Opinión

"Madame Web" pudo haber sido un meme y ya

“Madame Web” -de la directora S. J. Clarkson- es tan confusa, mediocre y absurda, que termina siendo un fenómeno aparte: el cine elaborado a base de algoritmos y con argumentos creados para ser meme. La peor película de superhéroes hasta la fecha 

madame web
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En “Madame Web” pasan muchas cosas a la vez y ninguna parece lógica. Por un lado, el personaje titular (interpretado por Dakota Johnson con aire distraído) no parece tener otro propósito que justificar la posibilidad del spiderverse. Eso, gracias a su nunca explicada del todo capacidad precognitiva. Al otro extremo, un villano con una ridícula historia de origen a cuestas, intenta matar a tres adolescentes que, antes o después, se volverán una versión de Spider-Woman y le asesinarán. Por lo que la solución a la futura debacle es detenerlas siendo unas adolescentes de minifalda a quienes les gusta bailar sobre mesas y sillas el último hit de Britney Spears.

Dicho así, la película de S. J. Clarkson parece un despropósito. Es una mala cinta con pésimo guion. “Madame Web” es, quizás, la primera del género de superhéroes que deja a un lado toda lógica para vender una marca y profundiza cómo puede y siempre con el peor resultado, en la idea de una cinta pensada para ser un producto secundario de redes sociales. Es una película de personajes que conversan como si jamás hubiesen tenido contacto alguno con un ser humano, efectos especiales de pacotilla y una trama absurda que jamás avanza hacia ningún punto.

“Madame Web” está más interesada en desglosarse para crear secuencias que tendrán mejor vida y una larga permanencia en redes sociales.

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¿Puede ser una película pensada para ser un meme de dos horas? “Madame Web” lo intenta y con un ahínco perturbador. Su saña contra la lógica es tan evidente que sus primeros cinco minutos parecen autoparódicos y después pasa a una historia que no quiere narrar nada, contar nada, mostrar nada, profundizar en nada. De modo que Cassie Web (Johnson) sólo va por Nueva York en una ambulancia, dejando claro que la película es una mala copia de obras mayores y mejor narradas.

Lo asombroso  -si puede utilizarse ese término- de “Madame Web” es que también es el anuncio de la película que pudo ser: Cassandra ve el futuro, a las superheroínas que vendrán, a las peleas que sucederán. Pero, ¡sorpresa!, nada de eso ocurre.

En la nada misma

Hace un par de años, “Morbius” (también de Sony) dirigida por Daniel Espinosa, se convirtió en la delicia de las redes sociales. No por su calidad (nada más lejos de eso), sino por su supina estupidez. Todavía no había llegado el desencanto total con el género de superhéroes y aun así, “Morbius” sorprendió por ser una locura sin sentido, insalvable y con tantos problemas, como para pasar a los anales de la historia de las malas películas.

Pero, a pesar de eso,  -o debido a eso- se volvió una obsesión de las redes sociales. Cientos de memes llenaron cada plataforma posible. Las docenas de imágenes genéricas de Jared Leto siendo el vampiro extravagante de la película, se volvieron el punto de moda de la conversación virtual. Asombrado por el fenómeno, el estudio intentó entonces un reestreno, cosa que le dio el raro honor de fracasar dos veces y casi de la misma manera en taquilla. Pero a Sony algo le quedó claro: el empuje de la burla colectiva tenía un valor en tráfico que podía ser capitalizado.

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Y eso parece ser el motor central de “Madame Web”. Cada escena -mal filmada, borrones de colores oscuros en los que los personajes se mueven con torpeza- no parece destinada a ser otra cosa que basura visual. Pero un tipo de basura que puede ser reciclada y convertida en una broma infinita que mantenga al estudio y sus productos en boca de todos. ¿Es suficiente algo semejante en medio de una época en que cada producción está sometida a la exploración enloquecida y persistente de los usuarios?

No hay una respuesta fácil para eso. Lo que está de anteojito, es que “Madame Web” pudo ser un meme y podría haberle ido mejor. Un fenómeno inexplicable de nuestra época que la película acaba de convertir en una pauta para clasificar a las malas producciones de ahora en más.

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