Hay que mirar el horizonte
Quien no mira al horizonte, perdido en los detalles, enceguece viendo el problema. El horizonte muestra caminos, invita a andar y ayuda a conservar el rumbo.
Quien no mira al horizonte, perdido en los detalles, enceguece viendo el problema. El horizonte muestra caminos, invita a andar y ayuda a conservar el rumbo.
En días pasados, una sana iniciativa del Grupo Venezolano en Parlatino, nos invitó a escuchar al Nuncio de Su Santidad y al Embajador alemán. El primero nos platicó acerca de la mediación vaticana en conflictos internacionales y la diplomacia de la misericordia. El segundo sobre la experiencia de la reunificación alemana. Oírlos fue valioso por el contenido, por la solidez de los expositores y por la autoridad de lo que representan.
La Santa Sede es una referencia ética indiscutible en el mundo contemporáneo, ahora reforzada por el vigor que el pontificado de Francisco le ha dado. Alemania es una gran nación de rica historia, cuyas vivencias mucho le han enseñado, hasta convertirla en una de las democracias más vitales e influyentes del planeta. Buena idea del joven presidente de esa instancia parlamentaria, el diputado guayanés Angel Medina.
En su intervención, Monseñor Giordano, un piamontés de fina inteligencia guiada al servicio por valores, invitó a poner la vista en el horizonte, a no dejarnos atrapar por el inmediatismo.
La coyuntura, por más abrumadora que parezca o que sea, nunca es toda la realidad. Si nos acercamos demasiado a ella, ni siquiera a ella la vemos tal como es, se nos oscurece y se nos torna borrosa. En cambio, si la alejamos un poco, al intentar visualizarla con el horizonte como fondo, podremos apreciarla en su contexto. Primero en su magnitud real, pero también como parte de un todo más amplio y, al final, se nos harán más nítidos sus detalles.
La figura usada vale para juzgar con mente clara la cuestión del diálogo, que no es dilema, pues es una posibilidad de la política y no su sustituto. El diálogo no exime al gobierno de su deber de gobernar, que no está cumpliendo. Ni a la alternativa democrática unitaria de su deber de viabilizar el cambio que ha prometido, y que ha de cumplir cada vez con más eficacia.
Ver el horizonte ubica y hace la decisión menos difícil.
¿Cuál es el horizonte del Gobierno? ¿Cuál el de la MUD? Así sabremos qué puede buscar cada uno en un diálogo y cuanto podemos avanzar, estancarnos o retroceder en nuestros objetivos. No es dialogar por dialogar. Es saber por qué, para qué y qué se dialoga. Lo que quiere la Unidad es claro, cambiar este gobierno y este modo de gobernar, en paz, democracia y pronto. ¿Qué quiere el gobierno, aparte de seguir?