Venezuela

Calderón Berti: "En el interinato todo lo decidía Leopoldo López"

El fin del gobierno interino intensificó un cruce de acusaciones entre líderes del llamado G-4 en el que asoman irregularidades. Humberto Calderón Berti advirtió temprano, en 2019, que había unas cuantas cosas que corregir, pero lo sacaron del juego. El tiempo parece haberle dado la razón. Aquí hablamos de sus denuncias, de Monómeros, de Citgo, los partidos y los errores del interinato

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A finales de noviembre de 2019 cayeron como una bomba las declaraciones de Humberto Calderón Berti sobre manejos irregulares de fondos enviados a Bogotá a representantes del gobierno interino. El experto petrolero era el embajador del interinato en la capital colombiana y nadie se esperaba semejante cuestionamiento. «Había un mal manejo de las cosas y había que prestarle atención. No lo inventé yo. Las autoridades colombianas me dieron la alerta y me mostraron documentos donde se hablaba deprostitutas, licor», declaró el 29 a la BBC en una entrevista en la que también se le cita mencionando problemas detectados de «doble facturación» por parte de personas del entorno de Juan Guaidó.

Calderón Berti, quien fue presidente de Pdvsa y ministro de Energía y Minas, fue destituido ese mismo mes y coincidiendo con su salida del cargo de embajador comenzó a rodar el rumor de que participaba en una componenda contra Guaidó. Pasados los años, no solo no ha desmentido nada de lo que dijo entonces -en octubre de 2021 declaró: «Me da tristeza que Leopoldo haya sido el responsable de la pérdida del capital político de Guaidó»– sino que a la luz de las acusaciones cruzadas entre dirigentes de los partidos del llamado G-4 tras el fin del interinato, siente que el tiempo y los hechos le han dado la razón.

-Este es un momento en el que comienzan a salir a la luz algunas cosas sobre cómo fueron los manejos de la oposición en el contexto del gobierno interino. Y usted fue de los primeros que lanzó una advertencia, que hizo una denuncia cuando todavía se podían corregir cosas… Ya ese tiempo pasó…

-Me produce mucha tristeza porque yo alerté de una manera sincera sobre lo que estaba ocurriendo. Y fue apenas un mes o mes y medio después del comienzo del gobierno interino cuando alerté sobre cosas que ocurrían y que no tenían justificación y que eran irregulares. Era un momento en el que se pudieron haber establecido correctivos. Al contrario, las personas a las que denuncié, las premiaron. E inmediatamente surgió el tema de Monómeros, donde se designó a una primera junta directiva bastante profesional –yo sugerí algunos nombres de gente que venía de la industria- y metieron a una o dos personas adicionales por motivaciones políticas y ya ahí me pareció una mala señal. Inmediatamente empiezo a observar cosas que no han debido suceder y me distancio de todo aquello. No solamente me distancio, sino que señalo que eso no estaba bien hecho.

Eso marcó una diferencia con el gobierno interino y empezaron las desavenencias. La verdad es que la relación se agrió mucho hasta que, finalmente, me destituyeron en noviembre. Diría que desde el mes de junio de 2019 en adelante las relaciones fueron bastante agrias por eso. Incluso me mandaron algunos mensajes en el sentido de que yo debía renunciar. Les dije que yo no renunciaba porque renunciar significaba reconocer que había cometido un error y al contrario, lo que hice fue dictado por mi conciencia y mi responsabilidad como servidor público. En ese momento se estaba a tiempo de establecer correctivos.

-Es que no se aceptaba ninguna crítica, cualquier cuestionamiento era tomado como un ataque…

-Absolutamente. En una de las poquitas conversaciones que tuve con Juan Guaidó le dije “si se le ha dicho al país que nosotros somos diferentes, tenemos que comportarnos de una manera diferente y creo que la honradez y la honestidad no son para los discursos, sino que tienen que ser práctica habitual en el comportamiento de los empleados públicos”. Lamentablemente, no se hizo nada y fue derivando en cosas peores porque aquello se convirtió en una rebatiña entre los distintos partidos políticos que condujo a esto que estamos viviendo ahora.

Yo me había hecho a la idea de que no iba a tratar más el tema y no quiero insistir mucho en eso porque me produce una profunda tristeza. Hace poco le explicaba a un político español cuando se produjo la defenestración del gobierno interino que, pese a todo, yo estuve en contra de que lo defenestraran por razones de Estado. Ahora nos quedamos sin representación en la OEA, ante Estados Unidos y sin representación en muchos países en los que teníamos reconocimiento. Estamos, prácticamente, en las manos de lo que el gobierno de Estados Unidos quiera hacer, porque los activos que tenemos en EEUU, que es básicamente Citgo, dependen de la voluntad del gobierno de turno. Afortunadamente hasta ahora ha habido una cierta protección y no ha ocurrido nada, pero eso podría cambiar de acuerdo con las circunstancias, ¿no?

La cosa fue empeorando y vea usted lo que ocurrió. Yo estoy hablando de tres años y medio, casi cuatro años, que yo hice eso. Y me cayeron encima y me trataron de desprestigiar… Lamentablemente, yo tenía la razón.

Usted dijo en una entrevista hace algunos meses que el gobierno interino despilfarró su capital político. ¿De verdad cree que lo despilfarró? ¿O más bien ese capital, esa capacidad para lograr algo concreto, estuvo sobreestimada?

Creo que sí tenían mucho apoyo político, internacional y nacional. Hay unos que hablan de 50 países en total, llegan a hablar hasta de 60, pero ese reconocimiento internacional existía y todas las encuestas de aquel momento indicaban que el gobierno interino tenía una apoyo superior al 70%. Era un apoyo popular bastante sólido. Ese capital político se perdió. Me lo atribuyeron a mí por la denuncia que hice, pero fueron los hechos -lo que hicieron- los que causaron eso.

-Eso tiene que ver también con con la poca tolerancia a la a la crítica y peor aún, a la autocrítica, que es algo que mencionó usted hace poco en otra entrevista diciendo que no creía que en las filas de la oposición iban a reconocer sus errores. Y lo hemos visto, especialmente en las palabras de Leopoldo López cuando al terminar el interinato, básicamente lo que hace es celebrar lo que se hizo y echarle la culpa a los demás…  

-Echarle la culpa a los demás, claro… Pero a mí me educaron en la política bajo una serie de preceptos que practico y que afortunadamente los he mantenido toda mi vida. Uno es la tolerancia y el respeto por las opiniones ajenas. El que opina distinto no es mi enemigo, ni en el opinar o pensar distinto puede llevar a represalias. La otra cosa es tener la sabiduría de reconocer los errores, la autocrítica. Yo tengo que mirar hacia atrás y reconocer qué cosas hice bien, qué cosas hice mal, porque nadie es perfecto. Esas son características de los demócratas: ser tolerante frente a otras opiniones y reconocer los errores propios.

Uno como ciudadano ve que todo este asunto del gobierno interino en algún momento fue como si los demás partidos le hubiesen dicho a Voluntad Popular y a Leopoldo López: “hagan las cosas como ustedes dicen y nosotros solamente vamos a acompañar aquí”. Y no resultó bien. Usted, que en algún momento formó parte del interinato, ¿comparte esa impresión?

Yo no sé cómo funcionaba el asunto internamente, pero presencié algunas cosas que no me gustaron. Creo que fue un error haber planteado un gobierno parlamentario, porque en efecto era eso: todo tenía que ser sometido a la consideración del Parlamento. Guaidó no tenía ninguna autonomía, todo tenía que ser consensuado, en primer lugar. Y no debió haber sido así.

Si hubiese existido un criterio claro sobre las funciones gubernamentales, en el propio gobierno interino ha debido funcionar la separación de poderes: usted nombra a un presidente y ese presidente toma sus decisiones y le informa al Parlamento, presenta sus resultados. Pero no es que para tomar las decisiones le tenga que pedir permiso al Parlamento.

Y ese gobierno parlamentario se convirtió en un peloteo. Si se iba a nombrar a alguien en un cargo, tenía que ser nombrado uno de cada partido. Eso fue un error, porque no se hacía por las credenciales de las personas, sino por la pertenencia a los partidos. Y al final del tiempo, la crítica fue que quien ejercía el Poder Ejecutivo se alzó con las cosas: prácticamente todo lo decidía Leopoldo López, y eso a los otros no les gustó,

Lo que creo es que han debido darle autonomía y funcionar como deben ser las cosas: un presidente que rinda cuentas, pero que no necesite siempre la aprobación para las decisiones. Si a comienzos de año usted recibe el encargo de ser presidente, usted toma sus decisiones y si usted se equivoca, se le pasará factura por eso. Pero no tiene por qué estar consultando todas las decisiones que va tomando y tampoco puede darle un sesgo político partidista a la cuestión: no voy a darle entrada sino a los míos. Eso tampoco debe ser.  

Se suponía que iba a ser un gobierno de cierta integración, no de reparto. No es lo mismo integración que reparto. Aquí se repartía en función de los partidos. Y eso no funciona así. Los resultados están a la vista: aquello fue un rotundo fracaso.

-Luce como que, además de necesitar la autorización del Parlamento, Juan Guaidó también necesitaba la autorización directa de Leopoldo López para tomar decisiones, ¿no? Doble requerimiento…

-Eso lo llamaban el centro del poder. Y todas las decisiones las tomaban ahí. Los reclamos que al final hubo y que produjeron todo este enfrentamiento tienen que ver con que le dieron un cariz extremadamente sectario y los otros se quejaron. Y se quejaronpor la forma como se venía administrando todo. Eso fue lo que dio al traste con el gobierno interino.

-Pero se quejaron tarde…

Claro, pero es que son copartícipes. No puedes atribuir los errores solamente a una parte de lo que fue ese gobierno interino, porque el interinato era todo: era la Asamblea y era el Poder Ejecutivo, representado por el presidente interino.

Y desde el comienzo ellos han tenido que ponerle un parado a las cosas que estabansucediendo. Y no lo hicieron, sino que participaron del reparto y ya cuando el reparto no funcionaba acorde con sus expectativas, fue cuando vino el desenlace, que fue defenestrar al gobierno interino. Me imagino que las cosas habían llegado a tal extremo que no tuvieron otra alternativa. Yo no lo hubiese hecho, evidentemente, pero lo hicieron y allá ellos –los otros tres partidos- con la decisión que tomaron.

-Ahora el dedo apunta a Guaidó, como si solo él tuviera que cargar con toda la responsabilidad de lo que pasó, de lo que se hizo, de lo que no se hizo…

-La responsabilidad es compartida porque las decisiones las tomaba todo el grupo. Aunque llegó un momento en el que ya la cosa fue tan sesgada que las decisiones las tomaba solamente uno los partidos. Eso fue lo que produjo el enfrentamiento.

a un año de la operación libertad 30 de abril
Juan Guaidó y Leopoldo López: ¿se perdió ese capital político? (Cristian HERNANDEZ / AFP)

-¿Cómo ve usted el futuro político de Guaidó en este momento?

La percepción que yo tengo es que el país está una en una tónica distinta. Lo que está pasando es una cosa de gran calado, de mucha profundidad. No son las manifestaciones heroicas de los muchachos en 2014 y 2017, que fueron manifestaciones reprimidas con mucha violencia. Lo de ahora es una cosa distinta. La gente está en la calle por razones económicas y sociales.

Un sueldo mínimo de 6 dólares mensuales no alcanza absolutamente para nada. La gente está protestando por eso y los que están dando la cara son los maestros. Aunque que eso aplica también para para los millones de servidores públicos, salvo los que están en las cúpulas del Gobierno, de la Fuerza Armada o los enchufados, en todo el resto de la población los que eran clase media se convirtieron en pobres y los pobres en marginales. Y eso afecta igualito a los militares, a los que están a niveles, digamos, de teniente coronel para abajo. Afecta a todo el mundo. Entonces, la gente está en las calles protestando por eso.

La pregunta es, ¿y cómo haces para solucionar eso? Bueno, es un asunto prácticamente sin solución, porque el gobierno no tiene recursos. Si mañana, por ejemplo, el gobierno dice voy a complacerlos y les voy a duplicar o a triplicar el sueldo, es algo que puede hacer sacando moneda digital, que es lo que hace ahora. Pero esa moneda digital aunque triplique el sueldo, dentro de un mes se vuelve sal y agua. El tema de fondo sobre lo que estamos viendo en estos momentos es que es el resultado de haber aplicado durante muchos años una política pública totalmente equivocada, de corte socialista y de corte comunista, que es algo que ha fracasado en todas partes del mundo,

Venezuela aplicó una política pública que acabó con la gallina de los huevos de oro, que era la industria petrolera a la cual se le debe el desarrollo del país, acabaron también con el sector privado e industrial que paga sus impuestos, acabaron con el sector agropecuario…

Lo que vemos aquí es, por supuesto, el fruto de la destrucción del sistema productivo del país. Pero en este momento y desde hace por lo menos un par de años el gobierno prácticamente ya no habla de socialismo…

Sí, pero, ¿qué es lo que hay que hacer? No hablas de socialismo, pero tú tienes que producir un cambio dramático, radical, de la política económica, una apertura total.

Y esa es una situación dilemática para ellos: abrir todos los sectores de la economía al sector privado, empezando por el petrolero, y abrirlo también a la inversión extranjera internacional privada, y que empieces a devolverle las industrias a sus verdaderos dueños lo mismo que los predios agrícolas, plantea una contradicción ideológica muy fuerte con ellos. No puedes ser socialista y comunista y tener una política económica abierta.  

Sobre todo plantea algo que es inconcebible para ellos: la pérdida de espacios de poder.

-La cosa es muy simple. ¿Cuántos funcionarios públicos hay en Venezuela? Hay quienes dicen que son 3 millones y medio. Y escuché una cifra que habla de 5 millones de personas que están vinculadas con el Estado. ¿Por qué tantos? Porque el control político se ejerce por el trabajo y se ejerce por el hambre. Entonces, si tú quieres comer, tienes que estar conmigo para que recibas la bolsa CLAP. Y si quieres trabajar, tienes que estar conmigo para que tengas un empleo, indistintamente de que te paguen una miseria. Eso es lo que está sucediendo.

Un país moderno debería tener una administración pública muy pequeñita y el Estado dedicarse a tareas propias del Estado y que afectan al bien común, que son la educación, la salud, la infraestructura, la seguridad, la soberanía, la protección del territorio y la paz y la tranquilidad pública. Esa es la función del Estado. Pero eso es contrario al populismo, porque el populismo es llenar de gente a la administración pública para tener el control político y que las empresas sean todas controladas por el Estado, justamente para ejercer el populismo y caer en la vorágine de la corrupción.

La tarea fundamental de cualquier nuevo gobierno que llegue tiene que ser, en primer lugar, el desmantelamiento en esa macro estructura del Estado. El Estado lo que tiene que hacer es diseñar políticas públicas que estimulen la inversión privada para que haya trabajo y empresas que ganen dinero y paguen impuestos. Y esos impuestos deben ser utilizados para atender las necesidades fundamentales de la población. Tienes que tener una sanidad pública que funcione para atender básicamente a los pobres y tienes que tener una educación que sea de primera línea. Los educadores están protestando porque son tratados como parias, con salarios miserables.

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Algunos de estos convocantes por parte de los educadores le piden a los partidos que no participen identificándose con sus colores en las protestas…

Sí, claro. Me parece que es lógico, para que no traten de desviar a la manifestación y sacar el provecho político.

-Eso también se puede interpretar como un rechazo a los partidos.

Sin duda, claro que sí. Es que hay toda una situación por la responsabilidad que tiene el Gobierno de haber acabado con el aparato productivo nacional, pero también hay un rechazo a los partidos integrantes del G4, porque hubo una expectativa, una esperanza, ¿y eso dónde quedó? En nada.

El problema de fondo es la falta de formación de la dirigencia. La política es un oficio como cualquier otro, pero tienes que estudiar y prepararte. Y conocer los oficios. Tú no puedes llegar a ser ministro sin haber tenido ninguna experiencia, no puedes llegar a tener un cargo público sin acreditar una experiencia previa, que así era antes.

De cara a las primarias y estando las cosas como están entre los partidos en este momento, ¿no cree que las primarias más bien terminen convirtiéndose en otro escenario de disputas y de mayor división?

No quisiera circunscribir esto a la cuestión de los partidos solamente porque los partidos políticos venezolanos, incluyendo a los del régimen, no llegan al 30%. Hay una especie de rechazo colectivo hacia los partidos políticos, esto lo percibes perfectamente bien. ¿Por qué? Porque los resultados del ejercicio de la política durante los últimos años, tanto del gobierno como de la oposición –el G4- no han sido los esperados, ni respondieron a las expectativas de la población. Entonces, claro, el riesgo que se corre muy grande. Hay un mundo, que puede estar representado por el 70% de la población, donde está la sociedad civil, que tiene que buscar un canal de expresión electoral en un momento determinado, o porque venga de la candidatura de un partido, o porque venga de una candidatura independiente, que puede surgir en cualquier momento.

El rechazo a los partidos y la crisis que están teniendo en ese formato de unidad es muy preocupante, porque los partidos, a fin de cuentas, tienen que ser los vehículos que canalicen las voluntades y la expresión electoral de los ciudadanos. Ahora estamos en un momento de antipolítica.

Claro, absolutamente. Yo no estoy en contra los partidos, estoy en contra de la forma como se ejerció la política en algunos partidos en Venezuela en los últimos tiempos. Y venía de antes, tampoco es que lo de antes era el paraíso terrenal. Las cosas se empezaron a descomponer cuando los dirigentes políticos formados y con un bagaje de conocimiento fueron sustituidos por la gente del aparato. Fueron los apparatchik quienes se adueñaron de los partidos. Y eso condujo a los resultados electorales de 1998. Y a que viniera toda esa cosa que vino después.

Ese clima de antipartidismo que puso a Chávez donde lo puso…

El sistema democrático requiere de la existencia de partidos políticos sólidos, bien bien estructurados, con un basamento ideológico importante, con gente que tenga virtudes, que tenga condiciones éticas y morales. Todas esas cosas hacen falta para el ejercicio de la política. El ejercicio de la política no se le puede dejar a los piratas, a los arribistas y a los oportunistas.

En este momento, estando las cosas como están, ¿qué chance verdadero pudiera tener la oposición política en una elección contra Maduro?

-Lo primero es que es fundamental que hayan ciertas condiciones para poder participar en un proceso electoral. Todo el mundo está consciente de que el registro electoral venezolano está tremendamente contaminado. Casi 2 millones de personas han cambiado de domicilio en Venezuela y eso no ha sido recogido en el registro electoral. A la gente que está en el exterior, que somos más de 7 millones -de los cuales posiblemente la mitad tengan derecho a voto- nos están tratando de escatimar ese derecho ciudadano. Nos estamos organizando en lo que llamamos Movimiento de Ciudadanos Venezolanos en el Mundo, exigiendo el derecho que tenemos de votar en las primarias y de votar en las elecciones nacionales.

Pero también es fundamental que haya en las elecciones nacionales una buena supervisión internacional, que tengamos la garantía de que se hagan de una manera transparente y de que no se inmiscuya de manera indebida el mundo militar en el proceso electoral. Que haya una supervisión completa de todo el proceso es fundamental para que esas elecciones puedan darse. La gente es escéptica porque sabe que el riesgo de manipulación y fraude es muy grande.  

-Usted mencionó al comienzo de esta conversación el caso de Monómeros, tuve la oportunidad de entrevistar al gerente que estuvo antes de que el chavismo volviera a tener el control con el cambio de gobierno en Colombia. En ese momento la directiva de Monómeros aseguraba que la empresa estaba obteniendo buenos resultados económicos después del proceso de intervención de Supersociedades y los cambios que tuvieron que hacer. Luego el chavismo dice que estaba quebrada la compañía. Usted mismo, en otras declaraciones ha dicho que Leopoldo López fue el responsable de la mala situación de la empresa. ¿Cómo estaba Monómeros finalmente?

Yo me ausenté totalmente del tema Monómeros desde junio del año 2019. Cuando vi que aquello se estaba manejando como se manejaba y mis opiniones no pesaban ni eran tomadas en cuenta, dije, yo no tengo que estar aquí porque voy a ser cómplice o copartícipe y eso no me interesa.

Sé que la primera junta directiva era profesional en su mayoría, salvo las excepciones que mencioné anteriormente, pero después empezaron a nombrar gente por razones de tipo político. Y llegó un momento, cuando salieron estos profesionales, que trataron de producir una quiebra fraudulenta porque habían grupos empresariales colombianos y venezolanos que tenían intenciones de ponerle la mano a Monómeros. Y después vino la última junta directiva que se nombró donde estaba Guillermo Rodríguez Laprea. Yo la verdad es que no tengo ninguna información sobre cómo manejaron eso y cómo está la situación de la empresa en su último tiempo.

Hubo un momento en el que la situación de la empresa era muy complicada y yo en eso tuve una participación que fue mientras estaba el problema de la licencia de la OFAC. Y eso se logró resolver. No estoy diciendo que fui yo, fue una acción combinada de muchos factores.  

El año pasado les volvieron a dar una excepción también, pero por un año.

-Desde ese momento empezó a funcionar bien. Lo que pasa es que inmediatamente después de que se arregló esa situación en aquel momento, que fue a mediados del 2019 si mal no recuerdo, empezaron con con las cuestiones políticas y sustituyeron a la junta directiva para politizar desde un extremo.

No se sintieron satisfechos con nombrar a una directiva politizada, sino que empezaron a bajar para tratar de copar los cargos gerenciales, cosa que era absolutamente inaceptable. Yo dije, no me voy a buscar problemas porque esto no me corresponde a mí. No me conviene estar involucrado en algo donde mi opinión no vale, no pesa, no se tomó en consideración.

-Fíjense que no solo no se tomó en consideración su opinión. Hubo una comisión de diputados que presentó un informe en la Asamblea donde denunciaban el intento de toma hostil, el manejo político, etcétera, y fueron muy cuidadosos en tratar de no mencionar a Leopoldo López ni a VP, pero al final no les quedó más remedio que hacerlo y decir que había un partido que estaba tratando de controlar a Monómeros. Y ese informe tampoco fue tomado en cuenta para nada.

La verdad es que yo ese informe no lo conocí. Supe de su existencia, pero nunca lo conocí, porque yo cuando tomo una decisión, la tomo de raíz: no quiero saber más nada de esto porque no me interesa y punto. Porque tú haces unas sugerencias y denuncias una cosa, señalas algún error que están cometiendo y no aplican un correctivo. ¿Qué haces? ¿Te quedas tranquilo o dices yo aquí no continúo? Yo me desentendí totalmente de eso a más tardar en junio del 2019.

-¿Por qué no se dice lo mismo de Citgo? ¿Cuál es la diferencia entre el manejo de Citgo y el de Monómeros?

-Si en Citgo se ponían a hacer los estropicios que hicieron en Colombia, van presos todos. Porque ese país es distinto, esa es la explicación. Allá no pueden estar jugando con candela.

Ahora, esto no quiere decir que no se hayan hecho cosas indebidas. Yo no lo sé. Yo lo que sí sé sobre la actual gerencia de Citgo es que Carlos Jordá, su presidente, es un hombre serio, honorable y es un profesional de primera, y también tengo mucha confianza en Horacio Medina, que es el presidente de Pdvsa ah hoc actualmente. En ellos confío, conozco de sus condiciones éticas y morales. Pero en Citgo la explicación es esa que te dije: si ahí se meten a hacer los estropicios que hicieron en Colombia ya estuvieran presos. Eso no significa que no hayan hecho cosas, pero no estoy al tanto saberlo. Hay quien dice que sí y quienes dicen que no, pero no conozco la situación interna de Citgo.

-En todo caso, digamos que aparentemente no fue manejada bajo esos mismos mismos criterios políticos.

Tengo entendido que hubo alguna intromisión política, pero no tan grosera como la de Monómeros.

-En el caso de sus denuncias sobre los fondos de la ayuda humanitaria…

No, eso no fueron fondos de ayuda humanitaria. Los fondos de ayuda humanitaria eran los que venían a través de USAID y ellos los manejaban directamente. Los fondos sobre los cuales hice la denuncia fueron fondos que llegaron de Caracas, del gobierno interino, a gente nombrada por ellos y que no pasaron nunca por la Embajada en Bogotá. Ahí fue donde se pudo determinar que estaban manejando de manera indebida esos recursos. Eran fondos para el sostenimiento de 148 militares que estaban en un hotel allá en Cúcuta.

-¿Eran donaciones directas de personas en Venezuela?

Nunca supe el origen y el destino de esos recursos. Yo supe que venían del gobierno interino y que iban a dos personas que estaban allá y que habían sido nombradas por Guaidó, pero eso no fue consultado conmigo ni tuve que ver con eso. Lo único que sí tuve que hacer al respecto fue un fin de semana cuando iban a expulsar a los militares del hotel porque se debía un dinero que no habían pagado esas personas y saqué un cheque de mi bolsillo por 8 mil dólares para que no los expulsaran. Y nunca me los retribuyeron.  

Y quiero aclararte que los diez meses que estuve en Bogotá no recibí ni un solo centavo, ni un dólar del gobierno. Al comienzo se pagaban algunos gastos de la Embajada con contribuciones que hacía gente, pero eso pasó los tres primeros meses, después tuve que pagar de mi bolsillo los gastos de la Embajada y del personal.

Esa es otra creencia popular: que todas las personas involucradas con el gobierno interino han estado cobrando unos grandes sueldos.

Yo no cobré ni un ni un dólar. En 10 meses no cobré ni un solo dólar.

Julio Borges en una carta que hizo pública acaba de exponer que él mismo cobraba un poco por debajo de lo que se asignaba a los diputados.

Yo lo que te quiero decir es que después de que salí de la Embajada, que fue en noviembre del 2019, tengo entendido que se le empezó a pagar a los embajadores y a los funcionarios en el 2020. Mi trabajo fue absolutamente ad honorem, sin remuneración de ninguna forma. Tuve más bien que utilizar dinero de mi propio patrimonio para pagar el personal y los gastos de funcionamiento.

Pero es lógico que se le pague a los funcionarios, si creas una estructura gubernamental que se supone que está trabajando por el país, es lógico que les paguen, ¿no?

Yo no estoy en desacuerdo con eso. Creo que si estás trabajando tienes que cobrar para vivir, porque la gente no puede vivir del aire.

Cuáles sería las recomendaciones de su parte para el sector opositor de cara a la posibilidades de unas próximas elecciones, de cara incluso a lavar su imagen y a tratar de reconectar con la gente.

El gobierno interino ya no existe, pero los sectores opositores todavía están allí. No sé cuál es la situación entre ellos. Sé que tres partidos están enfrentados al otro partido. No sé si eso va a continuar así. Creo es que sí debe salir un candidato opositor único, pero no necesariamente significa que avalado por los partidos. En esto tiene un papel importantísimo la sociedad civil. Es más, creo que es difícil que los partidos se pongan de acuerdo. Después de lo que pasó con el gobierno interino tengo dudas de que se puedan celebrar las elecciones primarias como se han planificado, va a ser complicado. Tengo esa percepción.

Es lo que se ve, porque un día sale Leopoldo diciendo una cosa y luego ahora Borges le responde o le responden otros… se quebró esa unidad…

-En Venezuela hay mucha gente competente que calza los puntos para ser candidatos presidenciales y ojalá salga un candidato que reciba el apoyo de los independientes y de la sociedad civil. Esa es la esperanza que uno tiene.

El punto ahí es cómo conecta con esa gente independiente y de la sociedad civil…

-Bueno, la primera pregunta que hay que responderse es si efectivamente las elecciones se van a celebrar en su momento. Una obligación que tiene el régimen en Venezuela es hacer elecciones el 2024, pero pareciera ser que es parte como de una negociación del tipo ‘yo te voy a dar esto, porque tú me tiene que dar esto otro’, pero esa es una obligación que ellos tienen, no es una concesión ni un favor que le están haciendo a la población.

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