La Liga Venezolana de Beisbol Profesional está a las puertas del Round Robin… o “todos contra todos”, como un buen número de fanáticos prefiere llamarlo.
Muchos experimentos clasificatorios, importados de otras ligas la mayoría, se han paseado a lo largo de las temporadas venezolanas con poca o ninguna trascendencia que haya implicado su anclaje definitivo a las condiciones del torneo.
Hubo movimientos que contemplaban clasificar seis equipos a la postemporada o más bien, eliminar sólo dos después de toda una ronda regular. Esa, se cayó por su propio peso.
Se llegó incluso a poner en práctica un “esperpento” que otorgaba puntos y definía, cual temporada futbolística, el orden de llegada de los clubes.
Hasta dividir la zafra en dos tandas, como torneos de Apertura y Clausura en el balompié se convirtió en compañero del sistema de puntos que no halló una mano amiga para sobrevivir por ninguna parte.
La LVBP ha sido flexible
Los inventos son solo eso: intentos de “mover la mata”, pero de manera improvisada y sin sentido aparente para su puesta en práctica.
Afortunadamente, la LVBP ha sido flexible en dos sentidos: para aceptar propuestas e implementarlas y para reconocer que esas manifestaciones extraordinarias de creatividad no tendrían un canal con la suficiente fluidez como para conducirlas al éxito.
Luego de algunos torneos, el esquema de “todos contra todos”, que un gran sector apoya y disfruta, hizo su triunfal retorno.
Para la campaña 2022-2023, la propuesta del Round Robin incluyó un apéndice en su estructura clasificatoria: accederían de manera directa los conjuntos que llegaran entre los lugares del primero al cuarto. Y el quinto convidado a la postemporada, sería definido en una “ronda de comodines”, al estilo del “play in” que instauró la NBA hace algún tiempo.
Esto es, en términos básicos, enfrentar al quinto y sexto en el orden de la tabla, que deberán pelear por el último cupo hacia la semifinal. Al quinto le bastaría con ganar un juego para avanzar, mientras que el sexto se verá obligado a ganar dos para ser parte de la fiesta de enero.
Las opiniones encontradas
Las opiniones, están encontradas. Mientras una parte sostiene que aporta mayores emociones al campeonato, la otra manifiesta claramente que existe una relación “castigo-premio” que no es precisamente la manera más balanceada, especialmente para el club que arribó en el quinto peldaño. Desde esa última perspectiva, se termina castigando al quinto y premiando al sexto al brindarle otra oportunidad al elenco peor clasificado.
Esa norma para precisar el ultimo miembro de la postemporada existe en otras ligas. La referencia dominicana contempla un “Mini Play Off”, entre los equipos que arriben en la cuarta y quinta casilla, haciendo la salvedad de que esa figura se activa, si la diferencia entre ambas divisas termina siendo de un juego.
En el caso venezolano, no se menciona la diferenciade juegos entre los clubes en la tabla. Sólo obliga la ejecución de encuentros entre el quinto y el sexto.
Esa ronda de LVBP, será en la sede de Bravos de Margarita (5to.) y Tigres de Aragua (6to.). Casualmente, la diferencia entre ambos clubes fue de un juego.
Queda clara la intención de aportar elementos alternativos y emocionantes a la parte final del campeonato. Todo juego extraordinario reviste atención y asistencia de fanáticos y, a la postre, será ese el argumento que sostenga la eventual permanencia de la ronda de comodines en el condicionado de la Liga.
Para el elenco (y su fanaticada) que lograron finalizar en el puesto 5 (número de clasificados a la semifinal), no debe resultar muy “gracioso” tener que medirse a un equipo que, a lo largo de toda la eliminatoria, no logró el mismo número de victorias. No obstante, el reglamento, aplicable para todos y aprobado por la mayoría, pudiera sacarlos de la fiesta de comienzos de año.
Para el de la casilla 6, será una bocanada de esperanza que le regalan las condiciones del torneo y, aunque se verán obligados a ganar dos para avanzar, en definitiva, es una bombona de oxigeno que recibió a pesar de no haber sido mejor que su contendiente.
Así lo veo
Estoy convencido de que la justicia debe desprenderse de los logros obtenidos durante toda la ronda eliminatoria.
Si a lo largo de 56 juegos, logras “atrapar” un quinto y clasificatorio lugar, que te garantizaría pasar a la siguiente ronda, lo más equitativo es que ese esfuerzo no se vea “empañado” por una norma que no brinda automáticamente un rostro ganador al que llegó después en la clasificación.
Ergo, no es culpa de nadie que un conjunto no haya conseguido las victorias necesarias para clasificarse después de casi tres meses de esfuerzo, especialmente si esto va en detrimento de otro que si lo hizo y, genuinamente, arribó en la posición requerida.
Luce muy elevado el costo de jugarse todo en dos choques para reclamar lo que de antemano se había ganado.
Como ya dijimos, la LVBP ha sido flexible y no ha tenido empacho en cambiar y hasta remover condiciones que no resultaron satisfactorias.
Probablemente este punto sea motivo de análisis a futuro inmediato y seguramente pondrán en perspectiva lo que más convenga al espíritu deportivo, en el que todas las prebendas se ganan dentro de las rayas de cal y no desde la fría óptica de la mercadotecnia.
En esta temporada, la diferencia fue de un juego, pero si hubiese sido mucho más amplia, igualmente era necesaria la ronda de comodines. He allí la fuente medular de lo que termina castigando al que trabajó mejor (aunque sea por un juego) y premiando al que, aun por ese único encuentro, no obtuvo el numero de triunfos requeridos para estar presente en el Round Robin.
Al César, lo que es del César…
Feliz año a todos y un venturoso 2023 lleno de salud, trabajo y beisbol del bueno.
¡Aún falta mucho… pero falta menos…!