Opinión

Lecciones de fútbol

A pocos días de que comience el gran evento global en Qatar, Carolina Jaimes Branger extrae algunas lecciones del fútbol aplicables más allá de la cancha

Fútbol
AFP
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Comienza el Mundial.  La mayor justa de uno de los deportes más emocionantes y seguidos, es una buena oportunidad para que -en términos de fair play, compañerismo y excelencia- los venezolanos aprovechemos las lecciones que el fútbol nos aporta.

La primera es que el fútbol es un deporte de equipo. A diferencia del béisbol, en el que las individualidades marcan la diferencia, en fútbol la conciencia y la conducta de equipo son vitales. «Muchos caciques y pocos indios» no funciona ni en el fútbol ni en muchas otras instancias de la vida. Eso lo sabemos los venezolanos, ¿verdad?… Pensemos en el equipo de Italia, por ejemplo, con tantas estrellas des-ganadas. Des-ganadas porque jugaron sin ganas, y des-ganadas porque por supuesto, perdieron y no llegaron al Mundial por segunda vez consecutiva. Extrañaré a la Squadra Azzurra, uno de mis equipos favoritos.

La segunda lección es la humildad. No se debe subestimar al contrincante. Hay que pensar que hasta el equipo con menos ventajas puede ganar si los del equipo con más ventajas se confían de su supremacía. Vuelvo al ejemplo de Italia. Jugaron a la defensiva (siempre lo hacen, la verdad) en la eliminatoria final contra Macedonia y un gol agónico en el segundo minuto del tiempo de descuento de Aleksandar Trajkovski, los sacó de la contienda. Se confiaron de su supremacía… era impensable que Macedonia pudiera ganarles y, sin embargo, les ganó. Por eso nunca se debe considerar que hay juegos «blindados», sino prepararse para cualquier eventualidad. Patético el caso del equipo de España en el Mundial del 2006, con todos sus jugadores estrellas, que en el partido contra Francia se aferró a su único gol porque ya se veía en las semifinales, mientras Francia, sistemáticamente, trabajó por ganar, y como para que no quedaran dudas no metió uno, sino dos goles. En esto de subestimar al contrincante los venezolanos tenemos sobrada experiencia. Espero que hayamos aprendido algo de ella. 

La tercera lección es el pundonor. Hay que jugar con la mente y el corazón puestos en la fe que los aficionados tienen en los jugadores, y no defraudarlos. Porque una derrota bien luchada no es derrota. Hay equipos que dan todo en el campo de juego y, a pesar de ello, no llegan a los últimos partidos. Pero el que hayan hecho todo lo posible por estar en los juegos finales, lo saben y lo aprecian sus seguidores. Los venezolanos también hemos sufrido en carne propia las consecuencias de estas actitudes de dejar las cosas a mitad de camino, y quienes las adoptan no pueden aspirar a tener mayor credibilidad y confianza de nadie ni en el presente, ni en el futuro.

La cuarta lección es la importancia del director técnico y sus decisiones. El director técnico sabe de fútbol. Por eso puede tomar riesgos en los cambios de jugadores y estrategias. Imagínense el desastre si cualquier recién llegado se creyera en la potestad de darle órdenes al equipo como si fuera un experto, tal como ha sucedido y sigue sucediendo en Venezuela, donde la mayoría de quienes ocupan puestos de responsabilidad son recién llegados que no saben nada sobre cómo deben proceder.

La quinta lección es la imperiosa necesidad de que el árbitro no se incline por ninguno de los equipos. La inclinación artera de un árbitro puede cambiar el resultado de un juego. Y de esta cabuya, los venezolanos tenemos un rollo.

La sexta lección es que hay que saber retirarse a tiempo para no terminar dando lástima. Y debe haber muchas más lecciones… Hay una enorme afición de la que hacemos alarde cada cuatro años con el fútbol. Vamos a sacarle partido a las lecciones de vida que este nos trae…

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