Situado a hora y media de carretera al sudeste de Londres, Pluckley es pequeño pueblo de unas 800 almas, anidado entre las dulces colinas del Kent, con sus casas de ladrillo rojo recubiertas de viñas verdes.
Un lugar encantador, desde luego, pero bastante común en esta parte de la campiña inglesa. Lo que es menos habitual, en cambio, es lo que se lee en el mapa del lugar, colgado en la plaza del pueblo.
La zona, afirma el texto, tiene «12 fantasmas oficiales, pero también otros menos conocidos», un anonimato que los priva del prestigio que tienen los primeros.
«Pluckley es un pueblo extraño» explica a la AFP Steve Moyle, jefe de un operador de viajes de caza de fantasmas.
«Durante el día, el lugar es tranquilo y acogedor. En la noche, la atmósfera cambia, y se convierte en un paraíso para los cazadores de fantasmas en ciernes».
– Fantasmas ¡muéstrense! –
Ateniéndose al deber de verificación que se impone a todo periodista, la AFP se libró a una exhaustiva exploración de los diferentes lugares donde estos espectros han sido inventariados en los últimos años.
Empezando por la iglesia de St Nicholas y su modesto cementerio, que albergaría, como cualquier lugar embrujado que se respete, una «Dama blanca» y también una «Dama roja», que debe su nombre a la rosa que fue posada sobre ella en el momento de ser colocada en su ataúd.
La Dama sería el fantasma de una antigua aristócrata de la región, y que embrujaría el lugar desde hace un milenio, en busca de su hijo nacido muerto.
Pero pongamos fin al suspense: es cierto que el cementerio alberga algunas ajadas lápidas, suficientemente ilegibles como para estimular la imaginación, pero no parece desde luego turbado por alguna actividad ectoplásmica.
A algunos kilómetros de ahí, los más audaces pueden adentrarse en el bosque de Dering, alias el «Bosque de los aullidos», pero la verdad es que se escuchan más los gorjeos de los pájaros que los gritos de los espectros residentes.
En realidad, entre las numerosos personas interrogadas en el lugar, sólo hay una que cree en los fantasmas. Es Sarah Knight, patrona del pub «The Black Horse».
«Hay cosas que se mueven, se escuchan ruidos de pasos. Cuando paso el aspirador, siento que alguien me tira del bolsillo trasero» afirma la mujer, de 35 años.
Ante tanta seguridad, algunos habitantes de Pluckley no pueden evitar el comentario de que este pub, que vende precisamente un guía turístico sobre los fantasmas, tiene gran interés en preservar el misterio y atraerse así a la clientela.
– Una incómoda reputación –
Que sea justificada o no, esta reputación de «pueblo más embrujado de Inglaterra» atrae durante Halloween a muchos curiosos y jaraneros, decididos a cruzarse con uno de los doce fantasmas oficiales.
Hasta tal punto que el plácido pueblo llega a convertirse en un escenario digno de un festival de rock, repleto de sedientos asistentes.
«A veces, se montan trifulcas» relata la sexagenaria Linda, empleada en el supermercado del lugar, y que prefiere callar su apellido. «Beben, y vagabundean por el pueblo. Una vez, intentaron incluso incendiar la escuela».
«Hay gente que viene a buscar líos» coincide Chris Housman, presidente del consejo parroquial, equivalente del alcalde.
«Para serle sincero, el pueblo pasaría con mucho gusto de Halloween», añade, y precisa que ninguna fiesta o evento será organizado o apoyado por el consejo el 31 de octubre.
John Bridgeman prefiere, por su lado, tomárselo a risa. Desde su casa, frente a la iglesia de St Nicholas, este hombre de 63 años no se cansa jamás de ver a estos «grupos de jóvenes que con sus lámparas de bolsillo van y vienen, preguntándose por qué nunca ven a ningún fantasma…»