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Hueles a nardos y eucaliptos
A caldo de basura revuelta en las aceras
Hueles a perro caliente con todo
Cebolla repollo queso y las tres salsas
A humo áspero desde tu montaña
Eres piel picante por el sol fogoso
Carnes pegostosas apretujadas en el vagón
Eres abrazos que desarman
Labios húmedos cómplices y dedos sobre recovecos conocidos
Eres cañón de hierro helado sobre el costado
Suenas a alboroto de guacamayas
A silbido de balas entre callejones y escaleras
Suenas a donde se puede vivir una vida feliz
Donde provoca cantar aunque el cielo esté gris
A plomo revienta y nadie se alarma más de la cuenta
Eres caminata bajo la lluvia vespertina
Miedo estremecedor a las calles vacías
Eres tardes que se van en colores
Naranja azul violeta verde
Panzas infladas de niños con las entrañas vacías
Sabes a sopa de pollo con cilantro picadito
A pan caliente después de la cola para comprarlo
Sabes a golfeado meloso
Melao de papelón y queso telita
A nevera vacía
La de las calles
El Ávila
Los cielos
La mía:
Caracas.














