Creadas como centros de contracultura y experimentación artística en los años 60 y convertidas en templos de la música «tecno» en los 90, la evolución de las discotecas y su estrecha relación con el diseño y la moda centran una exposición que acoge hasta el próximo 5 de mayo el museo ADAM de Bruselas.
La muestra, organizada en colaboración con el museo Vitra Design en Alemania, pasa revista a la historia de estos locales de ocio y su influencia en la cultura contemporánea a través de fotografías, muebles y otros objetos de más de una treintena de «night clubs» en Europa y Estados Unidos, muchos de ellos icónicos, como el «Studio 54» en Nueva York o «La Hacienda» en Manchester.
Según Katarina Serulus, una de las comisarias de «Night Fever- Historia del Diseño de la Cultura del Club» la exposición rinde homenaje al pensamiento radical que gestó la cultura de las discotecas y a la manera en que estos locales han influido en la vida social y las subculturas.
Entre las piezas más interesantes incluidas en la muestra Serulus menciona las creaciones del diseñador belga Walter Van Beirendonck, que durante los 80 fueron sinónimo de la música «New Beat» en Bélgica y convirtieron a quienes seguían esa moda en «codiseñadores de la vida nocturna».
Todo comenzó en los años sesenta: con la difusión de la música pop y rock nace la «cultura juvenil» y la discoteca pasa a ser el lugar de ocio de los jóvenes.
En Italia, coincidiendo con el espíritu revolucionario de mayo del 68, jóvenes arquitectos crearon el movimiento «diseño radical», que convirtió las discotecas en lugares de experimentación donde poner en práctica sus creativas ideas.
Uno de los ejemplos más representativos fue la discoteca «Space Electronic», construida en Florencia en 1969 por el colectivo de diseño radical Gruppo 9999, en un antiguo taller de reparación de motores.
La decoración interior incluía tambores de lavadoras, neveras y un gigantesco paracaídas suspendido del techo y su programa de actividades ofrecía música, proyecciones, obras de teatro, una escuela de arquitectura y un huerto en plena pista de baile.
En la década de los 70 las discotecas, instaladas en antiguos teatros y cines, se impusieron como institución de la vida nocturna, asumieron un papel social más relevante, se transformaron en el lugar de quienes querían darse a conocer y en el escaparate de la moda de la calle.
La música disco, vinculada en su origen a la cultura gay, pasó a estar omnipresente.
De esa época data el «Yellow Submarine», creado en Munich (Alemania) en 1971, un edificio en forma de cápsula de acero de tres pisos, rodeado de un estanque con 600.000 litros de agua salada donde nadaban tiburones, que los clientes podían contemplar a través de ventanas de cristal antibalas.
El «Studio 54», una de las discotecas más célebres de todos los tiempos, se fundó en 1977 en Nueva York, época en la que el culto mediático rodeaba a las personalidades del cine, de la música y del deporte, algunos de los clientes habituales de este local, entre los que figuraban Andy Warhol o Grace Jones.
En los años 80, la música «house» sustituyó al fenómeno «disco» y, en comunión con el nuevo ambiente post-industrial de la época, las discotecas pasaron a ubicarse en almacenes y naves industriales.
De aquellos tiempos destaca «La Hacienda», creada en Manchester en 1982 por los dueños del sello «Factory Records» y los miembros del grupo New Order, un garito que fue el epicentro de la cultura «rave» en el Reino Unido y del «acid house», famoso por el consumo habitual de éxtasis entre sus clientes.
Desde los años 90 y en el siglo XXI el «tecno» se ha mantenido como último movimiento musical y ha definido la cultura de los clubs de todo el mundo.
Algunas discotecas y las fiestas «tecno» se han erigido como marcas y son polos de atracción de turistas, mientras que los DJ más reputados tienen la categoría de estrellas.
En los últimos años otras alternativas de ocio, incluidas las plataformas digitales o los festivales de música, han robado protagonismo a las discotecas y han obligado a echar el cierre a muchas de ellas.
Pero aún hoy los diseñadores y arquitectos se siguen inspirando de la historia del «night club» para desarrollar conceptos como los sistemas de sonido móviles o los locales de ocio efímeros.
La exposición se completará el próximo marzo con una muestra sobre el grafismo de la noche en Bélgica y un fin de semana en abril de proyección de películas y documentales.