Un penitente que cargaba su cruz de madera encabezaba el desfile que arrastró a decenas de miles de venezolanos hasta el centro de la capital. Los peregrinos siguieron al Jesucristo vestido de morado por varias cuadras. Cruzó la avenida Baralt, atravesó la plaza O’Leary y se devolvió a la iglesia.
Organizaciones religiosas y cuerpos de seguridad del Estado se turnaron la carga del pesado altar hasta las 7:30 de la noche, hora a la que tocó tierra.
Una peregrina ofreció la promesa de ir descalza este año
Una monaguilla se asomó impaciente al ver que la procesión no salía
Un monaguillo cuidaba que la cera de su vela no le chorreara sobre sus manos
Los integrantes de la Cofradía de Cargadores del Nazareno de San Pablo fueron los primeros en cargar el altar
Una señora intentaba fotografiar al Nazareno en la multitud
Piadosas formaban parte del desfile religioso
Una niña con quemadas en la cara caminaba junto a su abuela
El señor Muñoz, de 95 años, es el miembro más anciano de la Cofradía de Cargadores del Nazareno de San Pablo
El altar dejó atrás el edificio administrativo de la Asamblea Nacional
Vecinos de la avenida Baralt se asomaron por sus balcones para ver al Nazareno pasar
La Policía Nacional Bolivariana (PNB) fue uno de los cuerpos de seguridad que cargó el altar
A pesar de que las velas están prohibidas en la procesión, algunos peregrinos compraron a los buhoneros
El Nazareno atravesó la plaza O’Leary, repleta de peregrinos