Desde que Elon Musk tomó el control de Twitter a finales de octubre, su controvertida gestión de la red social ha generado una creciente multitud de usuarios descontentos que están probando otras plataformas.
Bluesky y Mastodon están entre los contendientes para destronar a Twitter como la red social de referencia para los medios, los políticos y las celebridades.
Bluesky, el clon de Twitter
La red social Bluesky, respaldada por el cofundador y exjefe de Twitter Jack Dorsey, está ganando popularidad.
Según la revista Forbes, que cita datos de la firma Data.ai, la aplicación de Bluesky ha sido descargada 360.000 veces y actualmente está por delante de algunas plataformas populares como LinkedIn, Bing y Zoom en el ranking de la App Store, la tienda de Apple.
Originalmente creada y financiada por Twitter en 2019, bajo la dirección de Dorsey, Bluesky llegó a los teléfonos inteligentes hace dos meses.
La plataforma se parece a Twitter pero al igual de Mastodon no está descentralizada, por lo tanto, es posible crear aplicaciones separadas y no todo el contenido puede ser controlado por una sola entidad.
Actualmente solo es accesible por invitación. La lista de espera tiene más de un millón de solicitantes, según Forbes.
Varias personalidades se han sumado recientemente a la plataforma, incluida la legisladora demócrata de la Cámara de Representantes Alexandria Ocasio-Cortez y la modelo Chrissy Teigen, quienes tienen cada una más de diez millones de suscriptores en Twitter.
Mastodon, el anti-Twitter
Poco conocido por el gran público, Mastodon está experimentando un repunte de popularidad entre los internautas preocupados por el futuro de Twitter, incluidos periodistas, profesores universitarios y otros profesionales.
Creado en 2016 por el desarrollador alemán Eugen Rochko, el sitio se presenta como «una red social descentralizada gratuita y de código abierto» sin ningún tipo de publicidad.
En concreto, permite a cada usuario incorporarse, según sus temas de interés, a la comunidad que quiera, y es ésta la que establece sus propias reglas.
Mastodon consta de una red de miles de servidores independientes. Los miembros pueden interactuar siempre que las reglas de moderación de sus respectivos servidores sean compatibles.
Pero el funcionamiento poco intuitivo de esta red y la moderación del contenido a manos de administradores no terminan de convencer a todos.
Dos meses después de la adquisición de Twitter, pasó de 380.000 a 2,5 millones de usuarios activos mensuales. En enero esa cifra se redujo a 1,4 millones.
Substack marca su «diferencia»
La plataforma Substack permite a los autores crear su propia ‘newsletter’ y vender suscripciones a personas interesadas.
En abril lanzó un hilo llamado «Notas», similar a Twitter, que permite a los usuarios publicar mensajes cortos, como recomendaciones, comentarios o enlaces a otras publicaciones.
«Las notas pueden parecerse a otras fuentes de redes sociales, pero la diferencia está en lo que no se ve», señaló Hamish McKenzie, cofundador de Substack, en un blog anunciando la nueva propuesta.
«Substack depende de las suscripciones pagas, no de la publicidad. Eso lo cambia todo (…) El grueso de las ganancias económicas va para los creadores de contenido», agregó.
Musk respondió bloqueando brevemente los enlaces y las búsquedas relacionadas con Substack en Twitter. El incidente mostró cuánto dependen de Twitter los autores de ‘newsletters» para encontrar su audiencia y, por lo tanto, generar ingresos.
Redes de nicho
Otras plataformas atraen a los usuarios desilusionados de Twitter y de otras redes sociales masivas.
Hive Social, una aplicación solo para dispositivos móviles que desde 2019 combina elementos de Twitter e Instagram, se ha convertido en una popular opción a la plataforma de los trinos.
Las redes sociales de tendencia conservadora Gab y Truth Social, esta última creada por el expresidente republicano Donald Trump (2017-2022), ya se presentaban como alternativas a Twitter antes de que Musk la comprara.
Con sus 150 millones de usuarios mensuales, el foro de discusión Discord se ha ganado un lugar más allá de los entusiastas de los videojuegos, su audiencia inicial. Pero la reciente filtración de documentos confidenciales del Pentágono ha afectado su reputación.
Cohost, que nació a principios de 2022 con la promesa de que nunca se venderían los datos personales de sus usuarios, lucha por despegar.
Y la aplicación de chat de audio Clubhouse nacida, al comienzo de la pandemia, ha visto disminuir su número de usuarios a 3,5 millones, o un 60% menos que en su punto máximo en 2021, según Business of Apps.
También hay en marcha proyectos, como Spill, cuya versión de prueba debería ser lanzada próximamente por dos antiguos empleados de Twitter.
Pero ninguna red parece lista todavía para reemplazar a Twitter.