La metamorfosis de Antoine

Francia es campeón del mundo y a mi modo de ver, con notables ausencias, en el actual torneo anda caminando. Apenas aprieta el acelerador, te aniquila. Debe ser frustrante para sus rivales, intentar marcarle un gol de todas las maneras posibles sin ser posible, y que ellos apenas te lleguen, la metan en tu arco.

Didier Deschamps tiene muchísimo mérito en que ese equipazo gane, porque otras selecciones, con igual o mejor talento como Brasil o Portugal, se fueron del mundial y han insistido con grandes generaciones, desde hace rato, con llegar al menos a la final y no lo han podido lograr. Es por eso que la gestión del técnico es tan importante en esta Francia.

Dentro de todas las decisiones que ha tomado Deschamps, para los que crean que es solamente tocar un botón de piloto automático en esta Francia, estaba la de suplir nada menos que a Paul Pogba. El volante, cuyo paso por clubes quizá no es tan notable cuando se pone la azul de Francia, es una pieza esencial en el esquema de Deschamps, por lo que sustituirlo no sería tan fácil en este Mundial.

Con Tchouamení haciendo el papel de Kanté, una decisión menos elaborada, sustituir a Pogba era un dolor de cabeza. Entonces el sabio de Didier decidió darle nada menos que a Antoine Griezmann, un notable enganche o extremo, la responsabilidad de ser un interior, de echar una mano en la zona de recuperación y ser el caballo percherón que tire del carro a la hora de ir al ataque.

¿Puede un futbolista en plenitud de condiciones (Griezmann está bien lejos del retiro) adaptarse a una posición más retrasada en la cancha por una necesidad colectiva y no por una situación de capacidades individuales? Sí, y el jugador de Atlético de Madrid no lo ha hecho bien, lo ha hecho extremadamente bien, muy por encima de lo que se podía esperar de un buen rendimiento individual.

Griezmann es el mejor recuperador, el máximo asistente y el que más ocasiones genera en este Mundial. Deschamps reconoció en una rueda de prensa que a Griezmann le produce el mismo placer robar un balón que dar un pase decisivo.

Las estadísticas están demostrando lo que hace, pero no hace falta ir a los números porque verlo jugar es realmente un deleite: roba una pelota limpia en la boca de su área teniendo la amarilla encima que lo condiciona, al tiempo que filtra una pelota perfecta para habilitar a un compañero con el pase gol. No hay un jugador en este Mundial que se vacíe como él en cada partido, porque donde está la pelota, está él, bien sea teniéndola el rival o alguno de sus compañeros. Está siempre.

Quiero dar un dato, un solo dato: es, con diferencia, el jugador que más ocasiones ha generado de gol, con 21, superando a Messi, que ha producido 18.

Probablemente no se lleve el MVP del Mundial, independientemente de cómo termine la final del domingo, donde parece que los flashes están apuntando desde ya a Mbappé o a Messi, pero desde ya se le puede dar un valor al mérito por ser el futbolista más completo en todas las facetas de este Mundial. Francia lo está agradeciendo, y él debe darle las gracias a Deschamps por haberle redescubierto haciendo otras cosas que quizá no estaba acostumbrado a hacer.

Nunca vi un jugador tan completo hacer una tarea tan completa en un Mundial. Es de otro planeta lo de Griezmann.