88,8 millones de espejitos
La “resistencia indígena”, por ejemplo, ya se hace imposible, pues nadie se resiste a una comisión de 88,8 millones de espejitos a cambio de unos contratos en el Metro
La “resistencia indígena”, por ejemplo, ya se hace imposible, pues nadie se resiste a una comisión de 88,8 millones de espejitos a cambio de unos contratos en el Metro
Decía el cacique eterno que los militantes de la revolución bolivariana son descendientes directos de Guaicaipuro, Tamanaco, Terepaima, Túpac Amaru y demás héroes indígenas que sacrificaron sus vidas en la lucha contra el oprobioso imperio español.
Sin embargo, debe reconocerse que los hijos superaron a los padres. Cuando se aprende de la experiencia, ya no hace falta andar tirando flechas. Los fieles herederos de aquella raza indómita comprendieron, cinco siglos más tarde, que en lugar de pelear, mejor es aliarse. El Dorado alcanza para todos.
Las últimas noticias publicadas en medios nacionales y extranjeros, dan muestra de este entendimiento histórico. Si en 1492 la cosa andaba muy mal, ahora todo andorra muy bien. En los orígenes de esta historia, la asesoría “oral” de un aborigen que indicaba dónde se hallaban escondidas las riquezas del territorio, apenas se pagaba con un espejito. En cambio, por esos mismos servicios, un nativo cobra actualmente hasta 83 millones de euros (que también se escribe con e de espejito).
Los procesos han ido evolucionando con el pasar de las centurias. Antes se hablaba de mestizaje, hoy se impone el blanqueo. Otras expresiones han caído en desuso. La “resistencia indígena”, por ejemplo, ya se hace imposible, pues nadie se resiste a una comisión de 88,8 millones de espejitos a cambio de unos contratos en el Metro.
Los estudiosos señalan que la historia se repite. Hace 523 años, salieron del Puerto de Palos tres carabelas rumbo al nuevo continente. En 2015, la Fiscalía investiga la compra de tres ferrys españoles que costaron unos cuantos palos a la nueva Venecia. Las averiguaciones de este caso tan solo comienzan, pero pocos esperan que generen resultados por una sencilla razón: con unos poderes públicos colonizados por un partido, seguramente el expediente caerá en manos de alguna tribu judicial.