Cuando uno ve toda la gracia y el manejo que tiene Karina a la hora de plasmarse o representarse a ella misma con todas esas dotes innegables de su propia escena, podemos sentir que cuando el talento toca la puerta no hay tiempo que perder. Pero esta vez fuimos nosotros los que pudimos incursionar en sus aposentos para descubrir su fiel retrato. En sí misma, ella como anfitriona que quiere dejarse ver entre simpatías y bellezas, entre buena charla y refinado gusto. Arte. Libros. Digamos que Karina lo tiene todo.
Y así empieza su relato:
«Creo que fundamentalmente si hablo de mi parte humana me considero una persona sentimental. Modestia aparte: soy noble. Soy colaboradora. Creo que si en la medida de lo posible puedo ayudar a los demás, en cualquiera de los escenarios, siempre lo voy a hacer. Yo creo que soy una ayudante de la comunidad y de la sociedad. Me he dedicado los últimos meses a obras benéficas con niños, ancianos.»
– ¿Cómo por ejemplo?
-Con Hogar Bambi. Varias veces también he ido al J.M. de los Ríos a llevar comida, a estar con los chamos. Por ejemplo, el 24 de Diciembre llevé regalos. Pero no solamente se trata de llevar algo, sino de compartir, tener cierto acto de presencia. Dios me dio la oportunidad en esta vida de ser dadivosa. A mi me llena muchísimo la gratificación personal que eso da. Por otro lado soy buena hija, buena hermana, buena madre. Pero no tan buena pareja (risas).
-¿Cómo te bandeas en ese perfil que va entre lo profesional, actoral, con lo otro que puede ser «la belleza»?
– Es complejo. He tenido muchos rollos existenciales porque justamente una tiene esta gracia física que puedes ver, pero realmente la belleza se basa en otras cosas más interiores. Quizá esto te suene naive o soñador. Pero es un choque que tengo cuando la sociedad constantemente te está empujando a estereotipos y estándares: maquillaje, cabello, «de punta en blanco». Todo eso. Yo agarro y mando a todo el mundo para el carajo. No me interesa. Yo soy como soy. Las actrices somos más relajadas que las simples modelos. Salimos en chancletas, despeinadas si nos da la gana.
– ¿O sea que no te importaría de pronto verte como se veía alguien como Cameron Díaz en «¿Quieres ser John Malkovich?
– Para nada. Ni como cuando Charlize Theron salió como salió en Monster. La actriz tiene que saber descomponerse. Y eso es justamente lo que me gusta. Sobre todo cuando vienes de ser imagen publicitaria y no te toman en serio como actriz. Después de tantos años de trabajo por fin me ha tocado desdoblarme en mi oficio y me he sentido liberada del espejo.
– ¿Te sientes famosa? ¿una celebridad? ¿Te paran en la calle?
– No me siento realmente famosa. Sí me siento exitosa, cosa que es distinta. Después de hacer 17 películas y 17 obras de teatro no me ha pasado eso de que te paren en la calle. Con la telenovela sí. Pero realmente para mi es indiferente.
– ¿Te gustó «Hasta que la muerte los separe?
-Uy. Bueno. Me gustó mucho mi personaje. Lo asumí con toda la responsabilidad. Estuve entrenado por meses con boxeo. Duro. Me tengo que creer que soy una boxeadora, no que lo parezco. Estuve peleando en el rin. En algunos barrios. Aprendí básicamente a pegar más duro y creo que tengo buen gancho. La película tiene sus partes positivas. Pero me encantó mi personaje.
– ¿Qué pasó con Jorge Rodríguez?
-No, realmente no pasó nada. Es una persona que quiero muchísimo. Cuando tu compartes con alguien en la vida te tienen que dar lo que te tienen que dar y viceversa. Pero llega un punto en que tienes que dejarlo ir. Tenemos muy buena relación. Una gran amistad. Pero cada quien decidió tomar su camino.
– En una entrevista declaraste haber recibido críticas por esa relación, por estar con esa figura.
-Sí, bueno. Al principio me angustiaba eso un poco, pero después me curé de eso. Piel de cocodrilo. Se lo agradezco a él dentro de todo. Me di cuenta de que la gente siempre está dispuesta a juzgarte y no entienden que si yo estuve con ese hombre fue porque me enamoré. Así me tilde de aprovechada, de arribista. Realmente me vale madre. Siempre trataron de descalificarme y más allá de su perfil político estuve ante todo relacionada con un hombre increíble. Poeta. Psiquiatra. Literato. El hombre primero que nada.
– Se nota que te gusta leer, a juzgar por tu biblioteca. ¿Tienes algún autor u obra favorita?
– Cervantes. Yo leo desde lo más básico, pero me gusta mucho leer teatro también. Cervantes creo que es cabecera. Realmente es difícil decirte algo más en específico.
– ¿Cuáles son los planes para 2016?
– Ahora mismo me estoy preparando para proyectos fuera de Venezuela. Un personaje que llevo dos años cocinando para un road-movie de Javier Mujica que se llama Zamuro’s Way. Toda mi concentración está ahí en este momento.
– ¿Aspiras a Hollywood?
-No. La verdad no está en mis planes. No lo tengo como meta ni expectativa. Lo que sí es que me voy a Estados Unidos. No me gusta ilusionarme con metas que a lo mejor no pueden ser logradas y que luego lleven a frustraciones. Mejor dejarlo que fluya y trabajar día a día las cosas como se tienen que hacer. Hollywood no me quita el sueño. Fíjate que el cine europeo me llama más la atención.
– ¿Andas en algún proyecto del cual nos puedas adelantar algo?
– Estoy en un proyecto muy importante. Una película que sé que dará mucho de qué hablar. Se llama Tamara y es sobre la vida de Tamara Adrián. Seguro va a ser bien controversial. La directora es Elia Schneider. Ese estreno va para este año. Va a ser un hit.
Síguela
Karina Velázquez | Instagram: karinavelasquez – Twitter: @velasquezkarina
Fotografía: Alejandro Cremades | Instagram: doncremades – Twitter: @doncremades
Maquillaje: Christian Gil | Instagram: christiangilzone
Post-producción: Fernanda del Pino | Instagram: fefadelpino
Dirección de arte: Erich Gordon | Instagram: gordon_ccs – c4estudiovisual