esa expresión dejó en ti al recibirlo.

El acto de extrañar, mejor dicho, decirle “te extraño” a alguien, es una herramienta maravillosa que inyecta bienestar a quien lo dice y a quien lo recibe.

No lo dejes para luego. Exprésalo con fuerza y sin temor. Al contrario de lo que muchos piensan, expresarlo es bueno y te augura nuevos y buenos momentos.

Permítete aceptar que extrañar no es en modo alguno un acto negativo. Más bien representa un sentimiento legítimo que nace de las experiencias vividas, esas que te hacen crecer y que complementan tu integridad como persona.

Entretanto, mientras intento convencerte, aquí sigo extrañando a mis nietos ….

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