Opinión

Otra vez Chita

El actual entrenador del Zamora es un ganador nato. Su paso por la selección de Venezuela no fue positivo, pero eso no lo detuvo en su esfuerzo de seguir marcando la pauta con sus equipos

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Con el pasar de los años cambian muchas cosas. Los jugadores, los entrenadores, los árbitros, el formato, incluso los equipos —algunos son nuevos y otros desaparecieron—. En fin, casi todo cambia. Pero hay algo que permanece inalterable, inmune a la dinámica cambiante del fútbol, y es que un equipo de Chita Sanvicente esté peleando en la parte alta de la tabla.

Sabemos que la memoria es selectiva y en un proceso casi siempre inconsciente retenemos con más claridad algunas cosas que otras y que en nuestra percepción del deporte muchas veces involucramos a nuestros sentimientos y estos, mientras más fuertes sean, facilitan que los recuerdos permanezcan en nosotros, sean buenos o malos.

Cuando se habla de Chita Sanvicente, pareciera que el único período que existió en su carrera son los poco menos de dos años que estuvo al frente de la selección nacional. Su descomunal éxito a nivel de clubes, que no solo se limita a los resultados —que son de lejos los mejores de cualquier entrenador que haya dirigido en nuestro fútbol—, sino también a la transformación que han sufrido los clubes en los que ha estado,sobre todo fomentando la formación de jugadores de todas las edades como nadie se ha acercado a hacerlo, pareciera que no tiene ninguna importancia porque le fue mal en la selección.

Aclaro que juzgar erróneamente la carrera de alguien por un mal momento no es una cuestión que solo afecta a Chita, porque no es el único caso de injusticia en la valoración general que se hace de un personaje del fútbol venezolano. Hace poco Renny Vega dijo que quedó marcado para la gente por su salida en La Paz. A Gabriel Cichero le pasa lo mismo por haber decidido barrerse en Puerto Ordaz. O Ricardo David Páez, que ni siquiera le reprochan algo sucedido en cancha sino por ser hijo de quien fuera seleccionador en su momento, como si no tuviera méritos o no hubiera sido esencial en tantas alegrías. Pongo estos ejemplos porque son los que se me vienen a la mente y porque los tres son de los mejores futbolistas de nuestra historia.

Nadie ha tenido tanto éxito en Venezuela como Chita Sanvicente y es cierto que no le fue bien en la selección, pero se me hace inconcebible que eso pueda tapar su extraordinaria carrera. Además que hablamos de un tipo ejemplar en todos los sentidos: hombre de familia, con una ética de trabajo inigualable, involucrado con el progreso a largo plazo —rareza en Venezuela—. Son tantas cosas que resaltar.

Él ha gastado un total de cero energía en intentar cambiar esta percepción que hay sobre su persona. Se ha dedicado a seguir trabajando, construyendo y obteniendo resultados, y aunque esa debería ser la mejor forma de revertir esa percepción de la que hablo, al parecer lo que genera es el efecto contrario.

Pueden seguir recordándole todo lo que quieran su etapa en la selección, él seguramente seguirá estando con sus equipos en la parte alta de la tabla. Por último, recuerden no apostar nunca contra Chita, porque está demostradísimo que esa suele ser una muy mala apuesta.

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