María Andrea Romero: "Yo no me creía bella"

 Natural. Esa es la palabra que define a esta catiense, que apenas hace dos años empezó a desfilar por las pasarelas. Su envidiable melena y su blanca sonrisa son imanes para el lente de cualquier fotógrafo. A diferencia del resto de las compañeras que fueron citadas para hablar de las diferentes bellezas que hacen vida en la Venezuela actual, María Andrea apenas comienza a comprender lo que significa estar frente a las cámaras y por eso es una voz clave con la que cerramos este seriado.

– Cuéntanos de ti

Soy María Andrea Romero, tengo 20 años y curso sexto semestre de estudios internacionales en la Santa María, tengo aproximadamente dos años en el mundo del modelaje, pero solo pocos meses en el profesional.

– ¿Qué te motivó a trabajar como modelo?

Principalmente para hacer a un lado la timidez, porque yo era muy tímida. Todavía lo soy, pero no tanto como antes. Mi mamá (María Moreno) también me apoyó mucho y me dijo que tenía con qué, que era muy linda. Yo no me lo creía hasta ahora; poco a poco me lo estoy creyendo, claro, sin caer en los excesos ni creerme más que nadie.

– Tienes un rostro que llama la atención de inmediato, pero a la vez transmites una belleza que solo puedo definir como «muy sincera», ¿te pasa que ves algo muy bello en la vida que otros no notan?

Sí. Creo que hay belleza en todos lados, por lo menos a mí me encantan los paisajes. Soy fanática de ver cosas lindas en lugares comunes, esos lugares que me relajan y que para mí son demasiado lindos.

– Por ejemplo

Morrocoy. Me encanta ir para allá, es un paisaje que es demasiado bello para mí.

– ¿Hay algo en tu casa que te parezca muy bello?

Tengo unos loritos que están conmigo desde que estoy en preescolar. Ellos siempre hablan y cantan,  y me parecen que son una belleza exótica que me encanta, porque es algo icónico de mi casa. Cuando ellos no hacen bulla es como que hace falta algo.

– En la moda hay un dominio de mujeres de blancas, ¿te sentiste alguna vez mal o desanimada por eso?

Yo no me dejo intimidar por ese tipo de cosas. Me considero una persona muy fuerte en ese aspecto porque no me preocupa el que dirán y tengo una coraza para eso. Es algo que me gusta de mí, porque no me pongo mal por ningún comentario.

– Por tu tipo de físico, ¿te has sentido discriminada o por el contrario sientes que te buscan más?

No, nunca me he sentido rechazada. Tampoco siento que los tipos me busquen más o que hablen mal de mí, pero lo importante es que yo me siento bella y siempre me veo así.

– En Venezuela siempre ha crecido el rumor de que los negros no pueden entrar a algunas discotecas, ¿has tenido algún problema de ese tipo?

No, nunca he experimentado discriminación y estoy muy feliz de eso.

– Cuando te levantas en la mañana, ¿qué es lo primero haces en la mañana?

Bueno, lo primero que hago es darle gracias a Dios por un nuevo día. Como tengo un espejo cerca de mi cama, me veo a penas me levanto de mi cama (risas).  Es algo natural en toda mujer, porque siempre nos gusta ver cómo nos despertamos o cómo nos sentimos; ese es como mi ritual.

– ¿Alguna rutina de belleza?

En la noche siempre me quito el maquillaje y luego me aplico cremas hidratantes. En las mañanas, luego de bañarme, me voy al gimnasio unas dos horas diarias. Ya en la tarde voy a la universidad.

– Hablemos de tu carrera en la universidad, ¿qué te llevo a Estudios Internacionales?

Me llama mucho la atención lo internacional, las distintas culturas del mundo, algo que no conocemos normalmente. Me gusta explorar cosas nuevas para conocer distintas cosas. El hecho de que también estemos pasando por tantas cosas en nuestro país me hace querer buscar soluciones a esos problemas. Tenemos a todos estos niños que están en situación de calle, que es algo que me parte el corazón. Me gustaría crear alguna fundación para eso porque es un tema que veo todos los días en Catia y realmente me mueve.

– ¿Sientes que haber nacido en Catia te da perspectiva en estos asuntos?

Claro. Catia es como una escuela porque aprendes lo que no todo el mundo tiene la oportunidad de aprender, te muestra la realidad como en verdad es. Me llena de mucho orgullo haber nacido allí, porque me ha enseñado muchísimas cosas para salir adelante, frente al mundo, y que cualquiera no me engañe.

– ¿Esta faceta en el mundo del modelaje profesional ha sorprendido a las personas de tu entorno?

Sí, de hecho me ha pasado mucho porque yo era muy poco femenina, en el sentido de que no me arreglaba mucho, no me maquillaba, ni siquiera sabía pararme en unos tacones. Era lo opuesto a una modelo, y cuando mis amigos ven esta nueva etapa se sorprenden porque no pueden creer que sea la misma Andrea de hace tres o cinco años atrás. Es algo que me da mucha risa y también me motiva para demostrarles que puedo hacer esto y muchas cosas más que yo quiera conseguir algún día.

– ¿Qué es lo que más te ha sorprendido, hasta ahora, del mundo del modelaje?

Este es mundo muy complejo, en el que hay que ser muy fuerte para permanecer en él. Pero realmente lo que me sorprende es que no hay amigos. Si no tienes los pies sobre la tierra, te puedes perder y envolver en cosas que no quieres.

– ¿Cómo te ves en el futuro?

Ahora tengo la meta de terminar el Sambil Model y usarlo como un trampolín hacia mi carrera profesional, porque realmente no me veo en un futuro viviendo este mundo de fantasía. Quisiera usar el modelaje de la manera correcta, que me ayude a abrir nuevos caminos porque no quiero abandonar mi sueño de ser profesional (en Estudios Internacionales).

– Si le pudieras dar un consejo alguna niña que está en alguno de los barrios del país y que no se siente lo suficientemente bella, ¿que le dirías?

Le diría que todas las mujeres somos bellas por naturaleza, lo que hace falta es tener las ganas de salir adelante para tener un mejor futuro y una mejor calidad de vida. Es algo por lo que pasé y lo he ido descubriendo, y ahora me he dado cuenta de que sí soy bella. Yo vengo de una familia humilde y lo estoy logrando, así que si yo puedo, cualquiera puede.
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