Venezuela

Venezuela, el vecino problemático

La inmigración venezolana se ha convertido en un inmenso dolor de cabeza para sus vecinos. Una oleada de jóvenes sale del país con sus sueños postergados, esperando concretar en otros suelos el futuro esperanzador que la llamada Revolución Bolivariana les expropió.

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Durante la República Civil, como algunos politólogos llaman al período histórico comprendido entre 1959 y 1998, Venezuela fue fundamentalmente un país receptor de emigrantes; con la llegada de Hugo Chávez y su República Militar, el panorama cambió.

Pero la primera emigración masiva hacia Venezuela ocurrió durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Froilán José Ramos Rodríguez, Investigador de la Universidad Simón Bolívar, señala en su trabajo la inmigración en la Administración de Pérez Jiménez (1952-1958) que en el transcurso de esta gestión gubernamental se profundiza la atracción de inmigrantes europeos hacia la nación, a través de la política estatal de “puertas abiertas” y la promulgación de la Ley de Naturalización (1955), que permitió la entrada de miles de extranjeros al país, motivado por dos razones fundamentales: una, el elevado crecimiento de la economía nacional determinado por los altos ingresos petroleros; dos, por la escasez de oportunidades en sus patrias de origen”.

Comenta que de esta forma  desde el Estado, “se impulsó la llegada de grandes números de italianos, españoles, portugueses, entre otros, con la visión de incorporarlos en el proceso de modernización e industrialización de Venezuela”.

Ramos Rodríguez explica que en julio de 1958, se terminó la política de puertas abiertas. “La crisis económica de este año motivó una política más restrictiva al respecto. Hasta 1973, el promedio se estancó en 13.000 extranjeros al año. Pero, a partir de 1973 – 74, gracias al boom petrolero y con la caída de la democracia en, prácticamente, toda Latinoamérica el saldo migratorio aumentó”.  Así, Venezuela, junto con México, “se convirtió en el refugio político de muchos latinoamericanos o en su nueva oportunidad, la esperanza frente a la pobreza y represión de sus países de origen”.

La emigración colombiana fue la más importante en número. El año pasado  el entonces Representante Permanente de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton aseguró que son «cinco millones y medio de colombianos que viven en Venezuela con todos los derechos de los venezolanos».

País de despedidas

Con la Revolución Bolivariana, Venezuela ha cambiado de país de bienvenidas a uno de despedidas. Basta ir al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, para presenciar las desgarradoras escenas de dolor tras la ruptura del núcleo familiar.

La llegada masiva de extranjeros trae grandes problemas para las naciones receptoras. Supone una sobrecarga en los servicios públicos, como en el área de salud. También conlleva a una competencia por los puestos de trabajo con los nacionales, con el problema añadido que el extranjero está dispuesto a trabajar por debajo del salario mínimo debido a su condición de ilegal.

Estas son parte de las preocupaciones que han expresado las autoridades del Norte de Santander, con la reciente reapertura de la frontera, que ha permitido el paso de gran cantidad de venezolanos. Algunos solo van a buscar comida, pero otros se quedan, por lo que Colombia ha instrumentado nuevos mecanismos de control migratorio.

El propio presidente de Colombia Juan Manuel Santos ha hablado sobre el tema y el 11 de agosto pasado señaló que se han presentado “problemas de invasiones” de venezolanos que entran a Colombia y no regresan.

Migración Colombia informó al diario La Opinión de Cúcuta que aproximadamente 54.000 venezolanos cruzan diariamente a ese país.  Algunos de ellos van por asistencia médica.

En el plano educativo, hay 1.500 niños que viven del lado venezolano y que estudian del lado colombiano, pero la creciente demanda ha obligado a instrumentar nuevas medidas. Por ejemplo,  la secretaría de Educación de Cúcuta  Indira Pérez, informó al referido medio que todo menor venezolano mayor de siete años, de padre y madre con nacionalidad de ese país que desee estudiar en Colombia, deberá tener una visa estudiantil para su matrícula en cualquier institución educativa en territorio nacional.

La demanda de servicios por venezolanos no solo es un problema para Colombia. En Brasil, la Secretaría estadal de Salud del estado de Roraima se reunió en julio con representantes del Consulado venezolano para abordarproblemas que van desde a dificultad con documentos, idiomas,   transporte y asistencia después del alta médica.  La secretaria de Salud adjunta, Betania Avelino, explicó al periódico Jornal Roraima Hoje, que espera que estas cuestiones sean discutidas y resueltas a través de la diplomacia.

En Aruba y Curazao,  la situación con la llegada de  venezolanos también ha sido complicada. A principios de agosto la Guardia Costera de Curazao interceptó a 20 venezolanos y un colombiano que se dirigían a la isla. Los Guardacostas informaron que llevaban consigo “una cantidad de cigarrillos, estimulantes sexuales, y un paquete de municiones”.

No obstante, Bert Koenders, ministro de relaciones exteriores de Holanda, dijo a mediados de julio al Curacao Chronicle que las medidas de control están funcionando y que por el momento no piensan imponer un requerimiento de visa para los turistas venezolanos.

Por su parte,  el ministro de Justicia de Curazao Nelson Navarro, explicó a ese periódico que se ha observado un incremento en la cantidad de venezolanos que llegan a la Isla, pero que no quieren devolverse.

El director del Cuerpo de Policía curazoleña, Albert Schoop, explicó al respecto que en la recepción de extranjeros “existen reglas para todas las nacionalidades, pero con los venezolanos se necesitan procedimientos más detallados”.

Como ejemplo señaló el retorno de 30 pasajeros que llegaron en un avión de Avior procedente de Valencia y que no tenían suficiente efectivo. Se les exige por lo menos llevar 1.000 dólares por una semana. Explicó que otra razón para la devolución es que las personas no puedan demostrar que tienen un lugar donde pernoctar durante su estadía.

Solicitan ayuda a presidente guyanés

Guyana es un país pequeño y con importantes cifras de pobreza, para su Gobierno y su pueblo  es inédito que los venezolanos crucen hacia el Esequibo en búsqueda de bienes esenciales.

Este mes el diario guyanés Caribbean News Now, publicó un reportaje sobre la cantidad de venezolanos que está cruzando y atraviesan por San Martín de Turumbán (estado Bolívar) “desesperados por alimentos”.

En ese sentido, las autoridades de Guyana están siendo implacables. Ese Gobierno exige una visa para que los venezolanos ingresen a esa nación y en estos momentos están extremando los controles para evitar el paso de venezolanos.

En el reportaje del medio guyanés un grupo de venezolanos, solicitaba  comprensión y la ayuda del presidente guyanés David Granger, para evitar se expulsados.

Venezuela, la nación pujante y el oasis para tantos extranjeros de mediados de los años 70, hoy luce distinta. Con una inflación de tres dígitos anuales y que según el economista venezolano Francisco Faraco, puede llegar este año a cuatro. Con los anaqueles vacíos y con un Gobierno que ha ido cerrando las alternativas de cambio democrático,  miles de sus ciudadanos se van a otros países, que resienten esa llegada no planificada  por lo que están extremando las medidas e incluso apelando a las deportaciones, para evitar las “invasiones”, como lo catalogó el presidente Santos.

Un flujo desmedido que como una hemorragia será muy difícil de contener, mientras que el actual régimen autoritario, en progresión hacia totalitarismo, siga gobernando a la nación que le dio libertad a gran parte del continente.

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