“Ellos no son animales, son personas. No tenemos la ayuda necesaria, se nos están muriendo y no podemos hacer nada”, se escucha al otro lado del teléfono. Inés, quien pide reservar su verdadero nombre. Ella ha trabajado en el psiquiátrico por más de 20 años de los 78 que lleva fundado. Cuenta que los pacientes antes tenían oportunidad de reinserción social gracias al tratamiento médico y que el cómo alimentarlos no era motivo de preocupación. Sin embargo, en lo que va de año han muerto cuatro internos debido a complicaciones por desnutrición severa.
Inés cuenta que la última pérdida ocurrió el sábado 22 de octubre cuando una de las 42 pacientes femeninas sufrió una insuficiencia renal a causa de la mala alimentación.
Una cooperativa contratada por la gobernación del estado Lara es la encargada de surtir comida una vez por semana al hospital. Desde el año 2013 la cantidad y calidad de los alimentos ha ido en picada. “Este año no han traído azúcar, solo papelón. El arroz, la harina y la pasta viene de vez en cuando y la cantidad es muy poca”, relata la trabajadora que ha tenido que realizar colectas y sacar de su bolsillo para poder cubrir alguna carencia.
Lo poco que llega se lo roban
La madrugada del martes 25 de octubre el personal de guardia escuchó ruidos que provenían de la parte externa del centro de salud. Llamaron a la comandancia de Polilara y a pesar de que les atendieron, ningún funcionario se acercó. Era el robo número 13 en lo que va de año.
Un grupo de delincuentes abrió un boquete de aproximadamente un metro por 80 centímetros en la pared que separa el hospital de la urbanización La Sábila -una de las más peligrosas de la ciudad- y con una segueta cortaron las rejas y forzaron la entrada.
Se llevaron todo. Un bulto de harina PAN, pasta, arroz, 12 kilos de caraotas rojas, 14 kilos de cereales, 14 panelas de papelón, café, carne molida, pollo, queso, verduras y frutas. Además cargaron con 20 kilos de jabón en polvo, guantes quirúrgicos, batas médicas desechables, soluciones fisiológicas, artículos quirúrgicos y hasta el alcohol.
Tres aires acondicionados, tres computadoras y dos impresoras, así como un peso de verduras y una carretilla entraron en el botín. Solo dejaron unas auyamas que junto a unas sardinas que pudieron comprar los empleados fueron el menú de ese día para el desayuno, almuerzo y cena.
La doctora encargada del psiquiátrico, Tania Patiño, indicó que tras el robo lograron reunirse con una comisión de la gobernación que les aseguró, una vez más, tratar de enviar ayuda y encargar a funcionarios policiales de recorrer la zona, “pero nada hacemos con eso si la seguridad no es permanente. Aquí roban a los empleados, a la visita, los autobuses los secuestran para robarlos y eso es a diario. Necesitamos seguridad”.
Déficit de 80% en fármacos y condiciones de insalubridad
En el dispensario de medicinas de El Pampero tienen meses sin recibir psicotrópicos para inducir el sueño, calmantes y anticonvulsivos esenciales para tratar la epilepsia, esquizofrenia, depresión, trastorno bipolar y psicosis tóxica que padecen los pacientes.
Las recaídas, ataques violentos e intentos de suicidio han recrudecido por el déficit de 80% en fármacos, según las estimaciones de los gremios de salud. Solo hay un médico psiquiatra que va los miércoles por la mañana y se necesitan más especialistas por turnos que puedan adecuar un tratamiento.
La escabiosis es lo único que no escasea en el hospital. Los animales como gatos y perros, que se cuelan por las rejas, son los fieles acompañantes de los enfermos que no tienen shampoo, jabón ni crema dental para el aseo diario. Las sábanas y remiendos que sirven de ropa para los pacientes no son lavadas adecuadamente y no cuentan con secadora para que el calor pueda combatir los gérmenes, por lo que más de la mitad de ellos y hasta algunas enfermeras padecen de sarna.
A pesar de que representantes del gobierno niegan que en Venezuela exista una crisis de salud, muchos de los pacientes del Hospital Psiquiátrico El Pampero duermen en el piso al no tener los colchones suficientes y se quedan sin luz luego de las 6:00 de la tarde cuando la falta de bombillos hace más evidente la oscuridad en la que se encuentran.