Opinión

El realismo mágico llegó al streaming: ¿será Netflix la nueva Editorial Sudamericana?

¿Así como la editorial que obtuvo el manuscrito de "Cien años de soledad" será Netflix el nuevo epicentro de una versión streaming del boom latinoamericano?

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En los años 60, cuando Gabriel García Márquez aún era un desconocido en México, Jorge Álvarez, fundador de Editorial Sudamericana, recibió un manuscrito voluminoso. Era Cien años de soledad. La leyenda cuenta que, tras leer las primeras páginas, Álvarez exclamó: “Señores, ante ustedes tienen una obra maestra”. Así, una pequeña editorial argentina se convirtió en el epicentro del boom latinoamericano.

Hoy, medio siglo después, la historia parece repetirse, pero con un giro macondiano. En lugar de imprentas, tenemos servidores que zumban como enjambres de mariposas amarillas. Las librerías han mutado en aplicaciones que brillan en nuestros dispositivos, y los editores de carne y hueso han sido reemplazados por algoritmos que buscan, con insaciable sed de contenido, la próxima obra maestra.

De alguna forma, los misterios del big data han revelado que Pedro Páramo, Cien años de soledad y Como agua para chocolate podrían ganarle la partida a los true crimes.

Quizás el público esté harto de asesinos seriales y listo para sumergirse en mundos donde la magia es tan real como el café de la mañana. Sea cual sea la razón, celebremos este giro inesperado. Y si el reto es demasiado grande —por no decir imposible— que al menos estas joyas literarias regresen a los estantes más visibles de las librerías.

Pero la revolución literaria-digital no termina ahí. Imaginemos el próximo paso: una adaptación interactiva de Rayuela de Julio Cortázar. ¿Qué tal una serie donde el espectador salte entre episodios, creando su propia narrativa al estilo de «Black Mirror: Bandersnatch»? La estructura no lineal de Rayuela, con su famoso “Tablero de dirección”, parece haber estado esperando décadas por la tecnología adecuada. A diferencia de «Bandersnatch», esta adaptación podría ofrecer una libertad casi infinita, dándole al espectador la oportunidad de ser el cómplice activo que Cortázar siempre soñó. Con un clic, podríamos navegar entre París y Buenos Aires, redefiniendo la narrativa con cada elección.

En el mundo del streaming, como en el de Cortázar, el orden de los factores definitivamente puede alterar el producto. ¿Será que estamos listo para dar el salto?

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