Opinión

El punto muerto en el que estamos

Económicamente la mejoría económica de burbujas no beneficia a todas las regiones ni a todos los sectores sociales. Venezuela sigue, lamentablemente, atravesada por una crisis humanitaria compleja, que empuja a que mensualmente miles de venezolanos huyan de su país

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Las dinámicas política y económica en Venezuela están compuestas, fundamentalmente, de anuncios. Se hará esto, proyectamos aquello. Pero encontrarse con resultados tangibles, con avances concretos, es cosa más difícil. En lo social, lamentablemente, la realidad es incuestionable: tan desesperados están tantos venezolanos que se lanzan en pos de un sueño en otro país, aún a riesgo de sus vidas.

Política, y económicamente, estamos en una suerte de punto muerto. Nos dicen que habrá una nueva etapa de diálogo, y hasta foto sacan los actores relevantes de este proceso, pero pasan las semanas y los meses y nada que arrancan las conversaciones. Tampoco los acercamientos entre la Casa Blanca y el Palacio de Miraflores desembocan en lo que se supone será una política de flexibilización de las sanciones, pese a que a Washington le urge petróleo en el contexto global de la actualidad.

Se nos anuncian unas elecciones primarias de la oposición, pero se desconoce aún el cronograma y es muy posible que, por razones difíciles de entender, termine prorrogándose para un mediados o finales de 2023, dejando un campo abierto para que el chavismo pueda seguir jugando en solitario en la arena pública, con liderazgos opositores debilitados que sólo a través de unas primarias podrían relegitimarse ante la ciudadanía.

Este 2022 no será, en lo político, un año de decisiones mayúsculas y eso abona la idea de que nada pasa. Pasan cosas, obviamente, como la realización de procesos internos dentro de los partidos opositores, pero la narrativa y la puesta en escena en torno a tales procesos poco hace poco conectarse con la gente en la hora actual.

El gobierno se vanagloria de un crecimiento económico, en el primer semestre de este 2022, pero es ínfimo después de años de destrucción, es terriblemente desigual. Y, lo peor es que alcaldías del propio chavismo se ensañan contra empresarios y comerciantes con una política de impuestos y servicios municipales (el aseo principalmente) altamente voraz, con lo cual la actividad económica de incipiente recuperación está nuevamente en riesgo.

No tenemos en el horizonte ni un cambio político, ni grandes narrativas sobre lo político en Venezuela. Las opciones de negociaciones, que son las que están flotando en el aire, no son precisamente espectaculares, y peor aún ni siquiera se activa o se mantienen en el tiempo de forma cierta.

Económicamente la mejoría económica de burbujas no beneficia a todas las regiones ni a todos los sectores sociales. Venezuela sigue, lamentablemente, atravesada por una crisis humanitaria compleja, que empuja a que mensualmente miles de venezolanos huyan de su país. Eso no se ha detenido, ni está en un punto muerto, lamentablemente.

Tampoco está en punto muerto el malestar social, las protestas laborales. En general han un descontento que no ha cedido. Lo que ha cambiado es que la población está hoy tan molesta con el chavismo como con los sectores de oposición. Y eso, la falta de liderazgos que puedan llevarnos hacia una transformación positiva, nos coloca también en un punto muerto.

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