Sexo para leer

8 confesiones sexuales de venezolanos

Detrás de cada persona, existen secretos ocultos de todo tipo, y en esta ocasión hombres y mujeres venezolanas vuelven a ser  los protagonistas de las historias prohibidas de UB 

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Hay fantasías prohibidas pero tan irresistibles que por más que trates de evitar, igual terminas regalando la flor y el macetero. En este caso, nuestros protagonistas no están enamorados, sino que se envuelven en una situación donde el deseo los lleva a una fantasía hecha realidad.

Claudia, 40 años

“Tuve sexo como nunca antes con el mejor amigo de mi esposo. Siempre me “echaba los perros”, pero nunca le presté atención, hasta que en una oportunidad llené de rabia mi cuerpo por una discusión con mi esposo y por casualidad él me llamó. Quedamos en vernos por mi trabajo y en el estacionamiento hicimos el amor. Me besó con furia, tocó mis partes y me fue desnudando. El papel ahumado del carro era oscuro por lo que me dejé llevar hasta el final. Nuestro encuentro fue lo más excitante que nos pudo haber pasado, salimos un par de veces más, pero me alejé por el peligro a que nos descubrieran».

Gabriel, 25 años

“Con mi profesora particular de física y química, recibía las lecciones en su casa. Con el tiempo sentí que me hacía insinuaciones y yo agarraba sus indirectas. Era casada y aproveché el momento justo para hacerle sexo oral en la mesa del comedor, estaba extasiada y acabó en mi boca. No llegamos al coito porque no me provocaba, sin embargo seguimos saludándonos como si nada ha pasado y su hijo se convirtió en mi pana”

Ninoska , 28 años

“Acepté la invitación de un amigo de mi hermano, aunque tenía novio no me negué la salida. Nos tomamos unos tragos y en el camino terminó metiéndomela en el carro. Sentí que no fue suficiente y seguía con ganas al día siguiente. Por casualidad me escribió otro amigo que me gustaba bastante, hizo su propuesta indecente y acepté; no perdimos el tiempo, me buscó y amanecimos en un «tiradero» de Caracas. La semana terminó con broche de oro cuando pasé un increíble fin de semana con mi novio en la playa».

Santiago, 30 años

“Tengo a mi esposa, pero conocí a una bella mujer en el aeropuerto y no desaproveche la oportunidad para conocerla aún más. Conversando, intercambiamos números y la invite a salir. Como trabajo haciendo viajes, siempre pido que me manden para la zona donde vive, para poderla ver y disfrutar de su belleza. Es algo inexplicable lo que siento por ella, sé que no estoy enamorado pero me encanta y algo tiene que no me deja soltarla por nada del mundo, no quiero decir que, (Sonríe)”.

Yelitza, 26 años

“Trabajaba en un casino y al salir, siempre tomaba el taxi para mi casa. Uno de los taxistas me “echaba los perros” e intercambiamos números. Una noche salimos juntos para bailar un rato y disfrutar de una noche tranquila. Al par de tragos el tipo se rascó y me tocó manejar a mí sin tener experiencia alguna. Terminamos en un hotel y después de esa noche más nunca lo vi. Fue muy decepcionante, tenía el una «paloma» tan pequeña que no llegaba a «pichón», ni cosquillas daba y besaba como un perro baboso».

 Diego, 47 años

“Una de las mejores amigas de mi ex la visitaba con frecuencia a la casa. En una oportunidad le di la cola porque ya era tarde y pidió conversar conmigo, nos tomamos un café. Al principio pensé todo lo peor, pero resultó lo que menos me imaginaba una declaración de amor. Terminamos saliendo varias veces en la que terminamos envueltos en una relación amorosa. A raíz de su declaración me gustó muchísimo y sentía esa adrenalina y pasión cada vez que nos veíamos. Actualmente ya no tengo nada con ninguna de las dos y mi ex nunca se enteró”.

Johana, 23 años

“Tenía un jefe que me piropeaba y me hacía insinuaciones, logró obtener mi número y me escribía siempre. Llegó un día que decidí acceder a sus invitaciones y salimos, tanto me presionó que terminamos en un hotel, era casado y no estaba nada mal, pero tampoco era la gran cosa. Al final, no salimos más porque el tipo era tan mala cama que tomaba pastillas para levantar su «autoestima».

Alfonso, 25 años

“Tuve una aventura con dos mujeres, pero no eran cualquier mujer, eran las amigas de mi novia. Las invité a mi casa, vimos películas y como estaban tan explotadas se me salió el diablo que llevo por dentro. Cuando aproveche la oportunidad besé a una de ellas y la otra quedó en shock cuando vio que nos besamos con pasión, me reclamó que porqué había hecho eso con su amiga y con ella no. Entonces, la besé a ella también. Con la adrenalina a millón las llevé al cuarto y nos hicimos sexo oral, fue entonces cuando el novio de una de ellas la llamó y abandonó la aventura, la otra se quedó conmigo disfrutando de nuestro excitante encuentro”.

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