Opinión

Consejos para transformar un ambiente de trabajo tóxico en uno positivo

Los primeros síntomas para la detección de ambientes tóxicos pasan por encontrarse con la generalización de la falta de colaboración, altos niveles de estrés, mucha rotación de empleados, ausentismos, retrasos reiterados en las entregas de trabajo y ausencia de comunicación efectiva o positiva

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cortesía Pexels

La fórmula que define el ambiente de trabajo de una empresa en particular viene compuesta por el engranaje de tres grandes protagonistas: las políticas y procedimientos corporativos, el cuerpo directivo o liderazgo que vela por el cumplimiento de esas políticas, y los empleados.

Por tanto, muchas veces definir o detectar un ambiente de trabajo tóxico puede ser una asignatura difícil, aunque constantemente miramos a nuestros empleados como principales culpables.

Y, quizás, mayormente es así, pues la batuta del liderazgo en el campo de trabajo lo llevan los cuerpos medios de gerencia o encargados de trabajo, por su participación directa en la dirección de proyectos. Y, lógicamente, cada uno de ellos tiene su estilo y construye su propia dinámica en la forma de trasladar la cultura de la organización a sus supervisados.

ambiente de trabajo

Síntomas de un ambiente de trabajo tóxico

No obstante, como hemos dicho, las razones pueden ser muchas y no resultar tan obvias. Yo diría que los primeros síntomas para la detección de un ambiente tóxico pasa por encontrarse con la generalización de lo siguiente: falta de colaboración, altos niveles de estrés, alta rotación de empleados, ausentismos, retrasos reiterados en las entregas de trabajo y ausencia de comunicación efectiva o positiva.

En consecuencia, si en tu organización están presentes estos factores, te recomiendo que te pongas alerta e inicies el camino al diagnóstico. No esperes mucho y toma decisiones con la prontitud que merece la sanidad organizacional.

En algunas oportunidades nos enfocamos en machacar la falta de entusiasmo del liderazgo para influir más y mejor en las nuevas generaciones. Pero nos olvidamos de que quizás lo que debemos reformular son las políticas corporativas y adaptarlas a los nuevos tiempos. Lo que funcionó antes, tal vez no funcione ahora, por lo que es recomendable revisar concienzudamente las políticas y hacerlas menos rígidas, sobre todo aquellas que limitan la autonomía de los trabajadores.

Lo anterior sería un magnífico paso. No se imaginan el daño que tiene en sus empleados los procesos rígidos y mal diseñados.

ambiente de trabajo tóxico
Foto Khwanchai Phanthong / Pexels

Ahora bien, solucionado el primer obstáculo, debemos mirar al cuerpo directivo, incluyendo todos aquellos que tengan funciones de dirección y liderazgo. Aquí, lo recomendable es alentar el liderazgo positivo; es decir, el que promueve la colaboración entre integrantes del equipo y la comunicación con la directiva. El objetivo de estos es contribuir a la consecución de metas desde la coordinación y el apoyo.

Consejos para mejorar el ambiente

En este sentido, resulta muy apropiado considerar una combinación de estrategias, principalmente, las siguientes:

Comunicación abierta: este factor es clave para abordar los problemas en un ambiente tóxico. Por ello es indispensable fomentar la transparencia y el diálogo para abordar las inquietudes y conflictos que se presenten, y que en esta dinámica se propicie un espacio seguro para escuchar a tus empleados.

Fomentar el trabajo en equipo: aunque, lógicamente, en los espacios de trabajo existe la sana competencia, la labor del liderazgo debe pasar por fomentar la colaboración y el trabajo en equipo; eso sí, sin olvidarte de que el elemento de equidad debe estar presente en el trato y asignación de responsabilidades; así como, en impulsar la igualdad de oportunidades a todos los integrantes.

Reconoce y celebra los logros: este elemento es una forma muy efectiva de promover ambientes positivos. Cultivar la cultura del reconocimiento también implica en que cuando las cosas no vayan bien, el liderazgo debe portar la bandera del acompañamiento, capacitando a su personal, a los fines de corregir en lugar de castigar.

Dicho lo anterior, nos queda el último eslabón, el que anticipamos como principal responsable y primer sospechoso. Y no faltan razones porque muchas veces nos sorprendemos cuando, incluso, estos personajes siguen en su misión de destruir la imagen donde fueron desarrollados, aun habiéndose retirado.

Aunque por lo general las recomendaciones que hemos compartido aplican a estos, hay dos elementos que no pueden faltar para gestionar a los denominados empleados tóxicos. El primer elemento se relaciona con escucharlos e intentar entender su perspectiva. El segundo, proporcionarle retroalimentación constructiva.

ambiente de trabajo tóxico
Foto Yan Krukau / Pexels

Para desarrollar la escucha activa, debes separarte de los antecedentes que te llevan a esa conversación. Indaga sin ser invasivo y ponte en sus zapatos para entender su perspectiva. La mayoría de las veces experimentan problemas personales o son consecuencia de sentirse apartados o poco valorados. En este mismo acercamiento, proporciona retroalimentación constructiva y específica sobre su comportamiento. Sé honesto y asegúrate de que la retroalimentación sea útil y esté enfocada en soluciones.

Si después de aplicar estos dos pasos no ves interés en ellos, no pierdas más tiempo y proponles buscar otro camino.

Buscar la renovación de tu plantilla trae inmensos beneficios en épocas convulsas. El dicho “prefiero un malo conocido que bueno por conocer” es bastante perjudicial cuando se trata de defender el ambiente laboral. No hay mayor costo para una organización que mantener y apostar por alguien si este no tiene interés alguno en corregir su postura.

Eso sí, no te olvides que siempre debes explorar en detalle cada elemento, para definir las estrategias adecuadas que te permitan construir y consolidar ambientes de trabajo positivos y colaborativos.

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