Opinión

Francia y América Latina y el Caribe: una sólida asociación frente a los desafíos mundiales

Nuestros países comparten una larga amistad. Frente a unos desafíos que nos afectan a todos, los lazos de amistad que hemos forjado son decididamente cruciales | Por Catherine Colonna —Ministra para Europa y de Asuntos Exteriores

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Como cada año desde hace diez —en esta ocasión, del 25 de mayo al 10 de junio de 2023—, Francia acaba de vivir su particular temporada latinoamericana, con varios centenares de eventos organizados en más de sesenta ciudades de todo el territorio, en el marco de las Semanas de América Latina y el Caribe.

Se trata de una excelente ocasión para demostrar ante el mundo que la región tiene una especial importancia para Francia.

La cercanía es, ante todo, geográfica. A través de sus entidades territoriales en las Antillas y en la Guayana Francesa, Francia es también un país de América Latina y el Caribe donde viven más de un millón de ciudadanos franceses.

Nuestros países comparten además una larga amistad enraizada en la lucha común por la emancipación —legado de la Ilustración—, así como una experiencia histórica compartida —la de las revoluciones francesa, atlántica y caribeña—, por no hablar de una cercanía cultural, alimentada de encuentros y mestizajes.

Siglos de compañerismo y de amistad activa

No es por tanto casualidad que Francia mantenga en la región una vasta red diplomática, educativa, cultural y científica: 24 embajadas, 41 centros educativos franceses, 200 Alianzas Francesas, sin olvidar instituciones de excelencia como el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, con sede en Ciudad de México, o los Institutos Pasteur de Montevideo y São Paulo.

La cooperación también es efectiva a nivel europeo y se reflejará en una cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que se celebrará en Bruselas en julio y que supondrá una oportuna reactivación de este marco de diálogo.

En materia de asociaciones para el desarrollo, Francia interviene desde hace años apoyando a la región. Hoy es el primer socio y donante bilateral con un monto de 12.000 millones de euros aportados por la Agencia Francesa de Desarrollo, y está orgullosa de ello.

Es también el tercer inversor extranjero en América Latina. Este hecho es muy positivo, y aún tenemos potencial. Actualmente, el total de las 2.500 filiales francesas presentes en la región son el primer empleador extranjero en Brasil y en Colombia, por ejemplo. Presentes en muchos de los sectores más estratégicos y con mejor desempeño —desde el sector agroalimentario al aeroespacial, pasando por la gestión del agua y la explotación de las energías renovables—, las empresas francesas gozan del reconocimiento de su buen hacer, su experiencia y su capacidad de innovación.

Estas Semanas de América Latina y el Caribe son ante todo una invitación a nuestros amigos latinoamericanos y caribeños para que aprovechen las inmensas bazas de nuestro país e intensifiquen nuestras relaciones humanas y económicas.

Queremos que más jóvenes latinoamericanos vengan a estudiar a nuestras universidades. Queremos que más turistas disfruten de nuestro patrimonio. Queremos que aún más inversores aprovechen las oportunidades que les ofrece nuestro tejido económico, en un contexto en que Francia es el primer destino europeo de la inversión extranjera.

Dialogar y cooperar para enfrentar los grandes desafíos contemporáneos

Estas Semanas de América Latina y el Caribe son también una ocasión perfecta para que los responsables políticos, los emprendedores, los creadores y los intelectuales de nuestros países mantengan viva esta amistad que viene de lejos.

Frente a los desafíos planteados por un mundo incierto y en constante cambio, es crucial que nuestras naciones, unidas por los mismos ideales de libertad, democracia, progreso y solidaridad, pongan en común sus reflexiones y aúnen energías para construir un multilateralismo eficaz y en plena sintonía con nuestro tiempo.

El primero de estos desafíos es, obviamente, el de la paz y la seguridad internacionales.

En el seno de la Organización de las Naciones Unidas, los países de América Latina y Francia han trabajado siempre codo con codo. En este punto, quisiera rendir un homenaje especial a la labor de los Cascos Azules latinoamericanos presentes en las operaciones de mantenimiento de la paz. Tanto en el pasado como en el presente, dicha labor supone una contribución esencial a la creación de un orden internacional basado en el Estado de Derecho y no en la ley del más fuerte.

El 24 de febrero de 2022, los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas sufrieron un grave revés cuando Rusia decidió, de forma deliberada y consciente, violar la integridad de un Estado soberano atacando a Ucrania.

Ante la tragedia que se vive en este país, que se ha cobrado ya tantas vidas y es el escenario de tantos crímenes de guerra, es nuestra responsabilidad reunir a todos los Estados de buena voluntad para mantener y aumentar la presión sobre Rusia y velar por que su agresión no se vea recompensada.

En lugar de ceder a la tentación de la indiferencia o la equidistancia, defendamos el respeto a la integridad territorial y la soberanía de los Estados, ya que de estos principios dependen las reglas que asegurarán nuestra seguridad común y configurarán en profundidad el mundo de mañana. Todo ello redunda en el interés de todos y cada uno de los Estados de la sociedad internacional.

Otros grandes desafíos exigen también nuestra movilización, entre ellos, la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.

Nuestra acción conjunta es ya remarcable y permitió, de hecho, la adopción del Acuerdo de París en 2015. La casi totalidad de los Estados latinoamericanos apoyaron en la ONU la resolución «Hacia un Pacto Mundial por el Medio Ambiente», presentada por Francia en 2018. Como parte interesada, Francia lleva a cabo una cooperación activa con Brasil y otros países para proteger la Amazonia, el mayor bosque del planeta y la principal reserva de biodiversidadmundial. Asimismo, junto a Costa Rica, Francia codirige la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas y ambos países acogerán la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en 2025.

En un contexto de creciente endeudamiento de los países en desarrollo y frente a la exigencia de descarbonizar nuestras economías, el apoyo financiero a los países más expuestos a las perturbaciones climáticas es una cuestión clave. Por ello, hacemos un llamado a nuestros amigos latinoamericanos para que desempeñen un papel activo en la Cumbre de París para un Nuevo Pacto Financiero Mundial que tendrá lugar los días 22 y 23 de junio.

Nuestros países tienen además otros muchos intereses comunes, ya sean las cuestiones sanitarias —cuya importancia estratégica y dimensión global todos pudimos constatar durante la pandemia de la COVID-19— o aquellas relacionadas con los derechos o la igualdad. En este ámbito compartimos la misma ambición en materia de diplomacia feminista, como quedó patente con la copresidencia de Francia y México del Foro Generación Igualdad de ONU Mujeres en 2021.

Frente a unos desafíos que nos afectan a todos, los lazos de amistad que hemos forjado desde hace siglos son decididamente cruciales. Hoy más que nunca, están destinados a desplegarse de forma multidimensional, dentro del respeto y la estima mutuos, por el bien de nuestros pueblos y de las generaciones futuras.

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