Política

Maduro se refuerza con la fe -y los votos- de grupos evangélicos

Nicolás Maduro lanzó su candidatura en un acto con pastores evangélicos sin haber esperado una consulta a las bases de su partido. Es una relación que ha trabajado desde hace algún tiempo y que garantiza apoyo electoral a cambio de ciertas ayudas materiales

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El acto del pasado 6 de marzo en el que se congregaron 17 mil pastores evangélicos en Carabobo para ratificar su apoyo a Nicolás Maduro, podría considerarse el evento de lanzamiento oficial de su candidatura. Se trata de un respaldo indispensable considerando la pérdida de su base social y la experiencia tomada de las elecciones en Brasil en donde Lula Da Silva y Jair Bolsonaro se disputaron los votos de 70 millones de evangélicos que, como ocurre en Venezuela, tienen gran penetración en las comunidades más pobres.

Unos días antes, Diosdado Cabello, exaltando las supuestas prácticas democráticas del Partido Socialista Unido (PSUV), informó que las bases del partido escogerían quién sería el nuevo candidato para las presidenciales del 28 de julio. Pero en realidad, la designación de Maduro ya era un hecho y se escogió ese escenario avalado por pastores evangélicos.

Sin embargo, Cabello había asegurado que todas las estructuras del partido se reunirían para que las bases presentasen sus propuestas de candidato Pero no hubo propuestas distintas ni trascendieron debates entre los militantes.

La cúpula del PSUV aseguró que la participación fue de 4 millones 200 mil militantes. La designación se produjo a pesar del poco respaldo electoral que registra Maduro, dado que el chavismo-madurismo no cuenta con ningún líder alterno que tenga conexión con la población y que pueda competir con María Corina Machado y el caudal de apoyo que evidenció en las primarias de la alternativa democrática.

Desde hacía varias semanas Maduro estaba en campaña y el acto con los evangélicos funcionó como un lanzamiento oficial. “Dejo mi destino a la voluntad de Dios”, dijo al recibir el apoyo de importantes congregaciones evangélicas, aclarando que nunca se propuso ser presidente.

El día anterior, en el Teatro Teresa Carreño, Maduro lanzó la Gran Misión Igualdad y Justicia Social en la que ofreció a los venezolanos que se encuentran en situación de pobreza -80% de la población- construir 640 nuevas bases de misiones socialistas mediante las cuales ofreció repartir millones de zapatos, colchones, ropa, alimentos, créditos, techos, paredes y pisos para las viviendas populares, canchas deportivas, nuevas escuelas, atención a la salud para los barrios y hasta créditos para emprendedores.

Pero no solamente la oferta de dádivas para atender la pobreza extrema estuvo en la lista. Para apoyar la repartidera anunció la creación de una estructura de 40 mil brigadas para respaldar el programa y su proyecto político.

Todo este aparataje se comienza a mover con intensidad al mismo tiempo en que le cierran el paso a la candidata opositora, detienen e imputan en tribunales por terrorismo a los coordinadores de su campaña, la declaran inhabilitada violando las leyes y la Constitución siendo una ciudadana que no tiene ningún proceso penal ni sentencia firme en su contra.

Esas acciones se acompañan con una fuerte campaña para generar división en los opositores y promover la abstención en los votantes que rechazan al gobierno. Y, especialmente, atizar la discusión sobre sucesores “idóneos” de la candidata.

Nicolasito, el gestor de la fe

El evento fue organizado por “Nicolasito” Maduro Guerra, quien hace dos años fue designado por su padre como vicepresidente de Asuntos Religiosos del PSUV y cuya actividad fundamental ha sido la consolidación del apoyo político de grupos evangélicos.

Varios pastores evangélicos elevaron oraciones a la vez que le “impusieron las manos” al presidente Maduro para bendecirlo. Uno de los discursos más relevantes fue el que le dedicó el obispo de la Iglesia Universal, Ronaldo Santos, quien le pidió a Dios que “bendiga al señor presidente con toda su familia y todos los que gobiernan” y atribuyó al bloqueo financiero todos los males que sufre la población venezolana.

“Señor mi Dios y mi padre, en este momento de manos tomadas por Venezuela por esta nación levantamos un clamor porque puede mi Dios que tengamos acciones de bloqueos de todas partes del mundo. El Diablo está abierto sobre esta nación sobre este país. (…) Bendiga al señor presidente con toda su familia y todos los que gobiernan a este país, dando a ellos tu dirección y tu sabiduría porque las decisiones correctas traerán paz y abundancia para toda la comunidad, para toda la población (…)”, dijo.

A esa avalancha de apoyo evangélico respondió Maduro: “Hoy encargo mi vida en nuestro Dios, en nuestro señor Jesucristo. Él determinará cuál será mi destino este año y los años por venir, pido las bendiciones para el pueblo de Venezuela”.

Dando y dando: quiero votos

El proyecto para captar los grupos evangélicos, inspirado en los utilizados en Brasil por Jair Bolsonaro y Lula Da Silva, se activó hace unos cuantos años.

Analistas señalaron que el voto de los evangélicos –clave incluso en toda la región– fue decisivo para los mandatarios brasileños en un país en el que 31% de la población (70 millones de personas) se identifica como evangélica. En ese terreno tomó ventaja Bolsonaro,  quien desde su gobierno consolidó los vínculos con las estructuras religiosas cuyo trabajo social los mantiene muy insertados en las comunidades. Lula tampoco dejó de buscar ese apoyo y su campaña tuvo un importante acercamiento hacia estos grupos, especialmente en las comunidades más pobres, logrando cerca de 30% del voto evangélico.

Un año antes de las elecciones de 2018, el madurismo se apresuró a conquistar a los grupos evangélicos. Para ello sumó al Movimiento Cristiano Evangélico por Venezuela (MOCEV) que concretó acuerdos con el gobierno. Iglesias y centros religiosos comenzaron a recibir el apoyo gubernamental a través de remodelaciones de templos, donaciones de electrodomésticos, herramientas y entrega de “Bonos de la Patria”.

vangélicos

Desde entonces, el vínculo sustentado en lo material antes que en lo espiritual, se refuerza a conveniencia. Maduro lanzó en enero de 2023 el programa “Mi Iglesia Bien Equipada” para dotar a los templos cristianos y entregar bonos a los pastores evangélicos, todo a cambio de apoyo electoral. En esa primera etapa remodelaron y dotaron a 2 mil 965 iglesias de estos grupos y recientemente anunciaron que se ampliará ese plan.

En el evento del estado Carabobo, Maduro les entregó el nuevo proyecto social recién anunciado para apuntalar su candidatura: “Yo quiero que los pastores, pastoras, iglesias y el pueblo de Cristo, se apropien de la Gran Misión Igualdad y Justicia Social, la hagan suya para ir por los humildes para darle techo al que no lo tiene, para darle alimento al que lo necesita, para abrazar a la juventud y sacarla de las drogas, para llevar la redención de Cristo al pueblo humilde que ustedes aman y atienden”.

Allí, en Puerto Cabello, los pastores pidieron al mandatario en campaña incrementar el número de beneficiarios del bono “El buen pastor” y llevar la bonificación a 20 mil cristianos, además de crear nuevos programas sociales. Los seguidores de Jesús, aprovecharon el momento.

Entre los grupos evangélicos más activos con el gobierno se encuentran la Iglesia Universal, Unción de Dios, Salmo 32 y El Movimiento Cristiano Evangélico de Venezuela (MOCEV), presidido por el pastor Moisés García, diputado del PSUV en la Asamblea Nacional de 2020.

En esta nueva etapa electoral el Ejecutivo beneficiará a los pastores evangélicos con el otorgamiento de nuevos espacios en la televisión y radio venezolana. En 2023 Maduro le ordenó a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) dar acceso y espacios a la iglesia evangélica en la radio y TV.

Y eso no es todo. Maduro anunció otro programa denominado “Iglesia Social” que servirá como medio de apoyo a los más necesitados a través de casas de alimentación, además, de ayudas sociales y donaciones mediante el Sistema Patria.

Hay que aclarar que no todas las organizaciones evangélicas se han alineado en ese apoyo político. El Consejo Evangélico Venezolano, que agrupa a 5 mil iglesias, se ha deslindado de esos vínculos políticos y algunos pastores han manifestado su desacuerdo con ese tipo de alianzas que van en contra de los principios que defienden.

Algunos pastores se han pronunciado señalando el derecho individual a tener una posición política, pero no como organización.

El diezmo de Miraflores

Siguiendo la experiencia de los políticos brasileños, el chavismo está concentrando grandes recursos para fortalecer el apoyo de los grupos evangélicos que tienen presencia en todo el país, ya que trabajan directamente en las comunidades y organizaciones sociales y llevan adelante planes de asistencia y concentran gran parte de las poblaciones más pobres. Necesita esos votos más que nunca.

La última encuesta de la firma Datincorp, que preside Jesús Seguías, registra que María Corina cuenta con 55% de apoyo electoral frente a 14% de Maduro; mientras que solo 8% votaría por otros candidatos. Destaca el estudio que 80% evalúa como negativa la gestión de Maduro en la Presidencia. Otro dato relevante para el oficialismo es que solo 15% se identifica como chavista.

Ese escenario también está muy claro para el gobierno y por eso los ha llevado a desconocer los acuerdos de “elecciones libres y transparentes”, arremeter contra todos los factores que apoyan la candidatura de María Corina Machado y hacer complejas y con poco tiempo de margen la inscripción de candidaturas.

Se han ido aliviando las sanciones internacionales y ya hay dos grandes empresas petroleras estadounidenses operando nuevamente en Venezuela. Las industrias destruidas durante los 25 años del chavismo las están poniendo en manos de privados aliados y el control institucional permite el uso discrecional de los nuevos recursos.

Sin embargo, la crisis que afecta a la población no desaparecerá y el deterioro  económico y social seguirá. El apoyo popular al discurso liberal de Machado a favor de una democracia e instituciones independientes permanecerá aún cuando se le ha cerrado el paso para ser candidata.

Maduro apelará al apoyo de su estructura, que puede estimarse en 3 millones de votos, pero a esa cifra hay que reducirle el rechazo interno del propio chavismo que registran los estudios más confiables del país.

De allí que el control sobre las instituciones y la promoción de la abstención en el electorado que le adversa serán clave para su permanencia en el poder. Y al mismo tiempo debe recuperar y reforzar alianzas y apoyos: incluso rezando y repartiendo un jugoso diezmo.  

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