Venezuela

Ni las plegarias de Semana Santa acabaron con las colas

A pesar de que los tres primeros días de Semana Santa fueron decretados feriado, para la mayoría de los venezolanos no representó un cambio en su rutina diaria. Las colas para comprar alimentos fueron un reflejo de ello.

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Las largas colas a las afueras de los supermercados El Patio, en los Palos Grandes; el Excelsior Gama, de Santa Eduvigis; el Central Madereinse en la avenida Victoria o de la avenida Sucre, en Catia: el Practimercado DíaDía de la avenida San Martín y el Plaza´s en Vista Alegre, los cuatro últimos ubicados en el municipio Libertador, al oeste caraqueño, fue la primera señal de que todo seguía más o menos igual.

La gente que se quedó en la ciudad pasa los días santos como cualquier otro: comprando los bienes básicos que cada vez se consiguen con menos frecuencia. Ni el inclemente sol de la temporada los ahuyenta de su propósito. Hay que comprar a como dé lugar  y ahora con mayor razón, antes que el gobierno termine de ajustar los precios de los bienes que permanecen regulados y que resultan extremadamente baratos en medio de una voraz inflación.

Una persona de la tercera edad que este martes hizo su cola en el supermercado Unicasa, ubicado en el Centro Uslar, en Montalbán, tuvo que devolver el kilo de arroz que había tomado porque el dinero no le alcanzaba para pagar. Desconocía que había aumentado su precio, pero la presentación que encontró era aún más cara, ya que no era la regulada que desde la semana pasada tiene al precio de 120 bolívares el kilo. La que se vendía tenía marcado 285 bolívares.

Así como las calles lucen con la normalidad de un día laborable, los comercios en general tenían abiertas sus puertas al público, constató El Estímulo en un recorrido. Algunas ferreterías, tiendas de ropa y calzados y peluquerías atendían a la clientela en zonas populares del oeste de la ciudad. Del otro lado, el panorama no era muy diferente, bodegones con sus exquisiteces y hasta locales que venden repuestos de automóviles levantaron sus santamarías lunes y martes.

Pocas ferreterías estaban cerradas, al igual que una que otra quincalla. Los locales de encomiendas, de distintas franquicias, no abrieron. Las ventas de cerámica de la avenida San Martín y algunos establecimientos de ventas de muebles no despacharon.

Esta Semana Mayor no hubo Ley Seca, por lo que las licorerías expendían sus bebidas con toda normalidad. Los bancos trabajaron en su horario regular por decisión de última hora de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario y las colas en los cajeros automáticos eran largas, como ya se ha hecho costumbre en tiempos de pérdida de valor de la moneda, en los que el billete de 100 bolívares es el de más alta denominación y no compra ni un pan canilla (110 bolívares).

Una señora entró a una panadería con la intención de comprar leche pasteurizada, pero al ver la enorme cola que había para pagar, se marchó sin el producto.

Algunos locales notificaban que trabajarían hasta este martes, otros hasta el mediodía del miércoles santo.

El jueves y viernes abrirán ciertas panaderías y centros comerciales que tienen otra dinámica de trabajo. Las grandes cadenas de supermercados abrirán hasta el mediodía del jueves para reanudar actividades el fin de semana.

Los venezolanos continuaron con su rutina, la que probablemente será interrumpida por los devotos -aunque sea por un rato- para atender el calendario litúrgico desde mañana y hasta el Domingo de Resurrección.

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