Opinión

¿Quién escribe nuestra historia?

Es inevitable pensar que la historia de Venezuela ha sido contada de distintas maneras, derivando en algunos casos en una mitología vernácula que distorsiona nuestro origen, desarrollo y destino como nación.

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Historia viva en marcha: mIGRANTES VENEZOLANOS

Decía mi abuelo que la historia tiene siempre un gramo de verdad y 999 de mentiras. La historia, como dicen algunos historiadores, es una verdad convenida, en algunos casos, pero en otros, es aquel relato que escriben los vencedores. Para el filósofo e historiador Will Durant, la historia es una “fabula” no consensuada. Lo que es un hecho, es que más allá de la recolección de eventos “verdaderos” (por lo menos así percibidos por alguna mayoría difusa) para conformar un relato, la historia es siempre ajustable, adaptable a la conveniencia del momento y de quien o quienes la quieren evocar. 

La maleabilidad histórica no solo tiene lugar en los grandes acontecimientos, sino también ocurre a nivel de países, familias e inclusive personas. Constantemente se cuentan historias en donde los protagonistas quedan bien parados. Pocos, tienen la humildad de contar sus historias o las de otros, con una rigurosidad y objetividad tal, que no dejen dudas sobre lo realmente acontecido.

Un ejemplo reciente ilustra lo que estoy diciendo. Uno de los hechos más oscuros de la desaparecida URSS en los primeros años de la II Guerra Mundial, fue la infame matanza, en 1940, de más de 22.000 polacos en el bosque de Katyn, en la región rusa de Smolensk. 

Evidencias revisadas en el bosque de Katyn determinaría que fueron los rusos y no los nazis quienes asesinaron a más de 20.000 polacos
El dictador soviético Iósif Stalin. | Archivo

En el año 2010, el Parlamento Ruso, pidió perdón a Polonia por aquel incidente ordenado por Stalin. Con ocasión de la Guerra entre Rusia y Ucrania, y la posición de Polonia en contra de Rusia, las autoridades rusas decidieron cambiar la historia y ahora atribuyen la responsabilidad de ese crimen de guerra a la Alemania Nazi, exonerando de esta forma a la ex-URSS.

Uno podría pasar días citando múltiples ejemplos de este revisionismo histórico maniqueo a nivel global, pero es inevitable pensar que, en Venezuela, su historia ha sido contada de distintas maneras, derivando en algunos casos en una mitología vernácula que distorsiona nuestro origen, desarrollo y destino como nación.

Nuestra historia contemporánea tampoco ha escapado de esa dinámica. Hemos tenido protagonistas heroicos y villanescos, que intercambian papeles, dependiendo de quien cuente la historia. Estamos signados por acuerdos tácitos y no expresos, sobre la actuación de los protagonistas de nuestra historia.

A veces un supuesto villano palidece en su maldad al ser comparado con otro, y por consiguiente, pudiera convertirse en un héroe. A veces un héroe se convierte en un villano cuando comparas su actuación con la de otro mas heroico. A veces, el análisis no es tan complejo porque simplemente los villanos son villanos y los héroes son héroes. A unos los eleva la historia a un pedestal, a otro los absuelve, a otros los condena aún más. La historia abunda en ejemplos de personas que fueron rodeadas de un halo de magnanimidad que resultó que estaba compuesto de miserias. Desafortunadamente, la mayoría de las veces la historia no le da ningún espacio a los héroes silenciosos.  

En estos tiempos, en donde abunda la información, en Venezuela se descarta alegre e irresponsablemente la verdad de lo que ha sido evidente y se sustituye por un constructo falso, distorsionado y sobre todo maniqueo de la realidad.  Poco a poco, nuestra nación se va quedando sin referentes, puesto que nuestra Edad Medía está en pleno desarrollo.

Explayarse sobre situaciones puntuales que han pasado por ese embudo de la deformación tomaría muchas líneas, pero éstas engloban temas que van desde la economía y su dependencia del petróleo, el sistema político, la venezolanidad, la consideración del mejor país del mundo y no la del que podemos llegar a ser, hasta el papel que creemos tener en la historia y en su futuro. Temas que cada uno ameritaría su propio espacio.

En los últimos años, la tarea de la distorsión ha sido asumida con mucho ímpetu, no solo por los tirios locales, sino también por los troyanos, muchos de nuevo acuño.  Pero seguro alguna reserva queda para salvaguardar la verdad de lo que fuimos, somos y podemos llegar a ser. Como escribió Sir Francis Bacon, “La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”.

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