Salud

Vacunados vs. no vacunados: así son los síntomas de covid en cada uno

Los síntomas de coronavirus varían entre los vacunados y los que no. Entre los inmunizados, por ejemplo, rara vez hay dificultad respiratoria y tos persistente. Presentamos las diferencias

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AFP

Ya se sabe que estar vacunados contra el coronavirus no impide el contagio pero sí que reduce los síntomas de forma importante y la posibilidad de complicaciones. En síntesis: una persona no inmunizada tiene muchos más chances de complicarse o morir por covid-19 que una que ha cumplido con su esquema de vacunación completo.

Los síntomas entre unos y otros varían. La tos persistente, por ejemplo, es rara en personas con sus vacunas completas y que han alcanzado la inmunidad total después de 14 días del pinchazo. La app Zoe Covid Study identificó los nuevos síntomas y el portal informativo Antena3 los comparó entre inmunizados con dos dosis, con solo una y con los que no se han puesto nada.

Otro punto a considerar es que con la aparición de las nuevas variantes, también han variado los síntomas generales. Por ejemplo, antes el dolor de cabeza era poco frecuente. Ya no. Ahora es el síntoma principal, incluso por encima de la tos.

vacunados
Foto Tuwaedaniya MERINGING / AFP

A continuación las señales de alerta según el nivel de vacunación de las personas:

Con una y dos dosis

Si se contagian con Sars-CoV-2, las personas que han cumplido con su esquema completo de inmunización suelen estornudar con más frecuencia que las demás. A cambio, tosen mucho menos.

También pueden presentar dolor de cabeza y de garganta, mucosidad y pérdida de olfato. Sin embargo, la sintomatología suele ser leve y solo necesitan aislarse en sus hogares, siendo monitoreados a distancia por personal sanitario.

Los síntomas más usuales de quienes llevan su esquema de vacunación por la mitad, o sea con una sola dosis, son los mismos que el grupo anterior, pero sumándole tos persistente.

Sin vacuna

Los síntomas de coronavirus para quienes no han recibido ninguna vacuna son dolor de cabeza y garganta, nariz que moquea frecuentemente, fiebre, tos persistente, pérdida de olfato y dificultad para respirar.

Este último síntoma puede agravarse y bajar la saturación de oxígeno del paciente de tal manera que requiera hospitalización o terapia intensiva.

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