La revista Vice -en su edición española- relata la historia de “Micha”, un frecuentador recurrente de los bares más extravagantes de la escena gay de Berlín, en los alrededores de la efervescente Berghain. El hombre del gigantesco pene, no tiene tapujos para hablar del tema con nadie y hasta deja que cualquiera se lo vea o incluso lo toque, como si se tratara de una suerte de “mascota exótica”. Un osito hormiguero con gorrito, un mono Totí o un caimancito tierno. Ciertamente, nos es inevitable pensar en las consecuencias de una «mala praxis» con este tipo de intervenciones y de las posibilidades de su masificación global como ha ocurrido con otras tendencias similares. Ni hablar de la adoración de nuestro gentilicio por las «transformaciones» extremas.
“Micha” quien confiesa que lo único malo es que – le cuesta conseguir un pantalón que le quede bien- habla de las ventajas y desventajas de ser un «Super»dotado en este extracto de la entrevista publicada por Vice:
VICE: Hola, Micha. La primera vez que te vi, lo primero que noté fue tu gigantesco paquete. ¿Por qué te agrandaste el pene con inyecciones de silicona?
Micha: Es una larga historia. Diría que todo empezó hace 20 años, cuando me regalaron un alargamiento de pene mediante bombeo. Sentía demasiada curiosidad como para no probarlo. La primera vez lo hice en secreto, pero cuando me lo hicieron, me gustó la sensación.
¿Qué fue lo que te fascinó tanto?
La mejor forma de explicarlo es que ‘me siento otro’, pero no desde el punto de vista valorativo. No es que me sienta mejor o más masculino o más atrevido o más guay. También creo que el hecho de someterse a un proceso de cambio voluntario desempeña un papel importante.
¿Cuál era el siguiente paso después del bombeo?
En mi caso fueron las inyecciones con una solución estéril isotónica de cloruro de sodio
Eso sería un paso intermedio, porque la solución salina se reabsorbe y acaba desapareciendo, ¿no? ¿Cómo fue tu experiencia?
Era una sensación muy agradable, pero no me gustaba que me pincharan, porque siempre hay un riesgo de infección. Además, la gente cercana a mí se preguntaba por qué un día casi no se me notaba el paquete y de repente, al día siguiente, tenía un bulto enorme. Por eso busqué algo que fuera permanente.
¿Cómo te lo haces?
Durante mucho tiempo, la única posibilidad de ponerse inyecciones de silicona en Europa era yendo a Londres, pero desde hace unos años hay una persona cerca de Berlín que ha logrado ganarse una buena reputación y que no solo pone inyecciones a los demás, sino que se las pone él mismo. Contacté con él y me informé exhaustivamente de todo. En aquella época también conocí a alguien que estaba estudiando medicina con quien hablé mucho del tema. Al final fue él quien me puso la primera inyección.
¿Cómo te sentiste después?
Justo después me picaba o lo notaba muy tirante, pero era más placentero que doloroso. Al principio notas que la silicona es algo ajeno a tu cuerpo, pero con el tiempo te acostumbras y acaba formando parte de ti.
¿Cómo influye el agrandamiento con silicona en tu vida sexual?
Cuando llegas a cierto tamaño hay cosas que ya no puedes hacer. Al menos no con todo el mundo y sin algunos preámbulos. En cambio, puedes hacer otras cosas. Es cuestión de desprenderse de los roles establecidos y las ideas preconcebidas y estar dispuesto a experimentar. Me han dicho que de frente mi pene parece un culo o una boca.]]>